XXI

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Esta mañana me tocó limpiar la casa, en medio de tanta basura,
las mentiras que proyectaste en cartas,
donde profesabas con lujo y detalle todo lo que no sentías por mí.

Remarcaste mis ojos,
como las ventanas que dan luz a tus mañanas,
mis labios,
dulces y chorreantes,
cual manzana recién cosechada.
Me mentiste con palabras que sabías me gustarían,
usaste todos tus trucos, solo para que un día despertaras
y decidieras que yo ya no era de tu gusto.

Mandé tus cosas por correo a la casa de tu madre, me deshice de las sábanas que elegiste y de las cortinas que te gustaban.
Conservé una de tus tazas, la que te regalé,
esa me pertenece,
me parece justo,
y después de llevar todo, necesitaba recuperar algo mío.

Me preparé un café cargado, odiabas que lo hiciera de esa forma,
y me senté encima de la mesa.
Disfruté del silencio,
de tu aroma aún impregnado en las paredes,
observé los muebles,
aquellos que reclaman tu tacto, tus libros y tus adornos.

Sicofante, tengo espacio para tus cosas,
todavía puedo perdonarte por lo que me has hecho,
podemos olvidarlo,
y empezar de cero.

Sicofante, tengo espacio para tus cosas,todavía puedo perdonarte por lo que me has hecho,podemos olvidarlo,y empezar de cero

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