Capítulo treinta

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Capítulo treinta: Errar

Iwaizumi dejó las llaves de su casa sobre la mesa, su diestra tomaba la mano de Tōru quien le seguía a su lado sin apartarse de su agarre. Después de salir del trabajo ambos estuvieron de acuerdo en cenar en casa del moreno quién se ofreció a prepararle una deliciosa cena al castaño.
Oikawa por supuesto estaba agradecido por ello, además, para nadie era mentira de que el más alto amaba la manera en que el azabache cocinaba, tenía un gran talento para ello.

— ¿Necesitas ayuda con algo? — Preguntó Tōru, Iwaizumi le miró antes de acercarse y depositar un corto beso en su mejilla, provocando un ligero sonrojo en el rostro del castaño. — ¿Eso por qué...?

— Porque sí. — Respondí Iwaizumi, después señaló la alacena. — Ayúdame a colocar la mesa, con eso bastará.

Oikawa sonrió asintiendo mientras se ponía a hacer lo pedido. Alrededor de media hora más tarde la comida que preparaba Iwaizumi se encontraba casi terminada y Tōru no hacía más que verle desde unos metros analizando con detalle cada movimiento que hacía su pareja.

El sonido de un teléfono llamó la atención de ambos, Tōru sacó su móvil del bolsillo de su pantalón y lo desbloqueó, observando el mensaje recién llegado.

"Restaurante xxx, mañana a las 6:30pm. Asistir solo".

El entrecejo del castaño se arrugó al ver el nombre de quién había enviado aquel mensaje, su lengua chasqueó con molestia lo que llamó la atención de Iwaizumi quien apagaba la cocina y le miraba con confusión.

— ¿Todo bien? — Tōru le miró, asintiendo.

— Solo... Una cita con unos familiares mañana. — Oikawa hizo una mueca. — Estaré ocupado cuando caiga el sol, espero que no te moleste.

— ¿Por qué lo haría? No soy dueño de tu tiempo, Tōru. — Respondió el moreno, Oikawa sonrió acercándose a unir sus labios en un corto beso. — Ahora, ve a sentarte, te serviré la comida.

Asintiendo, Oikawa se giró caminando con dirección al comedor en dónde tomó asiento y esperó hasta que Iwaizumi llegara con la comida que había hecho especialmente para él.

Los ojos de Sugawara se movían de un lado a otro siguiendo los movimientos de su mejor amigo quien parecía no querer detenerse, su cara tenía una expresión de molestia y preocupación, todavía no le decía nada, por lo que Kōshi seguía con la duda d...

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Los ojos de Sugawara se movían de un lado a otro siguiendo los movimientos de su mejor amigo quien parecía no querer detenerse, su cara tenía una expresión de molestia y preocupación, todavía no le decía nada, por lo que Kōshi seguía con la duda de qué había sucedido.

— ¿Me dirás qué está sucediendo? — Preguntó el albino, Oikawa se detuvo para mirarle.

— Cenaré con mi familia.

La boca de Kōshi se abrió con sorpresa e incredulidad las palabras del más alto, quería darle una bofetada a su amigo, pero se contenía manteniéndose en su sitio.

— ¿Realmente irás? — Oikawa asintió. — Mierda, Tōru... No deberías hacerlo, ya sabes cómo son ellos... Además, dijiste que querías cortar lazos con ellos.

— Lo sé, pero... Algo me dice que debería ir. — Sugawara arrugó el entrecejo.

— Lleva a Iwaizumi, te prohíbo ir solo a esa reunión, tu familia está... Demasiado trastornada.

Oikawa miró al más bajo, si bien el mensaje pedía asistir solo, no estaba seguro de si hacer eso era lo correcto. Quizá Suga tenía razón, llevar a Iwaizumi con él era una buena opción y la más segura.

Tōru observó su teléfono por un momento antes de soltar un largo suspiro y marcar un número dándole al botón de llamar. La línea sonó dos veces antes de ser atendida, escuchándose la voz de un hombre del otro lado.

"¿Tōru? ¿Cómo estás?"

— Iwaizumi, hola... Estoy bien ¿Qué tal tú?

Ambos conversaron por un momento sobre temas totalmente ajenos a la situación en la que el castaño se encontraba, pero cuando Tōru vio las señas que su amigo le hacía para que se diera prisa cambió el tema de conversación rápidamente.

— Uhm... Quería preguntarte algo. — Habló Tōru con inseguridad.

'Te escucho".

— ¿Recuerdas que te mencioné sobre un compromiso para hoy al anochecer? — Iwaizumi emitió un sonido de afirmación. — Quería saber si... Tú estabas ocupado, porque... Quiero que vayas conmigo.

Hubo un silencio largo y tenso que preocupó a ambos amigos.

"Lo siento, Tōru... Estoy algo ajustado con el trabajo en este momento, pero... Podría intentar abrir un espacio". — Respondió Iwaizumi, Oikawa maldijo mentalmente.

— No, no. No es tan importante como para que dejes el trabajo. — Sugawara miró al castaño con indignación, Tōru llevó su índice a sus labios pidiendo silencio. — En otra ocasión será, te dejo ahora, hablamos luego.

"Cuídate, Tōru. Llámame si pasa algo".

Tras despedir, Oikawa colgó la llamada. Un largo suspiro escapó de sus labios antes de girarse a mirar a Kōshi quien ahora tenía un aura pesada rodeándolo.

— Iré solo, qué más da, algún día tendría que volver a encararlos.

— Tōru, por el amor a... — Ni siquiera terminó la frase. Kōshi se puso de pie y se acercó al castaño dando un suave apretón a sus hombros. — Solo prométeme que te vas a cuidar y no escucharás lo que esos idiotas te digan.

— Lo haré, no te preocupes.

Sugawara asintió y suspiró. El albino fue a tomar su mochila y miró a Oikawa una última vez antes de despedirse con la mano, él por su parte tenía unos asuntos que resolver, por lo que no podría acompañar al castaño aunque quisiera.
Tras la despedida de Kōshi pasaron un par de horas hasta que el reloj marcó las cinco y media, entonces Oikawa se alistó y cuando el reloj marcó las seis, salió de su hogar tomando un taxi con dirección al restaurante indicado en el mensaje.

Conocía el lugar, había ido en un par de ocasiones junto a su familia, pero nunca lo pasaba realmente bien. Se adentró al sitio y un camarero lo recibió guiándolo a la mesa reservada por la familia.
Varias personas se encontraban ya reunidas, en realidad, parecía qué él era el único que faltaba por unirse.

— Oh, mi querido hermano menor, ahí estás. — La voz del mayor de los hermanos hizo que Oikawa hiciera una mueca.

Sin saludar simplemente tomó asiento en la única silla libre, observando a los demás quienes le observaban como si no lo hubiesen visto hacía décadas.
Oikawa entonces sintió que había tomado la decisión errónea al asistir a esa reunión.

Kōshi tenía razón.

No debió haber ido.

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