13. Cerrar una etapa

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Entro en Daisy's y me quito los auriculares. Veo en una de las mesas del fondo a mis amigos, han venido todos y sé que, cuando les cuente, me podrán entender porque ellos sí que me quieren de verdad.

Cuando me acerco, me sonríen y veo que me han guardado un sitio. Me siento y me quito el abrigo sin decir nada. Me doy cuenta que están todos menos Dani, me giro para observar si está, pero no le veo. Suspiro cansada y miro a mis amigos. No dicen nada, están esperando a que les cuente cuando me sienta preparada.

Noto como Abby pone su mano encima de la mía y la empieza a acariciar, Brooke hace lo mismo con la otra. Sonríen y me dan fuerzas para lo que tengo que decir.

Les cuento todo desde el principio; todos los comentarios de Matthew infravalorándome, las veces que no me ha respetado y me ha tratado como si mi cuerpo no tuviera valor. Incluso les cuento cuando me fui al centro comercial con él y me miró con cara de asco mientras llevaba ese vestido que me quedaba tan bien.

Les explico que estaba cegada por amor. Aún siento algo por Matthew, pero sé que alejándome me encontraré a mí misma de nuevo. Porque ahora mismo tengo una autoestima tan baja que me apetece quedarme en casa sin salir. Mi novio me ha destrozado tanto mental como emocionalmente, me ha ido destruyendo poco a poco sin que yo me diera cuenta.

Él siempre me ha puesto excusas cuando hace algo mal, o me promete que no lo volverá a hacer más, pero las situaciones y los comentarios se han ido tornando cada vez peor. Como es mi primera relación, he normalizado todas las situaciones tóxicas con él. Porque tengo miedo de decepcionarle, de que me deje sola y de que yo no pueda superarlo nunca.

Pero ahora sé que con la ayuda de mi familia y amigos estaré bien. Es cuestión de tiempo y paciencia, no todo se irá de un día para otro, y sé que jamás olvidaré lo que me hizo pasar. Pero sé con certeza que todo el dolor que siento ahora, algún día, se convertirá en una cicatriz bien marcada, pero ya sanada.

Cuando termino de hablar, ellos se miran y, seguidamente, se levantan todos a la vez y me abrazan. Nos damos un abrazo grupal en el que se me escapa alguna lágrima. Se vuelven a sentar y veo a Abby limpiándose unas cuantas lágrimas mientras Brooke se rasca el ojo. Nunca lo admitiría, pero sé que también se le ha escapado más de una lágrima.

–¿Cuándo hablarás con él? –me pregunta Liam.

–Mañana mismo.

–Me alegro mucho por ti, Lia –añade–. Has dado un gran paso.

–Mi padre me ha ayudado a darme cuenta –contesto–, aunque vosotros me advertisteis desde el principio, pero no os hice caso.

–No te martirices con eso –comenta Brooke–, nada de lo que ha pasado es tu culpa. El amor ciega demasiado.

Yo sonrío.

–¿Tomamos algo? –propone Josh.

–¡Sí, me muero de hambre! –dice Abby.

–¿Sabéis dónde está Dani? –pregunto.

Todos niegan con la cabeza.

–Qué raro, su horario de fin de semana es por las mañanas...

–No te preocupes –me tranquiliza Liam–, seguro que tenía algo importante que hacer. Pero, ¿le dijiste que le tenías que contar algo?

–No, porque pensaba que ya estaría aquí.

–Entonces no lo culpo porque no lo sabía –añade Liam–. Tú no te preocupes, ya hablarás con él. Ahora pidamos unos batidos acompañados de unos buenos pancakes.

Todos ríen entusiasmados y yo agradezco los maravillosos amigos que me ha regalado la vida.

Cuando recogemos todo para irnos, voy un momento al mostrador a saludar a Daisy.

SIEMPRE FUISTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora