|CAPÍTULO 31|

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GUERRA (PARTE DOS)



Bakugo amaba el rojo, cuando vio la cabellera de Kirishima por primera vez, el rojo se convirtió en su color favorito, antes de conocerle, aquel bermejo le recordaba a la sangre derramada de sus padres, con el tiempo, pudo asimilarlo, bastante bien de hecho. La sangre fue fácil de manejar después debido a su papel en la sociedad. Pero, cuando conoció al híbrido, el rojo en su mente adquirió otro significado; admiración, deseo, anhelo y amor. Bakugo estaba totalmente dispuesto a dar su vida en batalla, pero ahora, ese objetivo también consiguió un nuevo propósito.

Dar la vida por Kirishima.

Justo ahora, el campo de batalla se centraba en el querido hogar de Yoichi, se podía sentir una combustión enorme, un bochorno impresionante por las llamas azules que creaban el escenario infernal perfecto para aquella obscura noche. La carne quemada de los sirvientes que alguna vez ayudaron a servir comida a él y a Kirishima, los soldados amables que ofrecían su talento y sus vidas para defender su bonito y humilde hogar, un hogar que Yoichi les había ofrecido, a todos y cada uno. Ahora se convertían en cenizas y nada más que eso, el olor inundó las fosas nasales de Bakugo, quien sintió su mundo dar vueltas por varios segundos.

El rojo que adoraba, ahora era un rojo obscuro como la sangre que salía de la boca de Kirishima, este yacía tendido en el suelo, tratando a toda costa de mantener los ojos abiertos pese al gran dolor que estaba sintiendo en su pecho y estómago. Katsuki no estaba completamente seguro si el cuerpo de Ei podía ganarle la batalla a ese horrible veneno, a pesar de que el pelirrojo no ingirió por mucho tiempo la sustancia, parecía tener estragos crueles y fuertes, dolorosos y constantes.

Bakugo desenfundó su espada, por primera vez en mucho tiempo, sus manos se sentían temblorosas y sudorosas, pero a pesar de ello él no quiso despegarse de cuerpo indefenso de Kirishima. Observó a la lejanía cómo Todoroki ya tenía parte del rostro lastimado por el fuego. Pero por el momento, Dabi no era su objetivo, Katsuki fijó los ojos en Shigaraki, aquel peliblanco que seguía arrodillado tratando a toda costa de seguir tocando lo que quedaba de la puerta, pues al parecer una intensa comezón se presentó en su cuerpo, pues gruñía rascándose y rasgándose la piel de su cuello, cara y pecho.

Bakugo sabía que aquella casa ya no podía salvarse, en cualquier segundo se derrumbaría. Por eso mismo, como si fuera cámara lenta, él caminó hasta donde se encontraba Shigaraki y con una fuerza impresionante, realizó un movimiento con su espada que cortó el aire en su metro cuadrado, el peliblanco soltó un jadeo y volteó justo en el momento exacto cuando el corte estaba por rebanar su cuerpo en dos, Tomura hubiera muerto, su existencia hubiera desaparecido en ese momento si unas flamas azules no se hubieran interpuesto en su camino.

Dabi había lanzado una ráfaga de fuego justo en el momento exacto para desarmar por completo el perfecto ataque de la espada de Bakugo.

─¡Mierda! ─Exclamó Katsuki mirando hacia Dabi, este tenía extendida una mano hacia ellos con una sonrisa cómplice en su rostro, Todoroki se encontraba en el suelo, tratando de levantarse, su cuerpo estaba desorientado por la cantidad de calor, pero... ¿Dónde se encontraba Modoriya? Bakugo lo buscó entre los cadáveres, entre lo que se alcanzaba a ver, pero no podía ver nada.

De súbito, algo llamó su atención, Shigaraki había despegado la mano después de tantos minutos, y se colocó de pie, volteó lentamente su mirada a Bakugo y le sonrió. Oh, Tomura era todo un espectáculo ahora, su cuello estaba bastante herido por las rascaduras, algunas partes de su rostro tenían rasguños de sus propias uñas, y juzgando por lo que sus manos podían hacer ahora, era mucho más peligroso, era, un maldito monstro.

─Entrégame al híbrido, y esto acabará aquí. ─Shigaraki musitó. Extendiendo su pálida mano hacia el cenizo.

─Vete a la mierda. ─Bakugo escupió esas palabras con ira, maniobró su espada para volver a atacar, debía aprovechar que Tomura estaba algo, débil. Apretó sus dientes con fuerza y un destello rojo se instaló en sus ojos, listo para atacar.

TIEMPO DE ADVERSIDADES |KiriBaku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora