Transición imperiosa

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📍Birmingham, 2021

Las consecuencia de los actos cometidos son lo peor, más allá del famoso "de los errores se aprenden" esta frase era la que no justificaba mis boludeces y menos la de ahora. Soy consciente que suelo actuar por impulso y muchas veces eso impulsos de mierda me hacen quedar mal, o simplemente decir cosas que no vienen al caso, tales como la que acaba de mencionar Camila.

-¿Y ese inconveniente se llama Mandi?-

Necesito con urgencia una dosis de paciencia que me permita alinear mi aura de paz para no gritarle a la rubia que se callara. ¿Por qué se está metiendo en esta conversación? Yo de verdad necesito que alguien me haga entender por qué razón su odio repentino a mí.

Mandi, sí. Más allá de la furia que me causaba que Camila haya abierto la boca solo para nombrarla tenía razón, mi inconveniente se llamaba Mandinha, y aunque quisiera no podía objetar nada en su contra.

La noche anterior Mandi junto a Coutinho habían insistido tanto en que saliéramos al bar donde causalmente me la presentaron, la insistencia me había comenzado a importunar que no me quedaba más que decirle que sí, con la condición que no me quedaría hasta tarde.

¿Había tomado? Si

¿Paso de nuevo algo con Mandi? No, por supuesto que no

Pero más allá de eso, Cou había tenido la magnífica idea de grabar una escena un tanto desubicada, para subirla a su historia de Instagram provocando el comentario de todos. Mandhina y yo bailando en el bar, ¿Qué tal? La lluvia de mensajes en todas las aplicaciones habidas por haber me habían saturado el teléfono.



-Olivia, todo tiene una explicación- su mirada expresaba cierto enojo -Lo que pasa es que...-

-La doctora me receto reposo absoluto por estos días, me siento muy cansada- expreso pausadamente -lo mejor va a ser que te vayas Emiliano-

La vi levantarse con intenciones de irse, pero yo necesitaba explicarle lo que paso ¿Y que le iba a decir? ¿Qué estuve de joda anoche y se me pasaron las copas?

-Olivia, es solamente un minuto- suplique

-Emiliano, no- repitió emprendiendo camino hacia las escaleras

-Te juro que no era mi intención...-

-Emiliano, vete por favor- soltó

Me quede helado ante su reacción ciertamente molesta, asintiendo sin decir más nada

-Cualquier cosa que necesites, me avisas por favor- dije apenado

Ella siguió su camino escaleras arriba sin girarse, y una vez que desapareció de mi campo visual me dispuse a irme

-La volviste a cagar, Martínez-

Rodé mis ojos al escuchar su voz otra vez, ni siquiera tenía la necesidad de darme vuelta para verla, me preferí evitar otro mal trago, así que ignore con todas mis fuerzas y salí de la casa.





Estos últimos meses habían sido una tragedia tras otra, algunos generados por mí y otro simplemente por un complot del destino mismo, y todo eso me hacía sentirme la mierda más grande. Otra vez estaba tocando fondo. Tenía muchas cosas que había soñado tiempo atrás tenerlas pero después de un tiempo las cosas se salían de control como si fueran a propósito. Sabía todo lo que ocasionaría en terceros y sobre todo en mí, el divorcio con Olivia. Había tomado la decisión de la separación la última semana de Diciembre donde surgió aquella discusión sobre su trabajo, la situación se había vuelto muy caótica y la tensión había quedado sometida ahí entre ambos, lo reconocía, había tomado la decisión en caliente sin pensar en todo lo que venía después.

Olivia era un complemento en mi vida y alejarla era la decisión más errónea que había tomado en mi vida, en un recóndito lugar de mi cabeza quería pensar que podía seguir sin ella, pero era inútil, me había engañado a mí mismo.

Pero lo sucedido después del divorcio, la noticia del embarazo había desequilibrado aún más mi vida. La presencia de un hijo en nuestras vidas cambiaba todo, y yo tenía una ilusión inmensa, tan grande que hacia cosas que no debía. Me estaba comportando como un pendejo de 15 años, boludo y sin conciencia, arremetiendo contra mi integridad y mi persona, dejando una imagen vulgar y poco profesional, una imagen que bajo ningún concepto quería que nadie viera y mucho menos Olivia.

Sabía que si no corregía mi vida, la poca confianza que Olivia tenía sobre mí, la perdería. Tenía que tomar las riendas de mi vida y alinear mi condición inmediatamente o me terminaría yendo al carajo.

Había optado por ir en busca de un café caliente y caminar por ahí, intentado aclarar mis pensamientos para saber qué medida tomar, no quería recurrir a nadie, quería tomar la decisión por mí mismo y hacerme cargo de las cosas, solo.

Recordé todas las cosas que habían sucedido los últimos meses, las discusiones con Olivia, los ataques de ansiedad, la falta de autocontrol en muchas situaciones y un sinfín de otras cosas que me dejaban mal, hasta que recordé la razón por la que estaba a un borde del precipicio. Había dejado terapia.


Llame urgente a Martin, mi psicólogo, con la esperanza de poder encontrarlo en la ciudad.

-¿Emiliano?-

-Martin, si soy yo- respondí -¿Estas en Birmingham todavía?-

-Sí, estoy en el consultorio ahora- por fin una buena

-¿Puedo ir ahora?- pregunte dubitativo

-Sí, te espero-

Sin más, me volví a la camioneta y me destiné hacia el consultorio de Martin. Al menos el primer paso lo pude dar.

Llegue y espere unos 15 minutos a ser atendido, al parecer era el último paciente de Martin, lo que me dejaba más tranquilo, así podía explayarme con libertad.

El sitio era el que más paz me generaba, y me sentía en confianza. Inicie la sesión comentando a grandes rasgos lo sucedido y por qué razón había llamado abatido, por obtener una cita. Como siempre Martin escuchaba atento el quilombo de mi vida.




-Antes que sigamos, decime ¿Cuál es tu propósito final?-

-Recuperar a Olivia y a mi hijo-






































































©annita_sca

Calamitoso Divorcio |Emiliano "Dibu" Martínez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora