Capítulo 24/2

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🏁Christian🏁

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24.2 Llamas gemelas 

El nombre y el número de Javi aparecieron en la pantalla iluminada. Lo observé por un largo momento debatiendo interiormente si realmente era una buena idea responder. Aquella noche no estaba seguro de nada, cada una de mis acciones habían sido desacertadas, jamás me sentí tan imbécil como en aquel momento en el que permanecía dentro del auto observando la calle.

—Christian —Javi dijo mi nombre en cuanto tomé la llamada—, Daisy me está preguntando a qué hora vendrás.

—Pronto —respondí, con la mirada fija en la casa a mi derecha.

—¿Estás en camino?

—No.

—¿Traerás a Abril?

Silencio. Hubo silencio incluso en mi mente porque me quedé en blanco procesando una pregunta para la que no tenía respuesta. Apreté los párpados en un acto reflejo al dolor de cabeza que padecía, tan tenso que cada movimiento se sintió lento.

—Me pidió un tiempo. La mandé a la mierda, le dije que no iba a rogarle.

—¿Entonces vendrás solo? —La cautela en su voz me hizo darme cuenta de que Javi sabía que era una situación complicada. No había espacios para broma, no tenía humor para lidiar con una sola.

—Tengo una hora fuera de su casa.

—¿Qué piensas hacer?

Observé de nuevo hacia la ventana en la que la luz encendida me permitía ver la sombra de Nala moviéndose de un lado a otro. Los cuestionamientos llegaron tan rápido como el ruido de la respiración de Javi detrás la línea, el único ruido que se escuchaba.

—No lo sé. Yo no lo ruego a nadie, no lo haré con ella.

—Entonces sal de ahí y ven a casa. Daisy y yo te estamos esperando.

—Pero quiero verla —confesé, molesto conmigo por caer en algo así.

Escuché un suspiro y el ruido de la respiración de mi coach. Javi parecía estarse alejando del ruido, la música de fondo dejó de filtrarse a través de la llamada. Odiaba que se metiera en mi vida, sin embargo, como cada vez que no sabía como manejar algo, quería escucharlo darme lecciones de las que refunfuña en vano. Siempre las escuché con atención.

—Baja, toca la puerta y dile que quieres hablar con ella.

—No, quiero que ella me busque a mí.

—Enciende el auto y conduce a casa. Lo que esperas no va a pasar, vas a permanecer toda la noche aguardando un momento que no va a llegar.

Fuimos momentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora