Sicofante, abriste heridas que ya estaban cerradas,
me enseñaste que el amor era sinónimo de destrucción
y que mi belleza no me hacía especial,
me hacía ingenua.
Sicofante,
no eres como los demás,
nadie se hubiera atrevido a tanto,
fuiste una extens...
Aquella pregunta me obligó a quitar mi vista de la pantalla, te observé de pie a un lado de la salamandra, estabas empapado, con la lluvia, el miedo, y con los ojos rojos, chorreando gotas de infelicidad.
Intenté comprender lo que me estabas tratando de decir, la pregunta era vaga y sencilla, podría haber dicho "Sí, lo soy" pero en su lugar, asentí. Mordiste tus labios, estabas devastado, caminaste con pesadez hacia el sillón, podría haberte gritado por sentarte en un lugar seco cuando estabas todo mojado, pero no lo hice, dejé de lado mi responsabilidad, caminé hacia tu posición, enredé en mis dedos las líneas de tus cabellos y tiré de él con suavidad, me miraste...
Agobiado y perdido, llorabas por mi futura ausencia, me querías, pero tenías que hacerte a la idea de que tú y yo no estaríamos más, pasar por el duelo, para endurecer el corazón, al dejarme, subiste la mano, enterraste las uñas en mi pecho, lo escuchaste latir, lo sentías, lo querías para la colección, y por mucho que doliera, tenías que pasar por la desilusión.
"¿Eres feliz conmigo?"
La insistencia me sorprendió.
Por supuesto que era feliz contigo, sicofante, sin saber el monstruo que eras, yo era feliz, podría haber seguido viviendo de esa mentira, rogué que me quitaras el corazón cuando me enamoré, y entregué sin dudar, aquello que ya no me pertenecía.
sicofante, yo era muy feliz, pero tú no, y en un lugar donde no es mutuo, no se prospera, nos hundíamos, nos ahogábamos, poco a poco, pirata, fuiste haciéndole un hueco al barco, para que el agua ingresara, y nos mate, y los botes de emergencia, los expulsaste mucho antes.
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