Sicofante, abriste heridas que ya estaban cerradas,
me enseñaste que el amor era sinónimo de destrucción
y que mi belleza no me hacía especial,
me hacía ingenua.
Sicofante,
no eres como los demás,
nadie se hubiera atrevido a tanto,
fuiste una extens...
La relación parecía un juego de palabras, letras con forma diferente y números que ocupaban los espacios que se suponía debían estar en blanco. Éramos un libro mal impreso, con páginas desordenadas y mala numeración de hojas.
Así estoy, rescribiendo momentos que voy recordando, a destiempo y a tiempo, sin entender realmente qué era lo que necesitabas. Eran tus labios un afilador de palabras, tus ojos, las flechas que, por inercia, cada tanto no te gustaban, y me lanzabas una mirada de esas.
Me quedaba callada, inmóvil. Sicofante, querías quitarme el arte, el sentir, el expresarme. No era mi culpa que estuvieras vacío y hueco.
Sicofante, te lo repito de nuevo, el amor que sentía por ti nos alcanzaba a los dos.
Podría haber construido un enorme castillo solo con mis ganas, salir a trabajar, vivir por ti solo hasta que estuvieras bien. Quería cuidarte, enseñarte que nada está perdido, que las fechas de vencimiento que se ponen a los envases en realidad no significan nada, y que nuestra relación me salvaba.
Pero es una lástima que a ti, te ahogaba.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.