≡。゚Chapter 31

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El mercado de invierno era precioso, impresionante.

Calles que parecían flotar justo por encima de Lawrence en lugar de formar parte de ella.

Esta vez Jaebeom se negó a soltarlo mientras caminaban desde el palacio hasta la ciudad propiamente dicha, se aferró a Jinyoung mientras caminaban, con el pulgar frotando círculos sobre el dorso de la mano enguantada, al leopardo no le importaba, a pesar de lo nervioso que lo ponía el contacto cercano, a veces era agradable, tener a su compañero cerca, prestarle su calor corporal, mostrarle afecto, aunque ni a Jinyoung ni a su leopardo les gustaba que Jaebeom los acariciara mientras estaban afuera, su nariz siempre estaba helada.

Estuvieron en casa de Een el tiempo suficiente para disfrutar de una sidra con especias de temporada antes de bajar al mercado, Jaebeom sin separarse de Jinyoung, el leopardo pronto estuvo demasiado distraído para darse cuenta, era casi abrumador, las vistas, los olores, los sonidos, era brillante, era feliz, era alegre, era festivo, estar entre una multitud seguía haciéndole sentir incómodo, pero estaba lo bastante concentrado en intentar asimilarlo todo como para que le resultara fácil sobrellevarlo.

Jinyoung trató de no detenerse en cada puesto, cosa que no hizo, técnicamente, aun así, seguía su olfato a cada vendedor de comida caliente, queriendo probarlo todo, olvidada su reciente falta de apetito, a su marido no parecía importarle lo más mínimo, comprando alegremente dos de cada cosa en cada puesto, ya fuera kringle o chocolate caliente, eso sin contar a los vendedores de dulces especiales para las fiestas, elaborados especialmente para el mercado de invierno, pasteles dulces, galletas con formas, caramelos multicolores y dulces, muchos caramelos, aparte de los palitos de menta.

El Omega se había abierto camino a través de la mayoría de los vendedores, y estaba sorbiendo una taza de la rica bebida llamada chocolate caliente, cuando llegaron a un puesto que vendía vidrio soplado, se detuvo y miró con curiosidad a otras personas que ya estaban estudiando los productos, este cristalero en particular se había centrado en crear todo tipo de animales imaginables, desde caballos hasta osos, águilas o mariposas, a muchos de ellos incluso les había dado algún tipo de pigmentación en el vidrio, o los había pintado después de darles forma.

Los ojos del leopardo iban de una figurita a otra, sintiendo que Jaebeom empezaba a tirar de él hacia delante, cuando sus rodillas se bloquearon, anclándose en su sitio, el lobo miró hacia abajo, alzando las cejas.- ¿Ves algo que te guste?.-

En lugar de responder de inmediato, Jinyoung se adelantó, dudó, luego extendió una mano para trazar delicadamente la curva exterior de un ala clara, las alas de ésta carecían casi por completo de pintura, sólo una serie de líneas negras marcaban una membrana transparente, el cuerpo tenía aproximadamente el tamaño del puño de Jinyoung y estaba pintado de negro brillante y amarillo vivo, una abeja regordeta, hasta la antena, sobre una mesa de exposición.

El Omega estaba tan concentrado en él, que se estremeció cuando lo levantaron del mostrador, levantó la cabeza y se le calentó la cara al mirar al vendedor, supuso que el hombre era también el artista en cuestión, y se sorprendió cuando el hombre se inclinó cortésmente y empezó a empaquetar la abeja con cuidado, la envolvió en papel marrón arrugado y la preparó para el transporte, ¿Alguien la había comprado?.

Bajó un poco los hombros, decepcionado, pero cuando se dio la vuelta para marcharse, esta vez era Jaebeom quien los anclaba en su sitio, levantó la vista hacia el rostro de su marido, confuso, sólo para ver cómo unos labios cálidos le presionaban un poco la frente desnuda, antes de que pudiera preguntar, Jaebeom se inclinó sobre el mostrador, dejando caer unas monedas en la mano del vendedor y tomando el paquete a cambio.

Cuando el artesano se inclinó, agradeciéndole el negocio, los labios de Jinyoung se entreabrieron con sorpresa, vio cómo el paquete se introducía en un bolsillo interior del largo abrigo de Jaebeom, con los pies tropezando en la fina capa de nieve mientras era arrastrado hacia adelante, fue entonces cuando por fin pudo soltar las palabras.

✧❂✧ The Sun of HuntraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora