6. El chico del café

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Siento infinidad de mariposas en mi estómago, no sabía que Matthew besara tan bien. Nos separamos para recobrar nuestro aliento y él vuelve a juntar nuestras bocas, me siento tan bien en este momento... Ya no me importa estar empapada porque estoy con él.

Me lleva a casa en su coche y lo estamos mojando todo, pero no parece importarle. Está sonriendo mientras apoya su mano en mi pierna. Estoy tan contenta de haberle conocido, es lo mejor que me ha pasado nunca. Ojalá este instante durara para siempre.

Se baja del coche, cuando aún está lloviendo, y me abre la puerta ayudándome a bajar. Me acompaña hasta mi casa y me pone un mechón de pelo detrás de la oreja. A continuación, me da un beso en los labios.

–Hasta mañana, guapa –me dice.

–Adiós.

Sonrío de oreja a oreja sin poder contenerme y entro en casa. Mi padre está haciendo la cena y mi madre y mi hermana están en el sofá viendo la tele.

–¿Qué te ha pasado?

Mi madre se levanta asustada porque me ve toda empapada.

–Está lloviendo, por si no lo sabías –respondo.

–Te cogerá un costipado –me dice–. Tus amigas han vuelto a acompañar a tu hermana a casa y cuando he llegado del trabajo aún no estabas. ¿Dónde te habías metido?

–Estaba tomando un helado.

–¿Con quién? –sonríe.

Ella me coge del brazo hasta sentarme en el sofá, mientras mi padre me da una toalla para secarme.

–Se llama Matthew.

–De acuerdo... –dice mi madre.

Mi padre también está atento a la conversación, y parece que están esperando a que les dé una noticia importante.

–Me siento incómoda, voy a cambiarme –comento levantándome.

–¿Me has traído un donut? –pregunta Clara.

–¡Ay, no! No he pasado por Daisy's. Madre mía, es la primera vez que no voy.

–No pasa nada, seguro que lo entenderán – me tranquiliza mi madre.

Yo asiento y subo las escaleras. Tengo ganas de contarles lo que ha pasado así que les grito desde arriba:

–¡Nos hemos besado!

Oigo como mi madre exclama un grito de alegría mientras mi padre se ríe triunfante, pero no oigo nada por parte de Clara.


Me siento en una mesa de Daisy's un poco estresada, mañana nos han puesto un examen de mates y yo no estoy nada preparada.

Han pasado unas cuantas semanas desde mi primer beso con Matthew, desde ese día me pidió ser novios oficialmente. Ahora ya llevamos casi un mes juntos.

–¿Qué te pongo? –me pregunta Dani.

–Algo fuerte, ¿qué me ofreces?

–Esto está fuera de contexto...

Madre mía, no sabía que el inocente chico del café podía llegar a ser un malpensado. Me río y él me dedica una sonrisa.

–¿Estás cansada?

–Mañana tengo un examen de mates y no entiendo nada –me lamento.

–Ey, ni se te ocurra desanimarte, Pequis –responde sentándose delante mío–. Si quieres yo te puedo ayudar.

SIEMPRE FUISTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora