TIEMPO DE ADVERSIDADES |KiriBaku|

|CAPÍTULO 3|

OJOS TRISTES

Bakugo era reconocido por ser un joven bastante problemático, su indocilidad y actitud hosca le hacían ser uno de los recursos más complicados para el rey y los altos mandos. No le gustaba obedecer ni mucho menos ser moldeado a costa de su orgullo. Nadie le había visto sonreír nunca, el ceño siempre estaba fruncido a la perfección. Siempre alerta a alguna amenaza o pelea.

Sus grandes habilidades destacaban debido a que la mayoría del día la pasaba entrenando, no le interesaba el salir de la mansión por su propia cuenta para tener amigos o algo parecido, no mientras el rey ordenara salir para alguna encomienda estricta de ataque. Bakugo odiaba al rey, pero, debía reconocer que aquel hombre tenía poderío y no era tan estúpido como desertar o develarse en traición, sabía de lo que AFO era capaz y no deseaba ser carne molida como los demás renegados.

Bakugo Katsuki nunca cambiaba su expresión, era neutra, filosa, pero, apostaba severamente que si alguien más hubiese estado en su metro cuadrado, se habría burlado en su cara inmediatamente. Su rostro se relajó para crear un semblante de impresión, sus labios se abrieron ligeramente y los ojos vacilaron un poco.

Kirishima alzó la mirada para ver al rubio que tenía a unos cuantos metros delante y jadeó. ─¿P-Podrías por favor, darme algo de agua?

Bakugo se quedó estático en su lugar, sus perspicaces ojos miraban al otro de arriba abajo, tragó saliva y por fin se dignó a cerrar la boca cuando escuchó las palabras ajenas. Él no se consideraba alguien que demostraba piedad. Cuando escuchaba a alguno de los tantos esclavos del rey implorar ayuda, sus entrañas no se revolvían en lo absoluto, su espíritu se había moldeado de manera fría por tanto tiempo que inclusive le sorprendía conservar siquiera algo de humanidad.

Pero él tenía sus principios, y era el no abusar de la violencia de manera burda o estúpida, jamás se consideró alguien primitivo, era inteligente. Quería tener un pilar en sus propias reglas.

Eijirou le miraba con súplica, sus muñecas estaban ensangrentadas, las cadenas le habían quemado tanto la piel que parte del musculo podía verse, y esque, Ei, poseedor de fuerza voluptuosa, no podía perder nada en intentar zafarse, sin importar cuánto dolor le producía tal acto. ─Agua… mi garganta, duele tanto.

─Oye…

Kirishima volteó nuevamente al joven rubio con algo de sobresalto pues aquella voz había sondado tan profunda y espeluznante.

El guerrero Katsuki, por primera vez desde hace mucho tiempo, no soltó algún golpe o amenaza, todo lo contrario, la curiosidad llegó tan profundo que él mismo se sorprendió. Conocer a un hibrido era un deseo guardado en lo más insondable de su ser. Un deseo conservado con mil candados. ─Dime ¿Cuál es tu nombre?

Kirishima frunció el ceño y pasó saliva con dolor, sus filosos dientes se apretaron tanto que se podía ver la tensión en su mandíbula. ─¿Por qué? ¿Por qué quieres saber mi nombre? Después de todo, lo único que harás será golpearme una vez termine de hablar ¡Ni en sueños! ─Jaló de su cadena una vez más haciendo que el pilar de piedra temblara un poco. ─¡No diré mi nombre de nuevo a un par de humanos que solo me lastimarán! M-Madre… no lo hubiera querido ¡A sí que, si no me darás agua y-yo! ¡Sólo golpéame de una vez!

Bakugo sintió una corriente de adrenalina pasar por su espina dorsal al escuchar y presenciar aquella ira y hosquedad tan repentina. Jamás había conocido a algún prisionero que mostrara tales actos de defensa. No de aquella manera.