|CAPÍTULO 11|

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FURIA







─Bakugo... ¿Estás molesto conmigo?

El rubio cortó con una fuerza tremenda una rama gruesa y estorbosa, lo hizo tan rápido y recio que una manada de pájaros abandonó el árbol ahora herido. Ambos yacían caminando entre en medio del bosque, el sol apenas y daba los primeros rayos de luz, podrían ser alrededor de las seis, tal vez siete de la mañana. Bakugo dedujo que sería mejor de aquella manera pues si lo hacían durante la madrugada podrían ser emboscados en la tremenda oscuridad sin protección alguna de la luz. Habían cargado con ellos agua y algo de comida, el punto era no estar mucho tiempo en un sólo sitio, era arriesgado como la mierda y Bakugo jamás se permitiría fallar de esa manera, encontrarían tarde o temprano otro sitio donde estar.

─¿Qué te hace pensar que lo estoy?

─Bueno... ─Kirishima miró de reojo al otro y sus cejas se contornearon en son de preocupación. ─No lo sé, solo es una pequeña intuición. Lamento lo de anoche, realmente no quería-

─Sí, como digas, no me interesa. ─Katsuki iba un poco más adelante, por ello no tenía ninguna necesidad en vigilar su retaguarda. ─Fue una estupidez después de todo, sólo olvídalo.

Llevaban un buen rato caminando, ninguno mostró rastros de cansancio o algo similar, sin embargo, Bakugo se detuvo al no escuchar las pisadas del otro, enarcó una ceja y volteó hacia atrás lentamente. Se sorprendió en silencio al observar a Kirishima ahí, parado, mirándole con unos ojos indescifrables. Parecía estar tenso y nervioso. ─Todo lo que dijiste antes, no era mentira ¿Verdad? Porque ahora luces tan enfadado conmigo y... Tengo miedo de que cambies de parecer.

Bakugo frunció el ceño, no comprendiendo del todo la situación. ─¿Qué?

─Todo lo que dijiste anoche, dices que fue una estupidez. Porque... ─Eijirou apretó los puños. ─Porque, si es así, entonces yo... creo que tendré que asumirlo, digerirlo, no ilusionarme y comprender mi lugar.

Katsuki le miró con atención, cada movimiento, cada gesto, cada pequeño rasgo de emoción, todo lo registro antes de responder. Era verdad que estaba algo molesto, pero no era por culpa de Kirishima, claro que no, estaba fúrico con sigo mismo por bajar tanto la guardia, aún no podía asimilar lo dócil y manejable que se había puesto anoche. Le seguía sorprendiendo de sobremanera aquella faceta en él de momento desconocida, estaba de cabeza arriba. Kirishima le había excitado tanto que por un segundo decidió arrodillarse frente a él.

Pero, desgraciadamente Kirishima no retribuyó de la misma manera y había lastimado su maldito orgullo, joder.

¿Será que tal vez él no sienta lo mismo? O tal vez estaba llevando las cosas demasiado rápido.

En ese momento Bakugo se sentía como un pervertido promedio. Pero no podía permitirse el que Eijirou pensara otras cosas que no eran.

─No, no fue una idiotez, Kirishima, no supongas idioteces ¿Bien? Sigamos caminando.

Eijirou tragó algo de saliva mirando la espalda del otro. ─Entonces. ─Sus labios vacilaron un poco. ─¿Puedes darme un beso?

Bakugo detuvo sus pasos y miró de reojo al otro desde su ángulo, chasqueó la lengua con fuerza y dejó caer sus hombros con lentitud. Vamos, dile que no, joder, aquí, es peligroso. Pasaron los segundos, los primeros rayos del sol iluminando el bonito verde de los árboles. Kirishima bajó la mirada con paciencia, iba a soltar un pequeño suspiro, sin embargo, de un momento a otro su mandíbula fue agarrada con fuerza y los suaves labios de Bakugo tocaron los suyos, fue algo tosco al principio, pero Kirishima sonrió entre en medio del beso no permitiéndose el esconder la felicidad que aquel gesto le causó.

TIEMPO DE ADVERSIDADES |KiriBaku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora