📍Birmingham 2021
La puerta enorme de aquella oficina se había abierto apenas dejando paso a la figura de la mujer más perfecta que en la vida hubieran visto mis ojos, casi escondida detrás del cuerpo de su abogado. Lucia radiante, extravagantemente sencilla y perfectamente brillante, pero la palidez de su rostro cubierto de sus lentes oscuros no era algo que se podía ignorar.
Me odiaba a mí mismo por haberme determinado a exponernos a ambos a esta situación tan desagradable pero lo hecho... hecho estaba y no había una posibilidad de arrepentimiento alguno, aun así se me desgarrara el alma del dolor, sabía que no podía volver a atrás.
La audiencia comenzó y aunque mi abogado me había confirmado que esto no tomaría más que unos minutos, la eternidad que esto tomaba me parecía una exageración. Aun así intenté conservar mi tranquilidad y controlar las ganas de decirle a aquella mujer que se encontraba frente mío que la amaba como un loco y que me perdonara por romperle así el corazón, le importara a ella o no.
-¿Hay una posibilidad de recurrir a una terapia de pareja antes de considerar la idea del divorcio o es un hecho establecido de ambas partes?- escuche la pregunta saliendo de mi trance
Créame si hubiera una razón que no haya usado para salvar este matrimonio, y a la mujer de mi vida, correría ya mismo a buscarla y volver a insistirle a ella que se diera la vuelta a mirarme y poder responder mi propuesta, pero lo había intentado todo y nada había dado resultado
-Rotundamente no- respondí intentado no sonar tan brusco, pero debía controlar mi angustia de momento.
Un silencio de minutos se hizo presente después de mi respuesta esperando a que ella contestara, pensado en que tal vez podía hasta negarse a responder, hasta que la vi con un poco de temblor atino a sacar su lentes que cubrían sus ojos, con una lentitud única y mirándome por primera vez con los ojos desbordados de lagrimas
-No- contesto con claridad
Podía jurar que aquella mirada me había terminado de romper el corazón, sus ojos reflejaban un cansancio notorio y el acumulamiento de sus lágrimas me hicieron helar el cuerpo, llenándome de cierta culpa por su estado. Olivia Andrade, la misma Olivia de la que me había enamorado aquella primera vez que la vi sentado en aquel café bonito de Birmingham, la misma que se había convertido en mi mejor apoyo y la que años más tarde había tenido el agrado de convertirla en mi esposa. Aquella mujer tan dulce que se había convertido en una maquina rutinaria entregada a su trabajo, opacando a la muchacha apacible que era hace unos años atrás.
-Bien, en ese caso, solo nos queda efectuar las firmas y así estarán legalmente divorciados- escuche decir al juez, mientras ella desviaba su mirada hacia otro punto
Después de la lectura de las cosas que le correspondían a cada uno, el juez dio una lapicera hacia ambas partes y arrastro sobre la mesa el acta oficial del divorcio para que firmáramos. Dentro de mi sabía que no quería hacerlo pero otra parte de mi recordaba todas las cosas que habían sucedido para haber llegado hasta este punto y aunque me partía el corazón hacerlo no podía ser egoísta con Olivia, era yo quien había iniciado este proceso y echarme atrás después de haber causado esto no me parecía una idea cuerda.
Y así tome coraje de firmar con decisión y un poco apresurado por salir de esta situación, devolviendo el acta ya firmada hacia su lugar inicial, esperando que ella lo hiciera ahora. Podía notar como temblorosa y dubitativa firmaba el acta de divorcio, para así una vez realizado lo pedido a ambas partes la famosa frase célebre inundara mis oídos
-Oficialmente están divorciados-
Y como un rayo de luz, su perfecta figura desapareció de mi radar, seguida de su abogado.
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Calamitoso Divorcio |Emiliano "Dibu" Martínez|
Fanfic-Y ahora yo los declaro... Marido y mujer. Puede besar a la novia- Si, esa, la misma imagen de ese maravilloso día, es la que tengo ahora en un cuadro frente de mí mientras descansa la décima copa de vino sobre mi mano. El enorme ruido del silencio...