Llega el lunes y estoy muy estresada, ya que he estudiado mucho, pero no sé si realmente aprobaré todo. Porque los pensamientos intrusivos me siguen viniendo, sobre Matthew y mi relación con él.
Por suerte ya no pienso en él cada día, pero en el instituto me lo sigo cruzando muchas veces y aún me duele el recuerdo. Porque hubieron buenos momentos juntos en los que me sentí querida, pero todo se convirtió en una farsa cuando empezó a manipularme de esa manera. Yo sé que algún día le perdonaré y ya no le guardaré rencor, así estaré en paz conmigo misma y seré feliz.
Pasa la semana bastante rápido en la que me dedico solo a estudiar y recargar fuerzas en Daisy's, así también veo a mi chico del café que me ayuda con el estudio, sobre todo con los números, esas odiosas mates...
Por fin es el último día de exámenes y, al terminar, todo nuestro curso sale gritando y riendo como si no hubiera un mañana. Mis amigos y yo aprovechamos para empezar nuestra celebración en Daisy's, ya que, además, hemos quedado mañana para ir al festival.
Entramos a la cafetería hablando ruidosamente entre todos. Ellos se sientan en una mesa, mientras yo voy directamente al mostrador y cojo un donut. Se abre la puerta de la cocina y sale Dani, quien sonríe de oreja a oreja cuando me ve.
–¡Has acabado! –me grita.
Me abraza mientras me da una vuelta en el aire y yo me río.
–Cuidado con mi donut.
Entonces él muerde un trozo y yo abro la boca sorprendida.
–¡Daniel Miller, te has atrevido a comerte mi donut!
–Solo un trocito, Pequis... –sonríe tímidamente.
No sé por qué, pero eso me hace sonrojar. Nos sentamos en los taburetes y me pregunta:
–Bueno, ¿cómo han ido los últimos exámenes?
–No sé...
–Sé positiva, pase lo que pase irá bien –me dedica una sonrisa.
–Siempre transmites muy buenas vibras –digo.
–Gracias, supongo –se ríe tímidamente.
–Acuérdate que mañana por la tarde hemos quedado para ir al festival –le recuerdo.
–Te puedo pasar a recoger por tu casa...
Me lo dice con unos ojos... Como si tuviera miedo de que yo me negara.
–¡Claro que sí! Podemos caminar juntos hasta allí.
–¡Perfecto! Bueno, ahora ve con tus amigos, tenéis mucho que celebrar.
–¡Sí! Estoy deseando que llegue Navidad; para cocinar con mi hermana, ver películas navideñas, jugar en la nieve...
–Te gusta esta estación, ¿no? –se ríe.
–¡No me gusta, me encanta!
De la emoción por lo contenta que estoy le doy un beso en la mejilla y él se pone rojo.
–Bueno... –digo– Voy con mis amigos, tráenos unos pancakes y unos cuantos batidos, por favor.
–Claro –responde aclarándose la garganta.
Madre mía, qué incomodidad. Sé que le ha gustado ese beso, pero se ha quedado sin palabras. La verdad es que es mucho más atractivo cuando se sonroja y se hace el tímido.
Me siento en la mesa con mis amigos, quienes están hablando de los exámenes.
–No tienes razón, Josh –dice Brooke–. Las preguntas estaban bien, el problema eres tú que no las entiendes.
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SIEMPRE FUISTE TÚ
RomanceLaia vive en Camden, un pequeño pueblo del estado de Maine, donde todos se conocen. Empieza su último año de instituto junto a su grupo de amigos antes de marchar a la universidad, donde quiere ejercer de artista y abrir su propia galería. Pero tend...