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Una misión

Quedarse a dormir donde Jisung en sí no era algo malo, disfrutaba estar con su amigo y rápidamente se habían vuelto grandes confidentes. Si pensaba en ir al apartamento de Han, lo que podía incomodarlo de aquel hecho era la presencia del mayor de sus compañeros de apartamento, así que agradecía que Jisung aclarara que aquel día no estarían más que aquellos dos en el recinto. No había problemas en aceptar su panorama, más porque estaba curioso por saber qué era tan importante.

Tan importante, ¿pero me invita hasta un día después?

Esto es muy extraño, la verdad.

El día domingo a eso de las ocho de la tarde se vio a sí mismo parado fuera del edificio de antigua infraestructura, y a su mente con esa imagen frente a sus ojos, fue inevitable no pensar en como ese tipo de construcciones parecían rondar en los gustos y estilos del vocalista, recordando también la fachada que tenía la sala de ensayo que había conocido el viernes en la noche. Cuando se descubrió pensando en el chico de cabellos decolorados negó rápidamente como deshaciendo los pensamientos, frunciendo un poco el entrecejo antes de meterse por la entrada principal y usar las escaleras para llegar hasta el cuarto piso.

Lo que menos necesitaba en ese momento era pensar en el otro, menos después de las cuantas cosas que habían terminado confesándose. En algún momento del día que se vieron había pensado en la posibilidad de que si confesaba, de manera poco consciente, que Bang sí le atraía, de algún modo podía significar que lo dejara en paz, sólo porque estaba siendo sincero con él y dejaba en claro su interés poco serio en alguien como él.

Pero había olvidado por completo una parte importante de confesar algo como aquello: Bang siempre estuvo rondando por conseguir algo lo menos serio posible.

Cuando estuvo en casa, agitado porque había corrido parte del trayecto de regreso nervioso y enojado, se había dado cuenta de que su pensamiento había sido poco lógico, sobre todo porque prácticamente le había dado algún tipo de indicio de que, si no estaba la puerta abierta a la posibilidad de estar juntos una noche, su confesión dejaba inevitablemente abierta una ventana.

De todas maneras, y un poco sorprendido, Bang no volvió a mensajearle en todo el fin de semana.

Una vez más estaba extrañado, pero buscó rápidamente la manera de distraer su cabeza, porque las veces que había terminado por buscar explicación a las cosas que no entendía, terminaba exponiéndose a sí mismo y él ya no quería cometer de nuevo ese error.

El sonido del timbre se filtró un poco a través de las gruesas murallas del apartamento de Han, y las características pisadas del mayor se escucharon cuando estuvo cerca de la puerta, la que fue abierta por un chico sonriente de abultadas mejillas.

-- ¡Vida mía! Entra por favor.

-- Hola, Jisung.

-- Hola, cielo. Toma asiento, ¿si? -- Jisung canturreaba todas sus palabras. Si bien, a conocimiento de Kim, Jisung era una persona bastante escandalosa y exagerada algunas veces en su forma de interactuar con sus cercanos, éste Han estaba siendo demasiado sospechoso.
Entrecerró apenas un poco los ojos para mirar cómo daba la vuelta a la mesa que separaba su cocina de la sala, tomando asiento en aquella misma para mirar al mayor que metía la cabeza dentro de la nevera.

-- ¿Pasa algo? -- el sonido de un golpe hizo que Kim se alzara un poco en su lugar, atento a Jisung que se había quejado a baja voz, para soltar una torpe carcajada. Se mostró risueño, acariciándose la parte trasera de la cabeza. A veces eres tan torpe. -- ¿Estás bien?

-- Ay~, estoy bien, es que justo iba a tomar esto y me asusté con tu voz.

-- ¿Por qué estás tan extraño?

Flame | chanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora