📍Birmingham 2021
Si alguien me hubiera dicho que toda esta montaña rusa de emociones y eventos iba a suceder en este periodo del año no lo hubiera creído. Definitivamente. El año 2021 había comenzado de una manera muy extraña, en todo aspecto y los siguientes meses parecían empeorar con el pasar de los días, provocando que se llevara todo la energía que tenía, es que cada situación parecía que había absorbido todo de mí y era a día de hoy que resolvía que el único culpable de todo la malaria que había sucedido era por mí. Tras el divorcio con Olivia las cosas parecían ir de bajada y en cada paso que daba el mundo parecía derrumbarse a mí alrededor, como así también la copla de sucesos catastróficos que siguieron tras la separación. En determinadas cuentas el diario de mi andar parecía una nube gris eterna desde el principio del día hasta el fin, hasta el malhumor había vuelto a las andadas, es que había culpado a aquella mujer de paciencia gloriosa de ocasionarme un vida monótona y sin sueños. Sí. Esa misma mujer a la que extrañaba por largas horas luego de llevarla al punto máximo de dolor, la misma mujer que había suplicado con lágrimas en sus ojos que simplemente no la dejara sola.
Más había sido víctima de un engaño, ocasionado por una melodía ajena a mi rutina que no hizo más que provocar un quiebre en mí, un perfume ajeno que envolvió mi vida intentando disfrazar mi tristeza que en las esquinas salía victoriosa a recordarme que en aquel campo de flores perfumadas estaba aquella flor resplandeciente y desolada que esperaba por mí.
Con el avanzar del tiempo las buenas nuevas parecía asomarse cautelosamente generando en mi la sonrisa y la alegría que había perdido. Esas buenas nuevas que iban acompañadas de viejo recuerdos que sacaban a flote la prueba más grande de amor. Olivia.
Hay un pequeño dicho que dice "No hay tal cosa como un padre perfecto, así que solo, sé uno real" y es ahí donde desperté del trance y comprendí la importancia de eso. Santiago había llegado en un momento de revolución total, donde la tormenta entre Olivia y yo parecía no acabar, en el momento donde las posibilidades habían sido agotadas y en donde la esperanza ya estaba enterrada bajo tierra. No era consciente ni de la mitad de las cosas que sucedían a mí alrededor hasta que vi a mi hijo nacer. Pues supongo que es algo que a todos los papás les sucedió igual. Santiago había llegado devolver cada pequeño punto de esperanza y cuando nació la ficha de tantísimas cosas me había caído, pareciera un payaso de circo o no por el llanto sin fin que eso había provocado en mí, sin ignorar tampoco la felicidad que había causado su llegada en todos. El panorama era de fantasía todo era inusitado, las lágrimas de felicidad, los amigos de siempre que llegaban a la sala del hospital para conocer a Santi y pasar a ver a Olivia, quien parecía lucir un tanto agotada pero sin perder la alegría que su rostro había olvidado meses atrás. Era un 9 de Septiembre único, que tenía un tinte precioso y que parecía un momento de alegría infinita. Ante la noticia del nacimiento de Santi, las barreras de distancias se rompieron al saber la noticia, mis padres, Alejandro y su familia, mis amigos íntimos volaron de inmediato hacia Birmingham.
Tras pasar el día en la clínica, el día siguiente llego el momento de dar el alta a Olivia y Santi para marcharnos hacia la casa, donde allí la siguiente sorpresa llego. La sala de la casa estaba completamente adornada y llena de aquellos a quien más queríamos. Papu, Otamendi, Lisandro, De Paul, Cuti, Paya y Daddy formaban parte del grupo de personas que inundaban la sala, sorprendiendo a Olivia quien cargaba en brazos a nuestro pequeño Santi. Su sonrisa era tan amplia que había roto barreras inmensas de amor, provocando una felicidad enorme en mí. Y en un cuadro perfecto, la imagen de la familia que tras años había anhelado se había concretado.
Por fin éramos felices.
...
La convivencia con Olivia era un hecho aunque para ser sinceros la relación no parecía ser la perfecta. Ambos habíamos acordado llevar la fiesta en paz. Por Santi, obvio. La rutina volvió a comenzar pero de una manera ahora un tanto pintoresca, las risas, las noches sin dormir, los cambios de pañales, los paseos y la letrilla de eventos que un bebé provocaba. Nuestro bebé. Santi había llegado definitivamente a alegrar nuestras vidas, mas no a reparar nuestro matrimonio perdido pero si a devolver un tanto aquella confianza destruida. Por separado y cada uno con sus terapias nuestra vida era completa y la razón de todo eso no era más que nuestro hijo. Juntos acordamos mejorar para darle a Santi una vida digna y buena, dejando de lado todo lo ocurrido aunque sabía bien que ella todavía no había perdonado el extraño evento sucedido la última vez, aun así era notable que había madurado a grandes rasgos.
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Calamitoso Divorcio |Emiliano "Dibu" Martínez|
Fiksi Penggemar-Y ahora yo los declaro... Marido y mujer. Puede besar a la novia- Si, esa, la misma imagen de ese maravilloso día, es la que tengo ahora en un cuadro frente de mí mientras descansa la décima copa de vino sobre mi mano. El enorme ruido del silencio...