Las palabras que dices deben ir acompañadas de acciones; me endulzabas con esperanza, futuro y tranquilidad. Acariciabas mi cabello todas las noches, para luego irte de fiesta con tus amigos, esos que nunca conocí, y te llenabas la boca con todas las mujeres a las que podías besar.
Llegabas con miles de perfumes, pero me hice la idea de que en los lugares que asistías se mezclaban los olores, que el maquillaje se pegaba a tus camisas por puro descuido y no tocabas el teléfono por la delincuencia.
Me iba a dormir tranquila,
me decías que lo hacías para que tuviera una noche de paz,
de inspiración,
me dabas el espacio que necesitaba,
y te perdías en los cuerpos deslumbrantes de la noche.
Ladrón de corazones,
conquistador de personas ingenuas,
¿Cuántas personas fueron las que te encantaron?
¿Cuántos labios besaste para luego llegar a casa y besar sin culpa los míos?
Sicofante, tengo cien textos con razones para odiarte,
y la mitad de ellos, se supone, deben ser buenos recuerdos.
Ahora entiendo la mirada de culpa de tu madre,
el teléfono apagado cuando debía estar encendido,
tus amigos no acercándose a nuestra residencia,
no te buscaban,
porque sabían lo que hacías,
tu faceta tan oscura de querer destruir,
de tomar lo sano,
y volverlo enfermo.
Ni el psiquiatra,
ni los libros de autoayuda que leías,
te van a librar del desastre que dejaste,
la hecatombe de situaciones,
y la desesperanza.
Sicofante,
eras precioso,
pero no real.
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Sicofante
RomanceSicofante, abriste heridas que ya estaban cerradas, me enseñaste que el amor era sinónimo de destrucción y que mi belleza no me hacía especial, me hacía ingenua. Sicofante, no eres como los demás, nadie se hubiera atrevido a tanto, fuiste una extens...