Pronostico reservado

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📍Rio de Janeiro, 2021

-¡Un médico por favor!-

Un grito ensordecedor tapo los murmullos que todavía quedaban en el vestuario por lo que parecía ser fuera del mismo. Al ver que los sonidos afuera se intensificaban comenzamos a salir hacia fuera para ver qué pasaba, pero lo más extraño de eso era la intranquilidad que personalmente sentía, como si de un presentimiento se tratara. Pero en el momento exacto donde estuve fuera la imagen delante de mis ojos era caótica y desesperante

-¡Olivia!- fue lo primero que atine a decir -¿Qué pasa? ¿Qué paso? ¿Qué tiene?- pregunte con desesperación a Aimar quien sostenía su cuerpo sobre el suelo

-No sé, se desmayó- contesto con desesperación

En ese momento vimos entrar a la camilla por lo que inmediatamente la levante de donde estaba sobre mis brazos para poder recostarla y así corrimos hasta llevarla a donde la atenderían.

Sentía una desesperación correr por todo mi cuerpo, más allá de la sensación de mierda que sentía por no saber que mierda estaba pasando y aunque que quería comprende el por qué había sucedido todo lo único que realmente me interesaba era que Olivia y el bebé estén bien. En un forcejeo inútil, los médicos se la llevaron hacia el sector de guardia impidiendo mi paso

-Tranquilo Emi, tranquilo-intento tranquilizarme Aimar

-Salió del vestuario como si nada, ¿Qué le paso? Se supone que estaba bien- dije desesperado caminando por todo el pasillo

-Cuando yo salí la encontré conversando con una chica, alcance a escuchar que le dijo que... ella era tu novia-

-¿Qué?-

-¿Emi?-

Su sola presencia era lo último que hubiera imaginado ver, es que ni siquiera sé que mierda hace Mandinha aquí. La mirada de Aimar ya me había dicho todo, efectivamente la chica de la que él hablaba era Mandi.

-Emi, yo...-

-¿Qué quieres aquí Mandi?- no toleraba bajo ningún aspecto su presencia allí

-Te juro que yo no quería provocar esto- esbozo con cierta preocupación –de verdad lo siento...-

-Vete Mandi, por favor vete- sentía mi voz quebrarse por la tristeza y a bronca que se había generado en mi –por qué te juro que si algo le llega a pasar a Olivia o a mi hijo te vas a arrepentir-

-Emi, por favor...- volvió a hablar

-No me importa, necesito que te vayas Mandi ¡YA!- mencione exaltado –vete, no quiero que estés un minuto más aquí-

La situación había rebalsado cualquier límite que existía, aprisionándome en una actitud errante y desesperante en donde la ansiedad y la impotencia me jugaban una mala pasada. Estaba sacado, de una manera tal que me sentía encarcelado en un túnel sin salida, más la desesperación por permanecer de pie recorriendo la improvisada sala de espera sintiéndome un competo inútil, ofuscado por los pensamientos de mierda.

Maldita la hora en que a Mandinha se le ocurrió aparecer.

Por primera vez después de tanto sentía que las cosas se estaban saliendo de control, nuevamente volvía el descontrol a mi vida, lo estructurado en mi vida otra vez se estaba desordenando. Aquí estoy otra vez opacado de problemas y con esa sensación de mierda que se produce de tan solo saber que por mi culpa afectaba a los demás.

Respiro hondo. Inhalo y exhalo.

Inhalar y exhalar

Inhalar y...

Esta mierda ni siquiera sirve y lo único que hago es ponerme peor

¿Por qué mierda demoran tanto?

Y vuelvo a llorar como un condenado. Como si eso sirviera de algo. Pero es que ni siquiera soy capaz de pensar en otra puta cosa más que en que Olivia y mi hijo estén bien.

-¿Conocías a esta chica?-

Por un momento me había olvidado que Aimar todavía estaba en el pasillo, estaba totalmente compenetrado en mis pensamientos, rogando profundamente poder ver cuanto antes a Olivia, o que al menos alguien nos dijera que ambos estaban bien. Solo me limite a asentir ante su interrogante, aun con los ojos llorosos incapaz de levantar la mirada.

-Ella es...-

-Ella no es nadie, en mi vida es la nada misma y es hoy el día que aborrezco el momento en que la conocí, por que no ha hecho más que arruinar los momentos más buenos que tuve-

Mandi, había llegado a provocar una serie repetida d escenarios desfavorables, donde sentía que se interponía en cualquier momento bueno que tenía incluso había logrado provocar una imagen mía demasiado desfavorable en donde el resto dudaba de cualquier oración que yo dijera y ahora mismo no podía hacer otra cosa más que detestar su presencia por todo lo que había generado al decir la mentira más estúpida de todas

-Te creo- esbozo Aimar –Pero la que no va a creerte tan fácil es... Olivia-

Si, en eso tenía razón y quizás era eso lo que me hacía sentirme más mierda de lo que me siento

La puerta de la sala se abrió de un momento a otro, de manera sorpresiva que provoco que me levante del suelo muy rápidamente

-Doctor- dije

-Señores-

-¿Cómo esta Olivia? ¿Le paso algo al bebé?- dije exasperado

-Por el momento la señorita Olivia se encuentra en un estado reservado- la puta madre –la paciente esta con un pico de estrés bastante elevado donde el proceso de los últimos sucesos provoco una suba de presión provocándole un desmayo. Mientras que el bebé se encuentra en perfectas condiciones, ya realizamos una ecografía correspondiente y está todo en orden, sus latidos son normales, y está en mes gestante muy favorable-

Por un lado quería sentirme tranquilo con la noticia pero no podía, era de Olivia de quien había que preocuparse ahora

-¿Puedo pasar a verla?- pregunte con cierta desesperación

-Por el momento no es conveniente, les recomiendo que debería solicitar el traslado urgente hacia Argentina para que su médico tenga un control más estricto- respondió

-Solo son unos minutitos nada mas- dije ahogado en lágrimas internas

-Emi, dejémosla descansar y mañana la vez más tranquilo- intervino Aimar al notar mi insistencia

-Por favor- suplique

-Mira hagamos algo, dejemos que Tapia pida el traslado al predio ya y nos vamos nosotros mañana a primera hora ¿sí? Por qué estando así no es conveniente que la veas y además es muy reciente lo que paso- hablo Aimar buscando convencerme

No, efectivamente no podía estar tranquilo e hicieran lo que hicieran no iban a convencerme, quería bajo cualquier aspecto poder verla al menos un micro segundo y poder al menos ser su compañía. Es que por algún motivo tenía una extraña sensación rondándome uy cerca, como si de un mal presentimiento habláramos, pero aun que luchara con o que sea la negación a verla estaba ahí, frente mío. A duras penas acepte la propuesta de Aimar y cedi a todo lo que ellos optaran.

Al fin y al cabo ya todo esto era una mierda.







































































































©annita_sca

Calamitoso Divorcio |Emiliano "Dibu" Martínez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora