Corazón Roto

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📍Birmingham, 2021



Hace 20 minutos que Camila se encontraba de pie, caminado de punta a punta la sala, leyendo los papeles del divorcio mientras soltaba por momentos puteadas por lo bajo y reía incrédula. Estaba furiosa, lo podía notar. A simple vista veía como apretaba sus dientes tensando su mandíbula, su respiración era irascible y acomodaba con saña su cabello rubio suelto. En todo ese largo momento no despego su vista del papel y yo la mira sin expresión.

-No puedo creer esto- hablo después de un pronunciado tiempo en silencio -Emiliano es un reverendo pelotudo- dirigió su mirada hacia mi

Yo aún seguía sin decir una sola palabra

-Déjame ver si puedo llamar a Emi, seguro debe saber algo de Martínez- dijo poniéndose de rodillas delante mío mientras frotaba con delicadeza mi rodilla.

Camila Bonacina era novia de Emi Buendia, el marplatense mejor amigo de Emiliano, mi marido. Con los cuales compartíamos muchas cosas. Cami es mi mejor amiga desde la secundaria, aquella jovencita escurridiza con la que un día decidí venir de manera definitiva a Londres, la ciudad de nuestros sueños. La unión que había entre nosotras era algo inquebrantable.

Vi a mi amiga buscar su teléfono y llamar a su pareja, mis pensamientos vagaban en un mar profundo de tristeza y la mirada perdida que sostenía desde hace tiempo indefinido se tornaba triste y de nuevo esa sensación maldita de llorar. Un dolor de cabeza profundo y unas ganas horribles de vomitar me enviaron un mensaje al nulo funcionamiento de mis neuronas que levantara mi cuerpo dirigiéndolo hacia el baño que se encontraba allí, llegue casi al final para poder agacharme a la altura del inodoro. Me sentía fatal.

-Oli, ¿todo bien?- pregunto Cami mientras ingresaba al baño, me lanzo una mirada de preocupación

-¿Por que me esta pasando esto a mi?- hable volviendo a llorar mientras me abrazaba ambas piernas

-Veni, vamos a tomar un analgésico y te das una ducha- me ayudo a levantarme mientras rodeaba mi cintura guiándome escaleras arriba hacia la habitación.



...

-Emi me dijo que no sabe nada de Martínez- habló mientras peinaba mi cabello de manera sutil

La ducha me había ayudado un montón, pero la tristeza, la angustia y el dolor de cabeza no se habían ido.

Martínez, ella lo llamaba así cada vez que se enojaba con él.

-En el club le dijeron que se había pedido unos días libres porque necesitaba arreglar unos problemas personales- yo aún no decía nada

-Vamos abajo, así te preparo algo rico para comer-

-Está bien, vamos- no iba a negarme, realmente moría de hambre y sabía que aunque me negar a la fuerza ella me llevaría igual

-Te quedas aquí en el sofá y mientras yo te preparo algo rápido en la cocina, ¿sí?- su voz era tan sutil y dulce que me generaba paz.

Solo asentí, mientras ella se dirigía hacia la cocina.

Mire el reloj que tenía puesto en la mesa y la hora marcaba las 11.00. ¿En qué momento se había pasado la mañana?

-Qué bueno que te hayan dado estos días libres- la escucho hablar a lo lejos -te va a servir de mucho Oli-

-Es ahora donde odio mi día libre del trabajo- me sincérese

El sonido de la puerta principal abrirse me saco del lugar mientras con desesperación mi mirada localizo aquella figura de 1,95 ingresar de manera rápida.

-Solo vengo a buscar mis cosas-

Vestía su equipo clásico bordo del Aston, un gorrito clásico negro y unos guantes del mismo color. Siguió de prisa su camino por las escaleras, caso que imite yo de manera inmediata casi como saltando sobre sus pasos

-Emiliano, espera por favor- dije yo mientras intentaba alcanzarlo. Sentí que la voz se me iba a quebrar en cualquier segundo

Llego hasta la habitación y volvió a ingresar al vestidor revolviendo entre las cosas que aún quedaban de él. Diviso en la parte superior un bolso y comenzó a cargar algunas cosas, entre ellas ropa

-Emiliano, por favor, ¿Qué estás haciendo?- Mis lágrimas no tardaron ni un segundo en salir

-Solamente voy a sacar unas cosas y me voy- su voz sonaba firme. Un dictado perfecto, con cierta dureza pero su mirada no se había dirigido hacia mí en ningún momento

-¿No te parece acaso que me merezco una explicación?-

Una vez termino de guardar sus cosas, volvió a dirigirse hacia la puerta de la habitación ignorando completamente mi presencia, hizo un paneo del cuarto y volvió a dirigirse abajo, siendo aún seguido por mí. Ignoraba todo cuanto le diga. Pude notar como Camila miraba incesante la escena de ambos

-En los próximos días mi abogado llamara al tuyo- su paso se había detenido girando su figura, mirándome por primera vez desde que llego -Cualquier duda se la comunicas a el-

Y sin más abrió la puerta tomando camino hacia su camioneta

-Emi, por favor no te vayas- grite sin consuelo. El sentimiento allí era tajante, como si el corazón estuviera ardiendo de dolor. Camila me siguió hasta la entrada tomando de mi brazo impidiéndome llegar hacia aquel hombre que estaba por primera vez rompiendo mi corazón.

La vista la tenía completamente nublada por la cantidad inexplicable de lágrimas y entre un pequeño rabillo pude notar como su camioneta se perdía de vista.













































©annita_sca

Calamitoso Divorcio |Emiliano "Dibu" Martínez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora