Capítulo quince

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Capítulo quince: Regreso

El entrecejo de Tōru se arrugó al mirar alrededor y darse cuenta de un pequeño detalle.

Iwaizumi no estaba por ningún lado.

Intentó no mostrar mucha sorpresa o curiosidad por aquello, después de todo él no solía darse cuenta de esos pequeños detalles, pero por alguna razón la presencia de Iwaizumi era bastante perceptible para él por lo que no tardó en darse cuenta que el moreno no se hallaba en el lugar a los pocos segundos de adentrarse al gimnasio.

Dejó caer su mochila a un lado de la banca en donde se encontraba Yamaguchi, quién al verle le saludó con la mano y una enorme sonrisa en el rostro.

— Hey, Tōru. — El pecoso observó detrás de Oikawa como si buscara algo, Tōru suspiró con pesadez.

— Si buscas a Iwaizumi, yo tampoco sé dónde está.

— ¿No lo sabes? — El más bajo llevó una mano a su mentón pensando en la situación. Tōru solo se mantuvo en silencio mientras ataba correctamente los cordones de sus zapatos. — Es raro, Iwaizumi no falta nunca al gimnasio.

— Ahora ves que sí lo hace. — Oikawa comenzó a estirarse un poco. — Oye, Yams.

— ¿Qué pasa?

— ¿Quieres ir por un helado después de entrenar?

Los ojos de Yamaguchi brillaron por un momento, después asintió con entusiasmo. Tōru rio dirigiéndose a buscar lo que necesitaría para comenzar con sus ejercicios.
Yamaguchi continuó en el mismo sitio observando al castaño desde unos metros; sin embargo, su semblante lleno de felicidad cambió por uno un poco más serio mientras continuaba analizando la situación.

No era tan tonto como para no haberse dado cuenta que Iwaizumi definitivamente iba detrás de su amigo. Oikawa no era muy hablador con algunas cosas de su vida personal, una de ellas era su vida amorosa, quizá solo sabía lo básico, pero después de eso no tenía idea de qué era lo que Oikawa aspiraba a tener en una relación. Aun así, estaba de cierta manera preocupado por la ausencia tan repentina del moreno, pensó que tal vez Iwaizumi le informaría algo a Oikawa, pero si lo pensaba más a detalle, la relación de ellos dos no estaba en su mejor momento. Desde unos metros podía observar el rostro lleno de preocupación e inquietud que tenía Tōru mientras se ejercitaba, y aunque no fuera exactamente por el moreno, sabía que algo le estaba molestando al castaño.

— Escuché de unos idiotas que Daishō intentó golpear a Oikawa.

Yamaguchi se sobresaltó y giró con rapidez hacia su izquierda encontrándose con Tsukishima quién se estaba colocando sus zapatos.

— ¿Qué? ¿Hablas en serio? — El rubio asintió. — ¿Cómo pasó?

— Pues Oikawa decidió ducharse aquí y las cosas no salieron del todo bien. — Yamaguchi arrugó el entrecejo con evidente molestia.

— De verdad detesto que no haya división en los baños.

— No eres el único. — Tsukishima mostró una expresión de desagrado mientras señalaba hacia los baños. — Creo que el dueño de este sitio lo hizo a propósito, es decir... ¿Cómo diablos crees que es buena idea que alfas y omegas se duchen en el mismo sitio?

El pecoso asintió de acuerdo, momentos después giró su rostro para observar a Oikawa quién continuaba con el mismo ejercicio. A veces le preocupaba mucho su amigo, Oikawa no era un sujeto poco llamativo, al contrario. Él mismo había sido testigo de las muchas personas que se habían acercado al castaño con el objetivo de crear una amistad o directamente a coquetearle, pero todos habían resultado rechazados. Uno de esos rechazados había sido Daishō, quién tras insistir por tanto tiempo se cansó y creyó que la mejor manera de demostrar su dolido orgullo era haciendo la vida de Oikawa imposible.

— Oh, es cierto. — Yamaguchi miró a Tsukishima una vez más. — Iwaizumi lo ayudó cuando sucedió eso, al parecer amenazó a Daishō con golpearlo hasta morir.

— Gracias al cielo.

Yamaguchi aún mantenía sus esperanzas por una posible relación entre su castaño amigo y aquel moreno, pero la situación actual parecía no estar jugando a favor de ambos. Ignorando si se podría o no dar una relación, al pecoso le preocupaba que la bonita relación de aquellos dos desapareciera de un día a otro. Quería hacer algo, pero estaba seguro de que si lo intentaba sería detenido por su pareja quien mantenía su discurso de: "si el destino no lo quiere, no será".

 Quería hacer algo, pero estaba seguro de que si lo intentaba sería detenido por su pareja quien mantenía su discurso de: "si el destino no lo quiere, no será"

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— ¡Tōru~!

Oikawa se giró al escuchar su nombre, una sonrisa apareció en su rostro al observar a un chico de albinos cabellos comenzar a correr hacia él. Una vez estuvieron cerca, el más bajo no dudó en abalanzarse sobre su amigo de infancia en un fuerte abrazo.

— ¡No sabes cuánto te eché de menos!

— También te extrañé, Suga. — Tōru rio palmeando la espalda del contrario. — ¿Tienes hambre? Te llevaré a comer algo.

— Parece que aún sigues siendo el amigo adinerado. — Comentó Sugawara mientras codeaba al castaño. Tōru sonrió guiñándole el ojo con una expresión coqueta. — Y el mismo galán de nacimiento también.

Oikawa estiró su brazo izquierdo tomando la maleta que llevaba su amigo, su brazo libre lo pasó por los hombros ajenos acercando al otro a su cuerpo. No estaba de más decir que la relación y afecto que ellos tenían no podía ser descrita con exactitud.

Sugawara era el amigo de infancia de Tōru, ambos se habían conocido en el jardín de niños y desde entonces se habían vuelto inseparables. Sin embargo, antes de que fuera hora de la presentación de Oikawa, su fiel amigo debió marcharse al extranjero por órdenes de sus padres.
Tōru deseó que el albino estuviera ahí para aquel momento tan importante y lo deseó aún más cuando la vida le enseñó su peor versión. Después de tantos años desde que Sugawara se había marchado finalmente había vuelto al lado de Tōru tras concluir con sus estudios y ambos no podían estar más emocionados que nunca.

Sugawara era quizá la única persona que continuó a su lado después de todo lo que sucedió. Tras ambos cumplir catorce años él se las ingenió para encontrar las redes sociales de Tōru volviendo a tener comunicación y cuando Oikawa lo puso al día sobre su vida y todo lo difícil que había pasado Kōshi dijo con su mejor sonrisa: "¡Mira el lado bueno, Tōru! ¡Seguimos siendo compañeros de equipo!

Por eso él era con seguridad, la persona favorita y más importante para Oikawa.

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