Abril siempre ha estado enamorada de Franco, por eso cuanto este le propone fingir una relación decide aprovechar la oportunidad para conquistarlo. Lo que Abril no esperó fue que el arrogante y apuesto rival de su novio falso, se interpusiera en su...
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05. Inapropiado
✨Abril✨
El sobresalto que me provocó escuchar la voz de Franco, consiguió que el teléfono que sostenía se resbalara de mis manos. Me sorprendió tanto verlo en el umbral de la puerta que por varios segundos no supe como reaccionar. ¿Debía correr y saludarlo con un beso y un abrazo? ¿O aguardar que fuese él quién se acercara? En aquel breve instante en el que no me reponía del estupor en el que me dejó su presencia, las dudas afloraron en mi cabeza.
Christian acercándose fue todo lo que necesité para salir de aquel estado. Di un pequeño salto al percibir la manera en la que su brazo rozó mi pierna en el momento que se inclinó para recoger el teléfono que yacía sobre la alfombra. El calor de su piel se filtró a través de mi ropa, la repentina sensación de cosquillas en la zona lo evidenció. Tuve la percepción de que sus siguientes movimientos fueron hechos en cámara lenta. Se irguió despacio y durante todo el proceso mi atención no se apartó de él, hasta que nuestros ojos se encontraron y no pude sostenerle la mirada.
—¿Estás nerviosa?
Su pregunta no solo me pareció inoportuna, también inapropiada. Nunca le di la confianza para que me hablara en aquel tono bajo y ronco, tampoco, para que me susurrara al oído frente a mi novio —al menos él creía que lo era—. Christian se tomaba libertades conmigo por lo que pasó en Halloween, un hecho que parecía me iba a perseguir mientras lo tuviera cerca.
—Franco.
La sorpresa se filtró en mi voz al igual que el entusiasmo que me generó verlo, apreté mis manos en un gesto que denotó mi nerviosismo, mientras Christian puso distancia entre los dos. Aunque estaba atenta a Franco de pie en el umbral, no me perdí ni uno de los movimientos de Christian, que en lugar de salir como pensé, se sentó en una de las sillas frente a la barra de la cocina.
—Pasa, no te quedes ahí.
La tensión se acrecentó ante su intervención malintencionada. Pude darme cuenta de como Franco se puso más incómodo tras escucharlo. Christian quién también se percató de aquello, sonrió. Sus labios se curvaron dándole un aspecto desafiante que se acentuaba por la forma en la que miraba a mi novio falso, directamente a los ojos.
Nala quién le había ofrecido toda su atención a Christian corrió hacia la puerta. Mi perra ladró en una actitud poco amistosa, con la vista puesta en Franco que era un desconocido para ella. Recuperada por completo de la impresión que me causó verlo, me moví para ir directo a ella, me incliné y la tomé entre mis brazos, para calmarla.
—Lo siento, está aún adaptándose a mí y a la casa.
La seriedad de Franco me sentó mal, puesto no me ayudó a controlar mis nervios. Con dudas me acerqué un poco más, esperando que fuese él quién decidiera la manera en que la debíamos saludarnos. Agachó la cabeza y por un momento sentí que el aire se escapó de mis pulmones. No me besó los labios, tampoco las mejillas, fue directo a mi frente. Aquel gesto se percibía casi fraternal, todo lo contrarío a lo que esperaba.
