|CAPÍTULO 16|

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PROMESA






─¿Chicos? ¿Me escuchan?

Bakugo apretó los dientes mirando la puerta con bastante molestia, no sabía qué hubiera pasado si el seguro no estuviera puesto. Sintió a Kirishima besarle el cuello con sus húmedos labios, el cenizo no quería detenerse, realmente no deseaba hacerlo. Sujetó de la nuca al otro para incitarle a seguir pues Kirishima no presentaba señales de nerviosismo o espanto, todo lo contrario.

─¡Estamos bien! ¿Entendido? ¡Sólo denos un momento, necesito unos minutos para ambientar al híbrido! ─Katsuki anunció con algo de insistencia y nervios pues Ei no dejaba de soltar jadeos con su ronroneo. Chasqueó la lengua separando al pelirrojo y estampó una mano en su boca para hacerle guardar silencio.

A Iida se le escuchó murmurar algo detrás de la puerta, al parecer no se encontraba solo, Bakugo apostaba a que esa otra persona era Momo, joven responsable de la salud de Ei. ─¡De acuerdo! ¡Anunciaremos tu petición a Yoichi-sama y regresaremos en breves minutos!

El rubio bufó con burla regresando la mirada a Eijirou, este se encontraba mirándole por igual con unos ojos sumamente encendidos, al parecer el sentimiento de lujuria y excitación había sido demasiado para Kirishima, pero a la mierda, eso no le preocupaba en nada a Bakugo. Manteniendo la mano en la boca ajena, se decidió por comenzar a alzarse lentamente para alinear la punta de aquella erección con su entrada. Ei estaba tan duro y húmedo que todo parecía sencillo.

─Shhh. ─Katsuki sonrió con ganas sintiendo un extraño poder consigo, que el otro esté tan sumiso ante él le emocionaba demasiado, más de lo que alguna vez hubiera imaginado. Observó con suma atención cómo Kirishima cerraba los ojos y fruncía el ceño en placer cuando su miembro fue entrado en el cenizo. Bakugo podía sentir los gruñidos ahogados retumbar en la garganta adversa. Sus dientes se apretaron ante el pequeño dolor que estaba comenzando a sentir. Ei era grande, su erección punzaba y era tan gruesa.

─M-Mnh. ─Kirishima gemía dejando ir el aire fuertemente por la nariz. Poco a poco y con cuidado, su miembro logró entrar por completo, abrió con lentitud sus ojos y lo primero que vio fue a Bakugo respirando agitado, sus cejas estaban arrugadas y la mirada cabizbaja, su boca se mantenía semiabierta y de esta salían ligeros jadeos. Ya que una mano seguía tapando su boca, decidió en llevar su propia diestra al rostro ajeno para acariciarlo.

Bakugo levantó la mirada al sentir el tacto, la verdad esque el dolor era pesado, pero hasta cierto punto soportable, soltó un suspiro tratando de adaptarse rápidamente a la situación. ─N-No podemos hacer ruido, debemos ser cuidadosos con… ─Al tratar de moverse para una mejor posición, el miembro dentro de él golpeó nuevamente aquel sensible lugar, Bakugo se interrumpió con un gemido malditamente imposible de resguardar. Demonios, demonios…

Eijirou ladeó el rostro y se deleitó con el estado actual de Katsuki, sonrió antes de retirar por su propia cuenta la mano en su boca. ─¿Te gusta? Mi amado ángel…─Con lentitud recostó el cuerpo de Bakugo en la cama posicionándose sobre él, ambas piernas ajenas se acomodaron perfectamente en sus caderas y jadeó ante ello. ─Eres tan hermoso, me encanta cómo tu piel tiembla ante nuestro tacto ¿Quieres que me mueva?

─Joder, maldita sea, y-yo… ─Bakugo frunció el ceño y soltó un silencioso gruñido, el control sobre el ajeno había durado tan poco, ahora mismo estaba en completa merced y a pesar de todo, no lo odiaba en lo absoluto. ─K-Kirishima…

El aludido se acomodó mejor y antes de empezar a moverse, llevó su mano izquierda a la boca de Katsuki, prohibiéndole el soltar algún ruido. ─Debemos ser cuidadosos ¿Verdad?

Bakugo abrió los ojos ante tal acción, pero antes de poder hacer algo, el otro comenzó a embestir, la erección del pelirrojo estaba bastante húmeda por lo que se deslizaba dentro fácilmente. La sensación era tan embriagante, Kirishima observaba totalmente fundido en el placer aquellos ojos llorosos que le miraban de vuelta. Con su mano libre, acarició el abdomen de Katsuki, después su pecho y al final se inclinó para estar más cerca. Había tomado una buena decisión en cubrir la boca adversa pues podía sentir cómo los gemidos y pequeños gritos se ahogaban en su izquierda.

TIEMPO DE ADVERSIDADES |KiriBaku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora