Capítulo veintiuno

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Capítulo veintiuno: Oportunidad

Oikawa observó a su alrededor con detalle, desde fuera la casa de Iwaizumi parecía más pequeña que la suya; sin embargo, por dentro esta se veía espaciosa, además debía resaltar el orden y buen aroma que allí había, era un lugar agradable.

— Ponte cómodo. — Iwaizumi tomó las cosas del castaño para ir a dejarlas a su habitación, por otro lado, Tōru tomó asiento en uno de los sofás esperando a que el moreno volviera y cuando este lo hizo, se puso nuevamente en pie acompañando al azabache a la cocina.

— ¿Puedo ayudar en algo? — Se ofreció Tōru, Iwaizumi le miró por unos segundos antes de sonreír y asentir.

— Ayúdame a preparar las verduras.

Oikawa asintió notando al contrario abrir el refrigerador y sacar de este unos cuantos vegetales que él tomó y llevó hasta el lavabo para limpiarlos antes de empezar a picarlos.

— ¿Qué planeas hacer? — Preguntó Oikawa, Iwaizumi detuvo sus movimientos para mirarle.

— Es una sorpresa. — Tōru negó sonriente y poco después terminó de preparar los vegetales. Iwaizumi se acercó a su lado y colocó las verduras picadas sobre un plato dándole forma con un molde, Oikawa elevó una ceja con curiosidad. — Ayúdame a colocar la mesa, pronto terminaré aquí.

— En seguida.

Tōru cumplió con lo pedido, llevó los platos y vasos a la mesa acomodándolos antes de elevar la mirada y observar desde su sitio al moreno quien seguía frente a la cocina terminando de preparar algo.
Iwaizumi parecía realmente concentrado en su trabajo, Oikawa no pudo evitar sonreír al analizarle: su postura firme, las mangas largas de su camisa recogidas hasta sus antebrazos permitiendo ver unas cuantas venas que viajaban hasta sus manos y se resaltaban cada que hacía fuerza.

"¿Qué diablos significa esto, Tōru?"

Oikawa se giró dándole la espalda al moreno mientras la sonrisa en su rostro se borraba. Si bien le había prometido a Suga que lo intentaría, no podía evitar sentirse inseguro.
¿Qué sucedería si las cosas salían mal?
El castaño mordió su labio ante el nerviosismo que le invadió de repente; sin embargo, las palabras de Sugawara seguían yendo de un lado a otro dentro de su mente.

No podía continuar de esa manera por el resto de su vida y, si Tōru veía el lado bueno de toda aquella situación, ¿no era esta la primera vez que se interesaba de cierta forma en alguien más?

Una vez más, Oikawa volvió a girarse para observar a Iwaizumi que se encontraba colocando lo que preparó sobre un plato. No podía evitar sobre analizar todo debido a aquella inseguridad que le atormentaba.
¿Iwaizumi sería capaz de aceptarle totalmente? ¿Qué le aseguraba que no lo dejaría o se aburriría de él? Y si todo salía mal ¿Qué pasaría con su amistad?
Eran demasiadas preguntas y ninguna de ellas podía ser respondida si decidía no avanzar.

— Por el amor a dios. — Oikawa suspiró llevando una mano a su frente debido a un dolor repentino que se apoderó de su cabeza. — Esto es demasiado agotador y ni siquiera he aceptado.

— ¿Qué cosa es agotadora?

Tōru se sorprendió al encontrarse a Iwaizumi a su lado terminando de colocar lo que faltaba.

— Oh... No es nada, solo pensaba en voz alta. — Respondió Oikawa ayudando a Iwaizumi antes de tomar asiento los dos. — Se ve delicioso.

— Pruébalo, que se vea bueno no significa que su sabor sea igual. — Comentó el moreno, Oikawa asintió sonriente y llevó a su boca un trozo de la carne que había preparado Iwaizumi.

Tōru elevó la mirada para ver al azabache con sorpresa, este le devolvió la mirada con algo de confusión.

— ¿No te gustó? — Preguntó Iwaizumi, Oikawa negó.

— No es eso, es que... Sabe demasiado bien. — Hajime suspiró con alivio antes de reír.

— Me alegra que te guste.

La cena continuó con normalidad, Oikawa no dejó de resaltar cada que podía la buena cuchara que el moreno tenía, haciendo bromas tales como contratarlo para ser su cocinero personal.
Al terminar, los dos recogieron y lavaron todo agradeciendo por la deliciosa cena que habían compartido.

— Oye, Iwaizumi. — Tōru tomó asiento en un sofá al lado del moreno. — Quería hablar de algo contigo.

— Te escucho. — Iwaizumi observó a Oikawa quién parecía estar buscando las palabras para decir aquello que quería; sin embargo, entre más segundos pasaban, más dudoso se veía el castaño. — Tōru, lo que sea que vayas a decirme, no temas.

— No es tan fácil. — Respondió el castaño. — Es solo que... No sé cómo hacerlo.

— Di lo primero que llegue a tu cabeza. — Aconsejó el moreno con obviedad, Tōru rio nervioso.

— ¿Eso estará bien? — Oikawa tiró de sus cabellos hacia atrás antes de suspirar fuertemente y mirar a Iwaizumi haciendo al moreno sentir un escalofrío ante la intensa mirada de Tōru sobre él.

— Sí... Estará bien. — Iwaizumi se vio hipnotizado por los ojos ajenos, pero tras unos segundos recobró la compostura.

— La otra vez... Tú dijiste que estabas interesado en mí ¿Cierto? — Preguntó Oikawa, el moreno asintió confirmando aquello. — Yo quisiera saber si... Todavía sigues interesado.

Iwaizumi detuvo los movimientos de sus dedos que golpeaban con nerviosismo una de sus piernas ante la angustia de qué diría el castaño. Su mirada se mantuvo sobre Tōru por unos segundos antes de sonreír y asentir.

— Así es, Tōru... Te dije que te esperaría. — El castaño rascó su nuca apenado soltando una risilla, Hajime elevó una ceja. — Pero qué quieres decir con eso, para qué quieres saber si continúo interesado en ti.

Oikawa apretó sus labios y bajó la mirada, era ahora o nunca, su respuesta podría cambiarlo todo o mantener las cosas igual, una opción era arriesgada y la otra no.
Sin embargo, se negaba a ser un cobarde como su familia, aunque tuviera que perder ese vínculo que había formado con el moreno, no sería un miedoso.

— Iwaizumi, yo... Estoy dispuesto a intentar tener algo más entre nosotros. — Pronunció Tōru finalmente. — ¿Qué hay de ti?

Iwaizumi abrió sus ojos con sorpresa al escuchar las palabras del castaño, debía tener una expresión divertida y estúpida en su rostro debido a lo inesperada que había sido aquella confesión.
¿Realmente tendría una oportunidad con Tōru?

— Por supuesto, Tōru. — No dudó en responder. Nunca lo haría.

Oikawa suspiró aliviado al escuchar la respuesta que el azabache le dio. Al menos por ahora podía sentirse más tranquilo, había quitado un peso de encima suyo.

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