- 40 S -

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Pequeño detalle, paso firme

-- ¿No puedes venir a sentarte? -- la voz quejumbrosa de Jisung no pasó desapercibida dentro del amplio auditorio cuando Hyunjin se acercó a ellos sólo por un momento, negando a su pregunta.

-- Aún debo mover unas cajas allá atrás, apenas termine vendré.

-- ¿Y acaso eres el único que hace cosas aquí?

-- Jisung -- regañó Kim, empujando con su propia pierna la ajena para llamarle la atención.

La risa del mayor de los tres no tardó en llegar a oídos de sus amigos, negando con la mano a la par que lo hacía con un rápido y desinteresado movimiento de cabeza.

-- Cada uno está en lo suyo, ardillita -- las mejillas de Han ardieron ante la entonación burlesca que había utilizado el rubio en la última palabra, Hwang y Kim riendo a carcajadas cuando lo escucharon rechistar con molestia.

Sin querer, temprano en la mañana, habían escuchado a Minho mencionar el cariñoso apodo para su novio mientras caminaban por los pasillos de regreso al auditorio, y no habían dejado de recordarlo en cada oportunidad que tenían, molestando al más bajo y dejando ir risas divertidas cada vez que Han se mostraba avergonzado como molesto a partes iguales.

Los tres sabían que en realidad su molestia no era nada serio.

Porque era enamorado de los que asquean.

-- Te ayudo entonces -- ofreció el castaño mientras se levantaba de la esponjosa silla, acomodando la sudadera sobre su asiento libre. -- Tú quédate cuidando nuestros asientos, no te preocupes, así nos avisas si empieza y no te pierdes nada, ¿mm? -- Jisung sólo asintió, de acuerdo con la idea mientras Kim pasaba por delante de sus piernas.

Junto a Hyunjin atravesaron la pesada puerta que llevaba a la parte trasera de la amplia sala de eventos, hasta la última habitación del pasillo, asignada para la utilería. El rubio señaló un montón de cajas de cartón de diferente tamaño y, en menor cantidad, unos contenedores plásticos, caminando enseguida conjunto a ellas.

-- ¿Sólo éstas quedan? -- cuestionó cuando se paró junto a él, un asentimiento ajeno en respuesta.

-- Pero no las cargues, algunas están muy pesadas. Es mejor si sólo las arrastramos hasta detrás del escenario -- acotó, llamándolo con un movimiento preciso de su mano al que Seungmin no tardó en obedecer.

Fue una pila de cuatro cajas que arrastraron entre los dos por el resbaladizo suelo de baldosas, esquivando el ajetreo que aún se mantenía detrás de la zona del evento principal. 

-- ¿A qué hora se supone que termina? -- preguntó mientras empujaban, su mirada curiosa detallando en el estudiante de danza.

-- A las dos, se supone -- exageró el tono, alzando los hombros cuando Kim abultó un poco los labios, quejumbroso. -- No creo que se alargue demasiado, niño perro.

-- Es que tengo hambre... Y deja de llamarme niño perro, comadreja.

-- Las comadrejas son hermosas, pero suena horrible -- balbuceó de manera infantil mientras se quejaba, causando las risas de Seungmin a su lado.

-- Entonces deja de llamarme niño perro, reina del drama.

-- Me lo voy a pensar -- la actitud ligeramente burlona hizo que Seungmin le mirara con el entrecejo arrugado, Hyunjin soltando las cajas que casi bota, producto de la gracia. -- ¡Ay!

-- ¡Hwang!

-- ¡Es que me miras amenazante! -- culpó mientras acomodaba correctamente las cajas de nuevo, chillando. -- Vamos por un café, pero no me hagas daño.

Flame | chanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora