Sensibilidad encubierta

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📍Rio de Janeiro, 2021

Las vísperas ante una despedida anunciada eran un terreno complicado en el que personalmente yo no estaba entrenada ni física ni psicológicamente, creo que nadie lo estaba, pero en mi caso lo sentía diferente. Era consciente de lo cargada que era mi corta semana, desde el día Martes partiendo hasta el Sábado inclusive. Y es aquí donde las emociones estaban a flor de piel y aparte de eso no contaba con las sensibilidad extrema que tenían estos días, ocasionadas por el embarazo. Una completa llorona. En general el ambiente en el que estaba conviviendo con los chicos era uno muy emocionante, donde los últimos días compartiendo juntos se habían convertido en una avalancha de sucesos buenos y cálidos, casi como una familia a donde los almuerzos y las cenas eran los momentos más importantes del día a donde todos juntos podíamos compartir anécdotas o los mate matutinos con el pequeño grupo de confidentes que se habían vuelto en mis mejores amigos, con los cuales las risas y los buenos momentos no faltaban.

Tantos momentos hilados desde el primer día que pise el predio de AFA, donde el recibimiento por parte de cada persona que integraba el sitio me dio una bienvenida tan calidad que hacía sentirme como en casa, donde la integración resulto practica y positiva, donde mi desempeño pareció impresionar hasta el más mínimo individuo allí y donde recupere la confianza que se había destruido. Eso y más guardado en mi baúl de recuerdos.

Argentina me había devuelto esa viveza que le faltaba a mi vida y me enseño otras tantas que yo ignoraba.



...

-El pibe esta re confiado- opino De Paul en la ronda de mates matutinos

-¿Vo' decís?- siguió Otamendi

-Nah no sé si confiado pero esta tranqui- contesto Papu –Es el capi-

-Yo no quisiera ser el en estos momentos- opine

-¿Qué debe pasar por su cabeza, no?- volvió a indagar De Paul, metido en la conversación

-Y, es un poco jodido, imagínate está a un pasito de conseguir uno de sus mayores logros- siguió Papu

Estaban compenetrados en la conversación, hablando del momento, casi en un susurro, debatiendo tantas anécdotas pasadas de situaciones similares por las que habían pasado y recordando los momentos de su capitán que dejaban un mal sabor de boca. Los tres tenían una particularidad tremenda al hablar, sus palabras tenían sinceridad, seguridad y soltura sobre todo, con diversos tonos de vos, con ciertas gesticulaciones, y hasta con ciertos tiempos. Definitivamente eran unos hombres increíbles, confiables y muy divertidos, cada uno con su humor particular, con su sarcasmo y hasta con su egocentrismo, pero los tres con un corazón enorme, y yo me sentía feliz de haber creado un lazo inquebrantable con ellos, los mismos que se preocupaban día tras día de mi salud, de mi bienestar y del proceso de embarazo. Unos amigos con todas las letras, y unos compañeros de laburo que en mi vida había tenido. Al final del día sabía que separarme de ellos iba a provocar una extrañitis severa, donde posiblemente me lleve a querer verlos más seguidos o al menos saber de ellos

-Fisio, eu- las tres voces al unísono me sacaron del trance donde estaba

-Sí, perdón- dije recibiendo el mate que Papu extendía hacia mí

-¿Todo bien?- averiguó

-Sí, solo que...- hice una pausa tratando de no largarme a llorar allí –voy a extrañarlos mucho- dije, dejando al aire ciertas lagrimas que inmediatamente limpie –ay que boba, ni nos fuimos y yo ya me estoy despidiendo, perdón-

Calamitoso Divorcio |Emiliano "Dibu" Martínez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora