Capítulo 36.-Antigua hasta los cimientos.-

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Narrador omnisciente.

Los meses pasaban con rapidez igual a los ataques del bando opuesto. Dragonstone estaba lleno de los abanderados de Cregan, Alyrya por su avanzado embarazo apenas podía montar a Atticus. Daemon no intentó volver a arreglar sus problemas por lo de Helaena. La muerte de la misma niña hace unos días había terminado con la relación de hermandad que tenían. Aunque estaba presente por su embarazo ya que, creía que los niños eran de él, Rhaenyra caía cada día en la locura extrema. Ordenando ataques sin cesar, hace unos días había ordenado que los bastardos de todo Westeros sean asesinados porque ella creía que eran traidores por el simple hecho de nacer fuera del matrimonio. Lo que era hipócrita para Alyrya, tuvieron una pelea que las llevó a darse cachetadas, aún así, Alyrya es fiel. Fiel al deseo de su hermano. Fiel a su sobrina y única reina. Habían pasado ocho meses exactamente, ocho meses en que su relación con Aelor fue mejorando. Los efectos de aquel hechizo se habían ido, ahora sólo quedaba el amor que siempre se tuvieron, pero el príncipe no se perdonaba con facilidad, tampoco Daemon. Él no creía que había ningún hechizo, simplemente era su hermano siendo un traidor.

-¿Princesa?-La voz de Cregan la despierta de su trance, estaba observando el patio.

-Cregan.-Lo saluda mientras se da la vuelta para verlo sin dejar de acariciar su enorme panza.-¿Sucede algo?

-Quería estar seguro de tu orden.-Advierte en desacuerdo.

-Yo estoy segura. ¿Tienes alguna duda, Stark?-Pregunta con dureza.

-En lo absoluto, princesa. Mis hombres están listos para entregar los suministros. ¿Cree que la reina esté de acuerdo?-

-Sí.-Afirma.-Rhaenyra sabe que esto mejorará su imagen pública. Debemos tener a los aldeanos de nuestro lado.-

-No dudo de tu capacidad, Alyrya.-Se sincera Cregan.-Pero luego de lo de los bastardos no creo que sea prudente.-

-Sé que ha sido duro. Estamos perdiendo, por los dioses. Pero no puedo montarme en Atticus y quemar vivos a los Hightower.-Se altera notoriamente.-No puedo ocuparme sola, Cregan. Sir Christopher aún no vuelve y necesito que me ayudes en esto.

-No te alteres. No es bueno para los bebés, Alyrya.-

-Bueno para los bebés.-Repite con ironía.-Una guerra no es buena para nadie, estoy imposibilitada y no puedo hacer nada. ¡Estoy frustrada! No alterada.-Aclara.

-Tranquila. Yo me ocupo del resto. ¿Sí?-

-Mjm.

Cregan sale dejandola sola, ella respira intentando calmarse, su panza apenas le permitía dormir sin sentir patadas. Decide salir de su habitación bajando tranquila intentando no resbalarse, suspira viendo a toda la gente en su salón. Creando estrategias o usando las que ella creó. Pero se siente inútil. Maldice su útero y el pene de Aemond por milésima vez en ese día, pero se siente agradecida por portar bebés sanos según el maestre.

-Mano.-Todos paran de hablar y hacen una reverencia.-¿Desea algo?-Pregunta un abanderado de Stark.

-Presenciar la reunión.-Anuncia mientras se sienta en la silla que el mismo abanderado le ofrece.-¿Qué tienen?-

-El rey consorte ordenó tomar King's Landing en una semana, preparamos a los hombres y las armas.-

-¿Una semana? No. Esperarán a que yo escupa a estos bebés de mi vagina e iré a la guerra.-

-Mi señora.-Susurra el hombre con algo de temor.-El rey consorte...-

-Consorte. Muy bien lo ha dicho. Hablaré con la reina Rhaenyra y se hará lo que yo digo. No me quedaré aquí mientras ustedes pelean nuestra causa. ¿Comprenden?-

La bastarda roja ||Versión Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora