TIEMPO DE ADVERSIDADES |KiriBaku|

|CAPÍTULO 19|

FUERZA

Bakugo se estaba quedando dormido, debía admitirlo, mantener los ojos abiertos a más de la media noche era una tarea casi imposible, después de todo, él acostumbraba a dormir bastante temprano por el mismo motivo de mantenerse saludable y constante tanto física como mentalmente. Soltó un gruñido de más frustrado antes de sentarse y refregarse la cara con fuerza. No, debía mantenerse despierto. Para mantener su palabra, Bakugo decidió levantarse para explorar el pequeño cuarto, las luces estaban apagadas y todo lucía obscuro, pero gracias al brillo de la luna algunas pequeñas cosas podían entreverse bastante bien.

Tomó entre sus manos un pequeño perfume que yacía en el peinador, chasqueó la lengua en silencio y entrecerró los ojos para lograr leer las letras en la etiqueta, rindiéndose facilmente, se miró en el espejo por breves segundos. Recordaba en sus viejas memorias a su madre colocándose colonia, eso hacía que ella oliera bastante bien a pesar de dónde se encontraba. Si me coloco esto… ¿Oleré bien? Joder. Bakugo quería darse un buen zape en la mollera.

Sin querer pensar mucho en ello colocó un poco del líquido en su cuello y casi al instante se arrepintió, el aroma era estúpidamente dulce. Hizo mala cara y trató de retirarlo de forma agresiva, sin saber, claro, que al hacer eso el aroma sólo se impregnaba una y otra vez en otras partes de su cuerpo. ─Maldita porquería. ─Susurró entre dientes, casi como un gutural gruñido.

Al estar en su arduo trabajo logró escuchar que alguien llamaba en la habitación de a lado. Demonios, la habitación de a lado era la suya. Katsuki se pegó a la puerta y trató de escuchar sin evitar encontrarse algo nervioso, si alguien se enteraba que estaba en la habitación de Kirishima a esas alturas de la noche podrían malinterpretar las cosas de mil maneras. Sin embargo, pudo suponer de inmediato de quien se trataba. Agudizó sus oídos al máximo.

─¿Bakugo? ¿Estás ahí? ─Era Momo, aprendiz de enfermería. ─Vine a encargarte a Kirishima ¿Podrías salir por favor?

El cenizo no necesitó más palabras de por medio para abrir rápidamente la puerta y voltear sus ojos rojos hacia su lado derecho, enseguida se encontró cara a cara con la joven y esta, algo confundida, enarcó una ceja y trató de actuar normal.

─Oh… creí que estarías, ehm, bueno, hemos terminado por hoy, pero lamentablemente necesitará supervisión nocturna ¿Podrías vigilarlo durante la madrugada, Bakugo? Por favor. ─El rubio desvió los ojos hacia el híbrido, este se mantenía en pie, pero sus ojos estaban cerrados y parecía estar algo mareado. Los sentidos de Katsuki se alertaron de inmediato, Momo pudo notar aquello por lo que se apresuró en explicar.  ─Él se encuentra perfectamente bien, pero la medicina  es algo fuerte por lo que necesita reposo. Mi maestra me pidió que te entregara esto…

Bakugo observó cómo la joven le extendía un frasco mediano con líquido amarillo y un bozal negro. ─¿Pero qué demonios?

─Es una infusión de miel, durante el diagnostico Kirishima confesó que le gustaba y gracias a esa información fue sencillo un tranquilizante natural. El bozal sólo es para alguna emergencia, ya sabes… La mandíbula puede ser peligrosa. ─Momo quiso sonreír. ─Por si se vuelve agresivo en algún momento, después de todo ese medicamento que su cuerpo está asimilando es para incrementar su vitalidad.

─Suficiente, ya entendí. ─Bakugo se acercó al pelirrojo y al notar que este seguía adormilado, le ayudó a avanzar hacia su habitación. ─Yo me encargo.

Yaoyorozu asintió, junto sus manos mirando con atención, nerviosa. ─Si llegas a necesitar algo, lo que sea… Chiyo-sama y yo estaremos al pendiente-

─Sí, sí, lo que sea.

Al decir aquello, Bakugo cerró la puerta y colocó a Kirishima en la cama, estaba más pesado de lo usual y por ello se sorprendió al tambalearse ligeramente. ─¿Desde cuándo pesas tanto, dragón glotón?