Capítulo 37.-Nunca Sabrá.-

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Narrador omnisciente.

Alyrya volvía en Atticus con una felicidad que desbordaba de su pecho. Se sentía liberada. Había vengado a Viserya, pero al bajar a Dragonstone vio a Daemon esperándola en la entrada, entonces supo que había colmado el límite de su hermano y eso que dicho límite era amplio.

-¿Qué fue lo que hiciste, Bastarda?-Reclama con enojo mientras ella baja de Atticus.

-¿Vengar a mi niña?-Inquiere ella con cinismo y cansancio.

-¿Tú niña? Era nuestra.-

-No estás furioso de que lo haya hecho, te enfurece que haya ido sola. Eres fantástico en verdad.-Se burla Alyrya.

-Me correspondía también.-Gruñe igual que Caraxes.-Era mi hija y tú... Rhaenyra no está contenta.-

-¿Y yo Qué? ¿Era tu hija? Te recuerdo que la crié sola.-Ahora es su momento de reclamar.-¿Si tu rompes las reglas y eres un héroe pero si yo lo hago soy la villana? Eso no es justo, Hermano. Tú la abandonaste cuando crecía en mi vientre ahora no te hagas el padre dolido, Daemon. No eres un padre, eres una mierda y estos bebés serán abandonados al igual que Viserya porque sólo te interesas por ti mismo. Si fuese hombre esto se me perdonaría por el simple hecho de tener Verga. ¡Permiso!-Exclama con una sonrisa mientras pasa por su lado.-Lo que hay que oír, por los dioses. AGH.-suspira parando su caminata un líquido frío baja por sus piernas.

-¿Alyrya?-Inquiere Daemon al ver que se quedó estática, camina hacia ella.

-Los bebés vienen.-Una sonrisa se asoma por su boca, pero es reemplazado por una mueca de dolor. Su vagina se extendía como en otras ocasiones, esta vez era un dolor bastante más agudo.-Ya vienen.-La sonrisa vuelve a ella.

-Déjame ayudarte.-Pide tomando su brazo para ayudarla a caminar.

-No te quiero a ti. Quiero a Aelor.-Refuta empujando levemente su cuerpo para empezar a caminar.

Se toma de la barandilla de las escaleras con fuerza, dando un gemido sonoro pero se recupera de inmediato y camina hacia su habitación, cojeando por el liquido de la bolsa rota que sigue escurriendo, logra llegar y abrir la puerta para encontrarse a su esposo sentando en la cama leyendo un libro, al verla, cierra rápidamente la tapa y se levanta para ayudarla.

-Rojita ¿Estás bien?-Pregunta mientras la ayuda a sentarse en la cama, ella abre las piernas suspirando.-¿Qué debo hacer?-

-Llama al maestre, los bebés vienen.-Le medio grita por el dolor.-Y vuelve aquí. Estarás presente porque te arrancaré los ojos si no es así. ¿Comprendes? No permitas que Daemon entre.-

Aelor obedece con algo de temor por la amenaza. Alyrya se quita las botas cuando su esposo abandona la habitación, dando un suspiro mientras se acaricia la panza que no para de moverse.

-Por favor, no me hagan sufrir.-Suplica pero sus palabras son ignoradas cuando una contracción la obliga a pujar.

-Mi señora.-Una voz femenina llega. Lyna, una dama de compañía.-Permitame ponerla cómoda.-No espera respuesta y busca su camisón de lino, se acerca y hábilmente le quita el vestido para reemplazarlo por el camisón.-¿Necesita algo, princesa?-

-Toma mi mano.-Pide limpiandose el sudor que había llegado sin avisar a su frente.

Lyna obedece, Alyrya aprieta con fuerza mientras sus dientes crujen, casi rompiendose por la gran fuerza de su mandíbula.

-¡Ay!-Solloza.-No puedo.-Murmura dejando de pujar.

-Permitame.-Lyna suelta su mano para correr a ponerse entre sus piernas.-¡Veo la cabeza!-Anticipa con felicidad.-El bebé viene bien, princesa. Sólo puje.-Le ordena determinante.

La bastarda roja ||Versión Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora