–No me lo puedo creer, ¡no es justo!
Mis amigos y yo estamos en Daisy's mientras mi familia se ha ido a casa para que no le afecte tanto a Clara. Yo estoy muy cabreada con Matthew y su familia; no puedo creer que culpen a mi hermana de haber mentido, cuando todos sabemos que el que mintió fue su hijo.
–Lo siento, Laia –me dice Dani pasando su brazo por mi hombro–. Ya no podemos hacer nada.
–Pero, ¡tiene que haber algún testigo más! –replico– No puede ser que le liberen como si no hubiera pasado nada, seguro que alguien les vio.
–Nadie les vio, Lia. Lo siento... –comenta Abby.
–Yo me voy a casa, no soporto hablar más de este tema –dice Liam levantándose de la silla.
–Pero Liam, ¡tenemos que hacer algo!
–Déjalo Laia, no hay nada que hacer. No tienen pruebas y es la palabra de Matthew contra la de tu hermana, ya no hay esperanza.
–¡No permitiré que te rindas!
–Lia, para. Por favor... –me pide Abby.
Se levanta y abandona la cafetería con Liam. Brooke y Josh suspiran cansados y se miran.
–Yo me tendría que ir a casa también –dice Brooke.
–Te acompaño –responde Josh.
Se despiden de nosotros con un abrazo y se van.
–No es justo... –digo.
–Lo sé Pequis, pero hay muchas cosas injustas en esta vida.
Dani me da un beso en la frente y acaricia mi hombro.
–¿Qué tal tú con Harry? –pregunto.
–Hemos contratado a un abogado. Mientras se hace el papeleo, mi hermano y yo nos encargaremos de convencer a nuestra madre.
–¿Harry se aloja en vuestra casa?
–Sí, por eso mi padre no nos ha vuelto a pegar –me explica–. Es un alivio saber que estos días no tengo que preocuparme de esperar una paliza al llegar a casa.
Contengo mis lágrimas de frustración, ya que no me puedo hundir delante de él.
–Lo siento tanto... –digo– Si hubiera una manera de ayudarte lo haría.
–Lo sé, amor.
Me da un beso muy tierno en los labios y se separa para decirme:
–Cuando acabe todo esto tendremos nuestra cita, ¿no?
Yo sonrío y le doy un beso en la nariz.
–Por supuesto, lo estoy deseando.
Me abraza y nos quedamos unos segundos así.
–Eres lo mejor que me ha pasado en la vida –me confiesa.
–Lo mismo digo.
Nos miramos y me llena la cara de besos, yo me río mientras me levanta como si fuera un saco de patatas. Me lleva hasta el mostrador y me suelta, seguidamente, coge dos donuts de la bandeja y me los da en una bolsa.
–Uno para ti y otro para tu hermana, así os alegrareis.
–Gracias, eres un cielo.
Le doy un beso en los labios y él me vuelve a llenar la cara de besos. Es un sentimiento tan bonito estar enamorada, como una brisa de aire fresco en medio de un día muy caluroso. Ojalá que todo se solucione en su vida, así podremos ser felices juntos y alcanzaremos nuestros sueños.
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SIEMPRE FUISTE TÚ
RomanceLaia vive en Camden, un pequeño pueblo del estado de Maine, donde todos se conocen. Empieza su último año de instituto junto a su grupo de amigos antes de marchar a la universidad, donde quiere ejercer de artista y abrir su propia galería. Pero tend...