Defensa intempestiva

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📍Birmingham, 2021

Un bloqueo angustiante se alojó en mi garganta impidiendo hablar con claridad y sabía que se iba a quedar ahí todo el santo día, a menos que hiciera algo al respecto, por lo menos para evitar una tragedia. Aun así sabía que había tomado la decisión correcta en venir a acompañar a Olivia y servir al menos como una compañía para ella, pero al momento de ingresar a aquel consultorio y presenciar en vivo y en directo la ecografía del bebe, yo, quien sentía que podía ser una compañía valiente y segura para ella, me desvanecí por dentro, sintiendo mis fuerzas caer por el suelo al sentirme tan embelesado por la imagen que veía allí. Pero eso hasta ese momento no había sido nada, lo más fuerte llego cuando la doctora había sugerido escuchar los latidos del bebé.

Allí morí.

Ansiedad, desazón, culpa, y un revuelo de millones de emociones fuertes se apoderaron de mi debilitándome y haciendo parecer un niño indefenso casi incapaz de ser una guía de ayuda para la pobre Olivia quien desde el minuto uno lloraba sigilosamente en aquella camilla con la mirada perdida en la pantalla. ¿Cómo es que me había perdido de esta escena tan dulce antes? ¿Cómo había perdido tanto tiempo lejos de ella? ¿Cómo no valore cada momento que ella pasaba sola sobrellevando un embarazo? ¿Cómo pude haber sido tan mierda?

Tome su mano por inercia aprisionándola con la mía de manera que sintiera mi empatía con ella y con sus sentimientos, sorprendiéndola por el tacto y haciendo que viera hacia a mí, quien lloraba como un condenado, a lo que ella veía perdida y yo me derretía todavía más de amor.

-Su bebe está en perfectas condiciones como siempre- dijo la doctora–Hablamos con el medico que va a atenderte en Argentina y acepto todas las ordenes que le mandamos, igualmente vamos a estar en contacto-

-Muy bien, doc- respondió ella, yo por mi parte me mantenía callado

-Igualmente les recuerdo que el próximo mes ya van a poder conocer el sexo del bebé-

Ante la última frese dicha por la doctora mi felicidad se disparó a mas no poder y sentí la ilusión apoderarse de mí.


...

-¿Segura que no quieres más que ese te?- pregunte viéndola como revolvía sin fin la pequeña taza

-Estoy bien, gracias- contesto

Lo tengo que reconocer, en la mesa había mucha tensión en ambos, como cierta incomodidad, a pesar de que yo tenía una infinidad de preguntas por hacerle pero no encontraba la manera más correcta de hacerlo. Mientras que ella seguía concentrada en su taza, sin despegar su mirada de ahí

-¿Quién es el medico que va a atenderte en Argentina?- pregunte cortando el silencio entre los dos

-Se llama Leonardo Ponce, es un especialista en ecografías de alta tecnología- respondió ella –Lo designaron hace una semana atrás-

-Bien-

La razón por la que le había suplicado que se sentara a tomar algo conmigo no era más que nada para poder darle la explicación que debía haberla dada hace 1 mes atrás, pero con los nervios que tenía, este trabajito se me estaba complicando malamente ¿Qué mierda me pasa? ¿Por qué me cuesta tanto hablar con ella? No era la gran ciencia, solamente tenía que ofrecerle mis disculpas y ya, pero soy tan cagon que soy incapaz de decir algo ahora mismo. Se te acaba el tiempo, pelotudo.

Ella bebía con lentitud aquel te de hierbas que se había pedido, lanzándome miradas fugaces como a la espera de que dijera algo o simplemente incomoda porque yo no sacaba mi mirada de ella, analizando cada parte de su imagen intentado capturarla para mi memoria. Su cabello estaba más largo, sus ojos todavía estaban enrojecidos por haber llorado, sus labios humedecidos se encontraban entreabiertos, hasta que un mechón se coló en su refinado rostro que inertemente ella saco y acomodo sencillamente, gesto que preste total atención centrándome en su mano. El anillo, ya no estaba. ¿Por qué se lo habrá sacado?

-Olivia, quería aprovechar este momento para...- suspire pesadamente –poder darte una explicación por lo ocurrido de...-

-Emiliano, no hace falta- dijo ella interrumpiéndome

-Deja terminar, por favor- ordene ansioso –Creo que te mereces una explicación de mi parte, por lo que paso el mes pasado. Yo sé que estuve mal y que no cumplí con mi palabra de estar presente en el embarazo como así también soy culpable de dejarte sola en todo esto y de no ser un poco más considerado con la situación. Sé que debes pensar que soy un egoísta de mierda por hacer lo que hice pero quiero pedirte perdón por eso- ella permanecía en silencio mirando a un punto fijo sobre la mesa, a lo que aproveche y cubrí su mano derecha que se encontraba posando sobre la mesa y ante el contacto, ella me miro rápidamente, descubriendo su mirada adornada de leves lagrimas que hacían brillar sus ojos

–Olivia, yo...-

El sonido vibrante de mi teléfono freno todo en un segundo, iluminando con fuerza, mientras indicaba una llamada impertinente

Llamada entrante de Mandinha

Dirigí la mirada ante la pantalla tan emergente que señalaba una llamada tan inoportuna, a lo que Olivia quito con rapidez su mano de mi agarre, por lo que supuse que ella también había visto el nombre de la persona que estaba llamando

-Me tengo que ir- dijo guardando su teléfono en su bolso, para seguido ponerse de pie y dirigirse a la salida

Yo pague rápidamente la cuenta y salí tras ella quien caminaba con rapidez cruzando la calle que llevaba directo al estacionamiento de la clínica

-Olivia- grite tratando de llamar su atención

En ningún momento se dio vuelta ante mis constantes llamados, hasta que llego a su auto donde finalmente pude alcanzarla

-Olivia, para- ella se dio vuelta para verme –déjame que te lleve yo, no te ves bien, enserio- sus ojos estaban demasiado rojos, su piel pálida y parecía agitada

-Me voy sola, gracias por él te- respondió cortante

-Pero Olivia-

-Déjame sola Emiliano, así estoy y estamos mejor-

Abrió la puerta del auto y se subió rápidamente, encendiéndolo de inmediato para salir con rapidez del lugar, dejándome con un mal sabor de boca y con un sinfín de explicaciones que no pude soltar. Agache la cabeza, sintiéndome abatido y molesto conmigo mismo por no ser capaz de hacer una sola cosa bien.


La puta madre, Mandinha.¿Para qué mierda llamas?






































































©annita_sca

Calamitoso Divorcio |Emiliano "Dibu" Martínez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora