Llevo todo el fin de semana sin ver a mis amigas, ya que Matt ha preparado muchos planes para hacer conmigo y yo no me he podido negar. Ni siquiera he pasado por Daisy's, echo mucho de menos a mi chico del café. También a los donuts y los batidos tan buenos, pero Matt me ha vuelto a recordar que, para que me pueda entrar el bikini el verano que viene, tengo que hacer sacrificios.
Llega el lunes y bajo a desayunar a toda prisa como siempre. A partir de hoy, Matthew me prometió que me llevaría al instituto y me traería cada día.
–¡Buenos días!
–Buenos días, cielo –dice mi padre leyendo el periódico.
Cojo unas galletas de la cocina y veo a mi hermana comiendo cereales. Me acerco a ella y me siento a su lado.
–Buenos días, Clarita –le doy un beso en la mejilla.
–Hola.
Sigue comiendo sin mirarme y yo ya no sé qué hacer. Parece que aún esté celosa de que salga con Matthew, ahora solo me queda esperar a que se le pase.
–Oye, tengo una buena noticia –comento–. No hará falta que mamá nos lleve en coche y nos venga a buscar. ¿Sabes por qué?
Ella alza la mirada.
–¡Porque Matthew nos recogerá siempre en coche! –sonrío.
Oigo un claxon y sé que es él.
–Vamos, coge tu mochila.
–Yo quiero ir con mamá –pronuncia.
Yo la miro frunciendo el ceño.
–Pero si nunca quieres que nos lleve, además, el coche de Matt es una pasada.
–No quiero.
–Pero así mamá puede llegar pronto al trabajo.
–En efecto, ya se ha ido –añade mi padre.
Mi hermana refunfuña, coge su mochila y se va. Yo la sigo de cerca, pero veo que se va caminando para el otro lado.
–El coche de Matt es ese –digo cogiéndola del brazo.
–Déjame, no quiero.
–Clara, no te comportes así.
Oigo a mi novio bajar del coche y viene a nuestro encuentro.
–¡Buenos días, preciosa! –exclama contento.
Me da un beso en los labios y, a continuación, se dirige a Clara.
–Qué guapa eres, casi tanto como tu hermana.
Yo río y ella se limita a fruncir el ceño. Madre mía, ella nunca ha sido tan celosa, no entiendo su reacción.
–Vámonos o llegaremos tarde, Clara –advierto.
Le intento coger de la mano, pero ella me esquiva y se va directa al coche. Todo el trayecto se queda en silencio y yo me empiezo a preocupar.
–¡Ya hemos llegado! –dice Matt.
Nos bajamos de su coche y voy a acompañar a Clara a su clase, pero ella se va corriendo y entra en su edificio.
–No entiendo qué le ocurre –suspiro cansada.
–Déjala, ya se le pasará.
Me coge de la cintura y entramos en el instituto.
Cuando se acaban las dos primeras clases, me muero de hambre por ir a la cafetería.
–¿Os venís a comer algo? –pregunto a mis amigas.
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SIEMPRE FUISTE TÚ
RomanceLaia vive en Camden, un pequeño pueblo del estado de Maine, donde todos se conocen. Empieza su último año de instituto junto a su grupo de amigos antes de marchar a la universidad, donde quiere ejercer de artista y abrir su propia galería. Pero tend...