📍Birmingham, 2021
Mi cuerpo pasaba por múltiples emociones todos los días y eso lo podía afirmar siendo más exacta desde el momento que me entere de mi embarazo, un revuelto de turbes como si describiría un desequilibrio hormonal. Días tristes, melancólicos, de mucha alegría y otros simplemente tranquilos, pero nada que no pudiera manejar o eso creía yo, tal como ahora. Sabía que mi cuerpo se había paralizado al momento justo que escuche su vos y guie mi cuerpo para encontrarme con el dueño de aquella voz tan conocida. No estaba soñando ¿o sí? Sea como sea sabía que seguía allí obstruido esperando a que respondiera su pregunta, pero es que después de 8 años el seguía dejándome sin palabras y era la debilidad más grande que tenía. Todavía seguía provocando muchas cosas en mí y me convertía en una adolescente fanática como cuando tenía 20 años.
-¿Emiliano?- respondí sacudiendo mi cabeza ante la torpeza de mis palabras desinfladas
-¿Puedo sentarme a tu lado?- repregunto
-Emm, si claro- conteste rápidamente
Se veía fresco, refulgente, fastuoso como siempre y al momento que ocupo la silla desocupada a mi lado el desprender de un aroma fino que reconocía memorísticamente inundo mis fosas nasales, provocando una chispa de enajenación en mi
-¿Llevas mucho esperando?- hablo al instante
-¿Cómo sabias que estaba aquí?- conteste a su pregunta con otra, al momento que mi sagacidad volvió y abandoné mi deslumbre fanático por aquel hombre
-Sabía que cumplías hoy los 4 meses. Estamos a 10, por lógica sabía que estabas aquí- explico
-Claro, tienes razón- susurre, sin despegar mi mirada de la suya
Ante tal acto que no podía dejar de hacer me regalo una sonrisa amplia y sincera que hizo rehilar mi cuerpo por completo. Una expresión que apenas pude devolver ante la quietud de mi embeleso por el
-Andrade, Olivia-
El llamado del próximo turno anunciado por la doctora nos hizo levantarnos a ambos de nuestros asientos casi al instante, bloqueando el con su cuerpo mi paso
-¿No te jode si te acompaño?-
Ante la sorpresa de su nueva pregunta, un cosquilleo me aprehendo el abdomen provocando una serie de alteres maniáticas en mi interior
-No, para nada- respondí rápidamente –Vamos-
Se corrió de manera que pudiera cederme el paso hacia el consultorio, mientras sentía su figura tras de mi
-Doctora, buen día- dije animada, mientras ingresaba
-Hola Oli, ¿Cómo estás?- hablo la doctora –Ay usted de ser su esposo- indico al ver a Emiliano tras de mi
-Sí, soy yo- respondí naturalmente mientras saluda cordialmente a la doctora
Mi asombro ante su respuesta natural no salía de mi cara. Este hombre se convirtió en una cajita de sorpresas.
-Bien muchachos, tomen asiento- enseño la doctora
Como cada rutina mensual, sabía que debía posicionarme en la camilla y todo el proceso que conllevaba después pero ahora mismo me sentía como la primera vez que la doctora me realizó la ecografía. Como nula. Podía sentir la mirada de Emiliano sobre cada movimiento tonto que estaba dando y maldecí por dentro el saber todo lo que estaba causando en mí, él estaba sentado muy cómodo en la silla pegada a la camilla donde estaba acostada yo.
-Bien, comencemos- dijo sonriente la doctora
Hasta el gel lo sentía más frio que de costumbre. Que tortura son estos nervios por dios.
Con suavidad la médica comenzó con su trabajo, deslizando sutilmente el aparato por todo mi abdomen ya más pronunciado
-Uy que rápido aparecimos- expreso
Corrió levemente la pantalla para que Emiliano y yo tengamos acceso a ver a nuestro bebe. Si, ahí estaba, nuestro pequeño que crecía cada vez más y más, un tanto inquieto que hasta yo misma lo sentía en mi interior. Y como cada sesión las lágrimas no tardaron en aparecer. No quería voltear mi mirada hacia Emiliano bajo ningún punto pero sentía su respiración más agitada y hasta podía juzgar un leve sollozo que aguante con todas mis fuerzas el no girarme a verlo. Cada momento que venía a realizar el chequeo mensual era memorable, como un cumpleaños o una fecha especial, yo admiraba cada parte de aquel ser que crecía dentro de mi como si admirara una maravilla mundial
-¿Escuchamos el corazón?- pregunto la doctora
-Si, por favor- conteste rápidamente
Con liviandad aumento prolongadamente el volumen dando paso al sonido más glorioso que una madre pueda escuchar. Lo sentía como si estuviera pegado a mi oído, disfrutando del ruido tan pacifico que ese corazón emanaba.
Hasta que sentí mi mano soltarse de la tensión que había en ella, tras la unificación de un sentimiento de quien se encontraba a mi lado. Acto que provoco que volteara mi rostro para concretar el encuentro con aquel hombre que sostenía mi mano con sutileza y nerviosismo, que tenía un rostro feliz y exacerbado, ataviado con unas cuantas lágrimas, provocando una marea de sentimientos que sabía que no había perdido hacia su persona y hasta incluso un nuevo efecto desbloqueado que hacía a mi corazón latir con más fuerza. Me encontraba perdida en sus ojos mojados y refugiada en su mano que encerraba la mía como en señal de apoyo y compresión. Comprensión que llevaba meses necesitando y que ahora podía gozar.
-Su bebé está en perfectas condiciones como siempre- dijo la doctora finalizando el chequeo –Hablamos con el medico que va a atenderte en Argentina y acepto todas las ordenes que le mandamos, igualmente vamos a estar en contacto- explico
-Muy bien, doc- respondí yo
-Igualmente les recuerdo que el próximo mes ya van a poder conocer el sexo del bebé-
Nos despedimos y salimos del consultorio en silencio absoluto, caminamos juntos hacia la salida, casi conmocionados por todo lo que había ocurrido anteriormente allí, o al menos ahora el comprendía la carga emocional que tenía uno al salir de allí después de experimentar el sentimiento más profundo de amor. O al menos lo que creía yo.
Pero aun así, no entendía muy bien cómo y por qué Emiliano estaba aquí, si hace un mes atrás ni siquiera había podido asistir al control y había dejado en claro su clara irresponsabilidad y desinterés por el embarazo, recordando el porqué de su inasistencia ese día. Aquella mujer.
Ya ni siquiera podía deducir que era culpa lo que sentía por que de ser así no hubiera desaparecido por tanto tiempo y ahora reaparecer como si nada ¿Cuáles eran sus intenciones reales?
-Olivia, te parece si...-
-Emiliano, muchas gracias por acompañarme, pero tengo que irme- lo corte antes de que perdiera la calma de la situación
-Acéptame un café, por favor- soltó rápidamente
-Emiliano...-
-Es solo un café, por favor- volvió a suplicar
-No tomo café ,Emiliano-
©annita_sca
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Calamitoso Divorcio |Emiliano "Dibu" Martínez|
Fanfic-Y ahora yo los declaro... Marido y mujer. Puede besar a la novia- Si, esa, la misma imagen de ese maravilloso día, es la que tengo ahora en un cuadro frente de mí mientras descansa la décima copa de vino sobre mi mano. El enorme ruido del silencio...