XII

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Te vi mientras compraba la cena,
te vi,
y tú también a mí.
Apretaste los dientes,
luego su mano,
y yo observé.

Comprendí al instante que no era cuestión de tiempo, sino eterno y definitivo. No volverías a tocar mi puerta, pues mi corazón ya no te era útil y habías encontrado un nuevo pasatiempo, un nuevo juguete.

No eres más que un sicofante,
un cazador de almas,
con el voraz apetito de consumir cuantas mujeres puedas.
Ella te sonrió,
creyendo que era con ternura.

La miré, es bonita.
Quería advertirle de todo lo que eres,
decirle cuánto la destruirías,
que la harías enfrentarse a un espejo solo para señalar sus imperfecciones.
Quería gritarle que huyera,
que buscara la libertad,
que aún tenía tiempo de experimentar la vida,
y de encontrar un amor genuino,
porque contigo,
eso jamás lo encontraría.

Quería decirle que un día llegarías con sus flores favoritas, con una cámara instantánea para capturar una cena juntos,
la invitarías al cine,
a caminar,
y después a bailar.
La besarías en cada rincón del centro, marcando su memoria con cada beso,
le dirías que la amas,
que es lo más hermoso y puro que has conocido,
y luego, sin previo aviso, una mañana le soltarías: "No eres tú, soy yo".

Pero no puedo advertirle cuando está enamorada,
no me creería, llevan tiempo juntos, lo sé...
Vi los mensajes hace tiempo,
pero creí que cambiarías,
y me cegué, solo para tenerte conmigo eternamente.

Qué horrible de tu parte,
qué ilusa fui yo,
pensar que tu corazón me pertenecía,
y que ella era solo un desliz pasajero...

Qué horrible de tu parte,qué ilusa fui yo,pensar que tu corazón me pertenecía,y que ella era solo un desliz pasajero

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