Sicofante, abriste heridas que ya estaban cerradas,
me enseñaste que el amor era sinónimo de destrucción
y que mi belleza no me hacía especial,
me hacía ingenua.
Sicofante,
no eres como los demás,
nadie se hubiera atrevido a tanto,
fuiste una extens...
Hoy tengo dolor de cabeza, hay sensaciones que no puedo sanar. Cada tanto te recuerdo y la voz se vuelve a quebrar.
La poesía fue mi salvación y espero que sea tu condena. Que me leas y sepas que cada texto, cada palabra, va dirigida a ti. No fueron solo cuatro años, fueron años de mi vida, de mi salud, de mi paciencia, de escucharte hablar de grandezas y llenarme la boca con impurezas.
Amarrarme con esposas a la cama, y no, no para eso. Para que no me vaya cuando quería salir, cuando mi juventud clamaba por mí en el exterior, de mis amistades que nunca supieron el porqué.
Y de mi madre, que hasta el día de hoy, no sabe por qué te temía tanto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.