Capítulo 38

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El capítulo está largo y con una carga emocional medio pesadita

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El capítulo está largo y con una carga emocional medio pesadita. Lean con atención y disfruten del capítulo. Uno de los últimos. ¡Comenten!

38. Reencuentros y reproches 

🏁Christian🏁

Un tímido y dudoso asentimiento se sintió como un shot de adrenalina pasando por mis venas. Mi respiración se vio afectada y ocultarlo fue lo primero que me pasó por la cabeza al darme cuenta. Me sentí el peor de los imbéciles por permitirle que me afectara de esa manera. Esforzándome por mostrarme sereno, alargué el brazo para darle el casco que sostenía en la mano derecha, aguardando con impaciencia que se decidiera a tomarlo.

—Gracias.

Abril me sonrió al tomarlo, evidenciando un nerviosismo que aún dudaba que lo ocasionaba. La idea de que estuviera actuando de aquella forma porque la atrapé con un tipo, mantenía la sangre caliente en mis venas. Por mi propio bien me obligué a dejar de verla, por eso me tomó desprevenido sentir el peso de su mano sobre mi hombro. Se apoyó en el para subir a la moto, presionándome con fuerza por culpa del miedo que no ocultaba.

Mi pulso ya acelerado se descontroló un poco más al sentirla a mi espalda. Sus manos se entrelazaron justo sobre mi pecho, obligándome a actuar con prisa. Tomé sus muñecas para guiarlas hacia abajo, me negaba a que se diera cuenta de que tan rápido me latía el corazón por su culpa.

—Así está mejor. En mi pecho limitas mis movimientos por la lesión.

Estuve seguro de que no soné nada convincente, aun así, sostuve mi mentira. Intenté relajarme antes de encender el motor, estuve a punto de conseguirlo, sin embargo, Abril me saboteó al empuñar la tela de mi camisa. El abdomen se me tensó porque me tomó desprevenido.

—Perdón, ¿te lastimé?

Sus uñas rozándome la piel me generaron todo, menos dolor, negué y aceleré de golpe, molesto por la falta de dominio que siempre demostraba ante ella. La respuesta de Abril fue dejar de simplemente sujetarse, para abrazarme, la tenía tan cerca que podía sentir sus pechos aplastándose en mi espalda, y el ritmo acelerado de su corazón retumbando con fuerza.

—Abril, juro por Dios que sé conducir una moto. No vas a caerte —grité por el viento, al sentirla temblar.

—Lo sé. Lo sé —repitió, en un tono apenas audible.

El aire golpeándome el cuerpo no me destensó, como solía suceder. Estaba agitado por tenerla tan cerca después de tanto tiempo y de aquella forma tan inesperada. Se suponía que no iba a suceder así, que la vería el viernes cuando ella fuera a la guardería por Nala. Me había mentalizado para ese momento, de ahí la frustración que sentía por lo desprevenido que me tomó estar frente a ella.

Abril me había hecho pasar días miserables, y varias noches sin dormir, aun así, no podía ser indiferente a ella. Me tenía perturbado con el simple hecho de abrazarme por la espalda, como si nada hubiera ocurrido entre los dos, como si no me hubiera prometido jamás buscarla. La impresión por tenerla cerca no se diluía ni con el paso de los minutos, mis sentidos continuaban alerta a toda ella, tan afectado que mi respiración no lograba acompasarse.

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