–¿Puedo abrir los ojos?
No veo nada, ya que el pañuelo que Matthew me ha atado a la cabeza me tapa la visión. Me ha guiado con su coche a un destino que no identifico.
–Ya casi estamos... –me dice.
Me lleva caminando unos pasos más hasta que se aleja de mí para abrir unas luces. Me quita la venda y por fin abro los ojos.
No me lo puedo creer, ¡es una exposición de arte!
–¡Uau! Pero, ¿qué es esto?
–Mi padre lleva varias empresas de exposiciones, y le he hablado de ti –me explica contento–. Me ha dicho que le encantaría ver tus pinturas.
–Pero aún soy una estudiante, ni siquiera he empezado Bellas Artes.
–Eso no importa, quiere ver tus obras para ponerlas aquí.
–Estás de broma, ¿no? –sonrío– ¡Es la mejor sorpresa del mundo!
Le abrazo y le doy un beso en los labios. No puedo creer la suerte que tengo con este chico.
–Entonces, ¿te gusta?
–¡No, me encanta! –grito.
Empiezo a dar vueltas en la galería como si fuera una niña pequeña, pero no me importa. Soy muy feliz, siento que estoy cada vez más cerca de cumplir mi sueño.
–¡No sabía que tu padre tenía esto! –digo maravillada.
–Te lo quería decir cuando me contaste lo de tus pinturas, pero prefería reservarlo para este momento. Y, al parecer, ha valido la pena.
Me mira con ternura y me da un beso en la mejilla. Le cojo de la mano y empezamos a pasear por toda la exposición.
Al cabo de unas horas, nos cansamos. Afuera es de noche porque el otoño ya ha llegado. Nos montamos en su coche y pienso que me va a llevar a casa, pero ha tomado el camino contrario.
–¿Aún no sabes donde vivo? –bromeo.
–Sí, pero vamos a mi casa –responde guiñándome un ojo.
Parece que las sorpresas no acaban aquí.
Entramos dentro de su casa y veo preparada una mesa con velas y flores, no sabía que podía llegar a ser tan romántico, pero siempre me acaba sorprendiendo.
–¡Qué bonito!
A continuación, me siento en la mesa emocionada porque haya pensado todo esto para nuestro primer aniversario. Él trae de la cocina una bandeja con pollo asado y patatas.
–Puede que no sea tan bueno como el de tu padre, pero se ha intentado.
–Seguro que está delicioso –sonrío.
Nos lo comemos todo muy alegres mientras compartimos anécdotas y risas. Después, él saca un postre que me deja más maravillada de lo que ya estoy.
–¡Es un Coulant! ¿Lo has hecho tú? –pregunto.
–Por supuesto, lo mejor para la mejor.
Me da un beso en los labios y se sienta. El postre está muy bueno y lo devoramos enseguida. Recogemos todo y nos sentamos en el sofá, ahora es mi momento para darle el regalo que tanto he esperado.
–Cierra los ojos –le digo.
–A sus órdenes.
Saco de mi bolso unas entradas para un concierto de música electrónica que sé que le encanta, todo gracias a la madre de Brooke que trabaja con cantantes y me las consiguió a buen precio.
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SIEMPRE FUISTE TÚ
RomanceLaia vive en Camden, un pequeño pueblo del estado de Maine, donde todos se conocen. Empieza su último año de instituto junto a su grupo de amigos antes de marchar a la universidad, donde quiere ejercer de artista y abrir su propia galería. Pero tend...