Capítulo 39

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Oigan, ¿pueden creer que es el penúltimo capítulo? Yo tampoco, al final del capítulo les dejo una imagen de la conversación de Christian y Aby que se menciona en la lectura, y en el grupo de Fb y en canal de ig, voy a dejar otra imagen

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Oigan, ¿pueden creer que es el penúltimo capítulo? Yo tampoco, al final del capítulo les dejo una imagen de la conversación de Christian y Aby que se menciona en la lectura, y en el grupo de Fb y en canal de ig, voy a dejar otra imagen. Capítulo largo, disfruten y lean con atención. 

39. Fuimos momentos 

✨Abril✨

La manera en la que Christian me abrazó hizo que mi cuerpo se tambaleara. Había dejado caer su peso sobre mí, sujetándome con tanta fuerza que tuve que hacer un esfuerzo extra para respirar. Recuperé el equilibrio mientras pasaba las manos por su espalda, acariciándolo de arriba hacia abajo con el único propósito de tranquilizarlo. No tenía idea de qué ocurría, pero pude percibir el profundo dolor que lo tenía en ese estado.

—Aby.

Por encima del hombro de Christian observé a Diana, la única que se acercó un poco a los dos. Tenía una expresión de desconcierto igual a las del resto de mis amigas, que nos contemplaban a un par de pasos. Con un gesto le pedí que me diera un momento y lo hizo tomando distancia.

—Tengo que irme.

La voz de Christian sonó rota como nunca antes la escuché. Mi reacción al darme cuenta fue apretarlo con más fuerza contra mi cuerpo, en lugar de dejarlo marcharse a como pretendía. No luchó contra mi agarre, permaneció aferrado a mi cintura por otro largo momento hasta que me di cuenta de las miradas curiosas que nos apuntaban, y entonces lo solté poco a poco.

—¿A dónde?

—No lo sé, solo quiero irme.

—Voy contigo.

Christian esquivó mi mirada y volteó para marcharse por la misma puerta por la que yo acababa de entrar. Mi primer impulso fue seguirlo, pese a la presencia de mis amigas que me esperaban y las miradas quisquillosas fijas en nosotros. Los pasos de Christian fueron largos y presuroso, descendió los escalones de concreto que llevaban hacia el estacionamiento, ignorando mi voz que repitió su nombre un par de veces. Justo cuando estaba a punto de desistir, giro de manera repentina, obligándome a detenerme de la misma forma.

—Abril, no es un buen momento.

—Lo sé. —Su falta de reacción ante mi respuesta me alentó a reanudar mis pasos, lo hice despacio notando como sus ojos se encontraban enrojecidos. Por un momento su mirada se quedó perdida hasta que se pasó las manos por la cara, como si se estuviera sacudiendo la conmoción—. ¿Qué necesitas?

—No lo sé.

Su barbilla tembló ante aquella respuesta, antes de que bajara una vez la mirada. Mi cautela se acabó en ese momento. Me acerqué de golpe para abrazarlo otra vez, y aunque no me devolvió el abrazo de inmediato, no lo solté. Mi garganta se sintió pesada de un momento a otro, como si tuviese atascado algo en ella que me impedía respirar con normalidad. Quería ofrecerle la calma que necesitaba, sin embargo, no conseguí hacerlo. Había un dolor lacerante en mi pecho que no era mío, que me impidió lograrlo.

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