Capítulo veintisiete: Pareja
Kuroo elevó una de sus cejas dejando de teclear en su laptop mientras observaba a cierto moreno quien se encontraba sentado frente a él dándole vueltas a un bolígrafo mientras una pequeña sonrisa se mantenía en su rostro. Desde el momento en que Iwaizumi llegó a su oficina parecía haberse perdido totalmente y no había nada que lo despertara del mundo de ensueños en el que se encontraba. Aunque quería, Tetsurō no podía burlarse, sabía perfectamente que al principio cuando conocía a su esposo se encontraba de la misma manera en la que el ojiverde y comentar sobre ello solo obtendría como resultado recibir una burla de regreso.
Él en especial no había sido la persona menos tonta y cursi estando perdidamente enamorado del castaño y, si bien continuaba enamorado de su compañero, ahora sabía controlar un poco su lado más emocionado y afectuoso estando en público.
— ¿Terminaste? — Pronunció Kuroo, aunque pareció haber hablado con la pared, pues no hubo respuesta. El azabache carraspeó ganando por fin la atención del moreno. — ¿Puedo saber qué fue lo que sucedió antes de que vinieras aquí?
— No sucedió nada. — Kuroo sonrió con obviedad ganando una risa por parte del ojiverde. — Realmente no sucedió nada.
— Lo que tú digas, fortachón. — Respondió Tetsurō. — ¿Harás algo más tarde?
— Recogeré a Tōru y después iremos juntos al gimnasio.
— De casualidad no hay día al que no asistas al gimnasio? — Iwaizumi negó. —Bien, desde ahora lo tendrás. Los sábados tu jefe te necesita... Ah, y puedes llevar a tu novio, parece que a Kenma le agradó bastante la última vez que nos vimos.
— ¿Esto es por algo relacionado al trabajo o es por otro motivo? — Preguntó Iwaizumi elevando una de sus cejas con curiosidad, Kuroo solo sonrió.
— Déjalo como trabajo. — Respondió Tetsurō.
Oikawa salió del local suspirando al sentir la agradable y fresca brisa golpear su rostro haciendo danzar sus cabellos unos segundos, seguidamente se puso en marcha con dirección al gimnasio, ese día no haría una parada en su hogar, iría directamente a entrenar y así terminar antes para poder descansar un poco más. El siguiente día tendría que asistir a su trabajo un poco más temprano de lo usual para asistir una cirugía importante y quería descansar bien para poder dar todo de sí.
Durante su estadía en aquel local no pudo evitar pasársela pensando en aquel moreno a su lado, podía parecerle incluso surrealista ¿Cómo había terminado haciendo lo que había jurado detestar con todas sus fuerzas por años?
Una sonrisa apareció en el rostro de Tōru, quizá las cosas empezaban a salir bien ahora, quizá realmente comenzaba a perdonarse a sí mismo y entender que todo aquello jamás fue su culpa. Había nacido para ser lo que era, no importaban los estereotipos, no importaba lo que los demás pensaran. Él había sido aceptado tal y como era por Iwaizumi, ahora era su turno de aceptarse a sí mismo. De perdonarse.
— ¡Tōru!
Oikawa se giró, encontrándose con cierto muchacho de cabellos naranjos y enorme sonrisa en su rostro. Le tomó un par de segundos recordar de quién se trataba y ser capaz de levantar su mano para saludar al contrario.
— Hinata, hola.
— ¿Qué tal? No esperaba verte por aquí... ¿Vives cerca? — El peli naranjo se acercó al lado del castaño siguiendo sus pasos, pues compartían el mismo destino.
— Oh, no. Trabajo cerca, así que vengo todos los días por aquí.
— Ya veo. — El chico más bajo pareció buscar algo con la mirada hasta terminar en los ojos de Tōru quien le miró con curiosidad. — ¿Iwaizumi no viene contigo?
— No. — Oikawa rio negando. — Él también fue a su trabajo, supongo que nos encontraremos en el gimnasio.
El sonido de un teléfono llamó la atención de ambos y fue Hinata quien sacó el dispositivo de su bolsillo contestando inmediatamente después de ver el nombre de contacto.
— ¡Hola, Tobio-chan! — El castaño rio al escuchar unas quejas del otro lado de la línea. — Estoy de camino al gimnasio con Tōru ¿Lo recuerdas cierto? Es el novio de Iwaizumi.
Oikawa sintió sus mejillas calentarse, no podía decir que no tuviera algo con el moreno, sin embargo, tampoco habían formalizado del todo aquello que compartían. Era raro escuchar a alguien llamarle "novio de Iwaizumi".
"¿Significa eso que parecemos una pareja?" Por alguna razón el pensamiento alegró a Tōru. Las cosas parecían estar yendo bien de ser así.
— Oye, Tōru. — Hinata parecía haber finalizado la llamada. — Esperemos un momento, Tobio vendrá por nosotros... Oh, no te molesta ¿Cierto?
— No es ninguna molestia, gracias. — Negó el castaño con una sonrisa. — Por cierto, Hinata...
— Puedes llamarme Shōyō, no debemos ser tan formales. — Interrumpió el más bajo de ambos.
— Claro... Entonces, Shōyō, desde hace cuánto sales con... ¿Cómo se llamaba? ¿Tobio-chan?
Hinata soltó una carcajada al escuchar el apodo "Tobio-chan" salir de entre los labios del más alto, a parte de él nadie solía molestarlo con tal sobrenombre, pues el azabache se ponía inmediatamente de mal humor.
— Sí, Tobio. Estamos saliendo desde hace unos... Cinco años ¿Tal vez?
— Wow. Es bastante tiempo. — Hinata asintió con orgullo. — Deben tener una buena relación de ser así.
— La tenemos, Tobio es algo reservado, pero muy atento si se lo propone. — Comentó Shōyō. — Y tú ¿Desde cuándo sales con Iwaizumi? No debe ser mucho tiempo, hasta hace unos meses seguía insistiendo en conocerte.
— ¿Insistiendo? — Hinata asintió. — Bueno, no tenemos una relación como tal, sin embargo... Nos estamos conociendo un poco más. Ya sabes.
— Lo entiendo... ¡Espero que las cosas salgan bien! Iwaizumi es un buen hombre, te lo digo yo que detesto al noventa y nueve por ciento restante de hombres sobre la faz de la tierra.
Ambos rieron hasta ser interrumpidos por el sonido de un vehículo acercándose a ellos. Hinata fue el primero en darse cuenta y sonreír observando a su pareja detener el automóvil frente a los dos.
— Ven, sube. — Oikawa agradeció una vez más antes de subir al auto junto al peli naranjo. — Hola, Tobio.
Hinata se inclinó a depositar un corto beso en la mejilla del azabache que conducía, este le devolvió una pequeña sonrisa acariciando su mejilla con delicadeza.
Los ojos de Tōru no pudieron evitar brillar con emoción, ambos hacían una pareja preciosa.¿Algún día podría tener algo tan hermoso como eso?
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𝑰'𝒎 𝑶𝑴𝑬𝑮𝑨 - 𝑰𝒘𝒂𝒐𝒊
FanfictionPara muchas personas la presentación era el mejor momento de sus vidas, con tan solo diez años los niños sabrían cómo deberían vivir por el resto de sus vidas. Aún así, unos años antes de presentarse habían muchas señales que determinaban la posible...