UN PROPÓSITO
Kirishima corrió tan rápido como Bakugo lo hacía, miraba al rubio desde atrás totalmente impresionado por aquella rapidez. Sus pies eran raudos también, pero no había comido nada desde el día anterior, tuvo un pequeño desangramiento por los latigazos y sentía cómo sus sentidos híbridos tambaleaban, no podía seguirle el ritmo al otro, su espalda dolía horrores. Estaban rodeados por el inmenso bosque, los arboles eran intimidantes y la oscuridad sólo aportaba dificultad al encontrar un buen camino para trotar correctamente.
─¡B-Bakugo, espera!
Podía escuchar el murmullo de los soldados a unos metros detrás movilizándose para poder atraparlos, si no se desplazaba con más rapidez los esfuerzos de antes serían tirados a la basura. Al estar mirando hacia atrás constantemente, no percibió una gran rama delante de sus pasos, por lo que Kirishima jadeó al sentir el delgado trozo de madera arañarle sobre el ojo con tosquedad.
Fue tan grande la fuerza del golpe que cayó en el césped abruptamente.
Todo acabaría ahí, sería atrapado de nuevo, quiso mirar adelante para localizar a Bakugo, pero su cuerpo estaba tan malogrado que jadeó sintiendo la sangre escurrir por su rostro debido a la nueva herida.
─D-Demonios...
Eijirou escuchó aún más cerca a los milicianos, habían comenzado a disparar balas a ciegas. Tragó algo de saliva antes de intentar colocarse en pie, pero antes de siquiera lograrlo, sintió una gran traqueada.
Kirishima gruño ante ello pensando en que había sido encontrado y raptado nuevamente, pero sus ojos se agrandaron al notar aquella cabellera rubia, ambos habían caído detrás de un enorme tronco. Bakugo colocó inmediatamente una mano en la boca del otro para silenciarlo mientras este vigilaba los flancos de los milicianos. Kirishima miró a Katsuki encima de él y sonrió detrás de la mano en sus labios.
─Maldita sea, debí pensar que no correrías bien estando herido. ─El cenizo miró cómo los soldados pasaban de su lado, pensando seguramente que estarían más adelante. En su otra mano tenía preparada la katana, dispuesto a cortar a quien se acercara a su metro cuadrado. Estuvo supervisando los alrededores fijamente hasta que sintió al otro acercarlo para darle un intento de abrazo.
Bakugo se colocó tan jodidamente intranquilo que su ceño tambaleó creando una cara de estupefacción graciosa. ─¿Qué demonio estás haciendo, Kirishima?
El aludido, aún con su boca secuestrada, se le notó sonreír en un gesto auténtico de felicidad, Katsuki quitó su mano poco a poco dejando entrever aquel visaje tan reluciente. ─Gracias por regresar por mí Bakugo, pero sabes, aún si me hubieran capturado, yo estaría feliz de saber que tú lograste escapar.
El rubio chasqueó la lengua y se separó del otro de manera rápida. Kirishima se levantó quedando sentado, su vista estaba fija en el otro a cada segundo. ─Ya te lo dije, no me agradezcas hasta que estemos fuera de peligro, Kirishima. Esto que estamos haciendo es un delito muy grande de infamia y alevosía. No dejarán de buscarnos. ─Bakugo apenas notó la herida del otro en la ceja, alzó la diestra para toquetear la zona herida. ─¿Estás bien?
Kirishima agarró la mano del otro y la llevó a su propia mejilla donde la acurrucó con mucho cariño. ─Aún si no lo logramos, estoy agradecido contigo por sacarme de esa prisión. Bakugo, yo te debo la vida.
El rubio era muy bueno conteniendo las emociones, pero en ese momento no pudo dominar el potente sonrojo que ahora exponían sus mejillas y orejas. Sus ojos ahora miraban a un ser tan puro y, joder, tan malditamente hermoso. Bakugo nunca consideró algo hermoso en su vida, además de su preciada katana y cuchillas, claro estaba. Pero estaba tocando terreno desconocido con Kirishima, su cuerpo reaccionaba a los impulsos por no verlo sufrir más, observar aquella sonrisa y sobre todo tenerle cerca a cada momento.
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TIEMPO DE ADVERSIDADES |KiriBaku|
FanfictionEl mundo es cruel. Kirishima, híbrido dragón, exclavo de la humanidad, pierde el deseo de vivir poco a poco. Sin embargo, en el trascurso de su dolorosa experiencia, conoce una razón más para quierer sobrellevar su vida. Su nombre es lo más hermos...