|CAPÍTULO 21|

455 94 25
                                    

PODER





Bakugo volvió a verificar que nadie estuviese detrás de él antes de entrar a la habitación a su frente, con bastante sigilo y cuidado abrió la puerta de la pequeña enfermería y se adentró sin mucho problema. Bufó, no podía creer en la situación tan malditamente peculiar que se encontraba. Sus expeditos ojos buscaron en la vitrina algún medicamento para disminuir el dolor, porque sí, el suplicio que Bakugo sentía era lo necesariamente intenso para verse obligado en conseguir algo para disminuirlo.

Su lengua chasqueó en total disgusto, desafortunadamente su gran dote de inteligencia y agilidad tenían límites pues el nombre de todos los malditos medicamentos parecía estar escritos en un idioma inentendible. Él se imaginaba algo más sencillo como el para qué o qué demonios curaba un simple píldora. Demonios. ─Mierda, mierda, mierda. ─Susurró entre dientes pasando de frasco en frasco hasta que de pronto la puerta detrás de él se abrió.

Katsuki volteó rápidamente maldiciendo a la nada por el jodido susto de porquería que se metió.

─Oh ¿Pero qué tenemos aquí? ─La pequeña doctora anciana miraba algo sorprendida al rubio pues no esperaba encontrar a alguien ahí. ─¿Bakugo?

¡Jodida suerte de mierda!

─Tsk. ─El cenizo volteó la mirada a otra parte, no quería demostrar lo nervioso que estaba. ─¿Qué mierda hace usted aquí?

─Oh querido, eso debo preguntarlo yo, esta es una de mis áreas de trabajo por lo que es normal que yo entre aquí. ─Chiyo se mostró más curiosa pues con dificultad logró percibir el frasco que Bakugo tenía descuidadamente en sus manos. ─¿Tienes problemas para ir al baño, de causalidad?

─¡¿Ahh?! ¡¿Por qué demonios usted me pregunta esa estupidez?! ─Su rostro se deformó en disgusto y, sí, bastante pena.

─Pues el medicamento que tienes en tus manos es para el intestino, cariño ¿Puedo ayudarte en algo? ¿Te molesta alguna parte de tu cuerpo?

Bueno, ya había sido descubierto, Bakugo no sabía dónde mierda esconder el rostro a esas alturas y consideró mejor la situación. ─Maldición. ─Musitó con verdadera irritación soltando ese medicamento tan diferente al que buscaba. ─Tengo… tengo dolor y necesito que se calme.

─¿Dónde te duele?

Bakugo le volteó a ver y se cuestionó severamente si esa pequeña anciana era de fiar. ─La parte baja de la espalda, no puedo caminar bien por el jodido dolor.

Chiyo creó una pequeña “o” con sus labios e hizo un ademán con sus manos para que el otro se volteara. ─Déjame revisar, alza tu camiseta.

─Maldición, sólo necesito algo para el dolor, tengo prisa.

─Por la manera en que apoyas tu cuerpo y doblas ligeramente la espalda para el soporte…─Chiyo le miró con atención. ─¿Tuviste relaciones de manera brusca?

Bakugo nunca conoció en su vida a una doctora con una intuición tan asombrosa y espeluznante. Una vena le saltó en la cien y todos los colores inundaron su rostro sin tenerlo mucho a su voluntad. Abrió y cerró la boca varias veces y lo único que salió de ella fue un profundo gruñido que le delató de la mejor manera posible.

─Oh vaya ¿De verdad acerté?

Antes de alguna respuesta, un leve bullicio comenzó a procrearse afuera pues Bakugo volteó hacia la ventana cuando varios soldados corrían hacia la misma dirección. Eso llamó su atención inmediatamente. Ignoró con culminación a la pequeña anciana y caminó hacia la puerta para llegar al patio, su ceño se frunció de inmediato y se apresuró en parar a uno de los soldados que corrían. ─Oye ¿Qué demonios está pasando?

TIEMPO DE ADVERSIDADES |KiriBaku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora