Nuevos peones

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Holmes siguió a los muchachos en cuanto pasaron corriendo a su lado. Sherlock iba a la cabeza en dirección al edificio de habitaciones. Se apresuraron a subir las escaleras a pesar del cansancio en sus piernas y el dolor en las rodillas. Al llegar al quinto piso se detuvieron a tomar aire por unos segundos y luego corrieron hasta el fondo de todo. Los cuartos habilitados terminaban abruptamente dejando un largo tramo de pared vacía hasta llegar a la puerta final. Sherlock tomó el picaporte e intentó abrir, pero estaba cerrado con llave. Golpeó desesperadamente la puerta y pegó su oído a ella.

-¡John!

Podría jurar que escuchó unos murmullos ahogados.

-¡John! ¡Voy a sacarte de ahí!

-Necesitamos la llave- dijo Victor.

-Al diablo la llave- soltó el detective.

Holmes retrocedió unos pasos antes de patear la puerta con todas sus fuerzas, una puntada de dolor atacó su herida y no fue capaz de volver a intentarlo. Se tomó el costado maldiciendo por lo bajo y se recostó contra la pared. Victor y Sherlock intentaron corriendo contra la puerta y chocando con todo su peso, pero fue inútil.

-Tenemos que ir con Greg- dijo el pelirrojo sobando su hombro.

-No, tal vez Moriarty le quitó la llave cuando lo tiró de la torre. Sería inútil ir con él- dijo Sherlock intentando recuperar el aire.

-¿Entonces que hacemos?

-Necesitamos fuerza- Holmes miró por la sucia ventana al final del pasillo. -Hay que buscar a la bestia

-Debería estar con Greg en la enfermería si es que no regresó a la biblioteca

-No sé como es su razonamiento, pero si entiende que no debe ser visto probablemente haya regresado- dijo Sherlock. -Hay que dividirnos. Iré a la biblioteca, ustedes vayan a la enfermería.

-¿Yo iré con él?- cuestionó Victor.

-Mantenlo vigilado. No confío en mí mismo pero sí en ti

El pelirrojo asintió mientras que Holmes soltó un bufido. Sherlock volvió a acercarse a la puerta y puso una mano en ella.

-¡No te preocupes, John! ¡Volveré por ti!

El bajo gemido que escuchó le confirmó que John lo había oído y que seguía consciente. Sabiendo eso dejó el quinto piso junto a los otros y se separaron al salir del edificio.

☠️☠️☠️

Viendo cómo todo sucedía, Moriarty observaba con una sonrisa las páginas del libro en sus manos. Siendo rápidos y cuidadosos habían regresado al sótano cuando sus rivales estuvieron lejos del edificio de habitaciones mucho antes de que comenzaran su búsqueda y ellos dejaran a John en aquel cuarto.

-¿Qué tiene ahí, profesor?- preguntó el Inspector Turpin.

Moriarty volteó a verlo cerrando el libro y poniéndolo tras su espalda con una sonrisa calmada.

-Nada que le interese, Inspector. ¿Cómo van las cosas por allá?

Turpin giró la cabeza para ver el otro extremo del sótano. En un rincón, sujeto con cadenas a una cañeria, estaba el Hamlet más melancólico. Tenía la mirada perdida en el suelo, había tierra bajo sus uñas y en las plantas de sus pies de cuando se resistió, sangre brotaba de su boca manchando su barbilla y sus blancas ropas.

-Todo está en orden. Espero que su alma sea purificada- contestó el Inspector apretando la cruz que colgaba de su cuello.

-Por supuesto que sí, todo pecador merece una segunda oportunidad- Moriarty se posó frente al príncipe y le alzó la cabeza con el libro. -Es por eso que te dejaremos con vida, de todas formas ya no volverás a compartir información. No sin tu lengua

Se inclinó cerca de su rostro sin borrar la sonrisa.

-Apuesto a que ahora desearías haber muerto por una espada envenenada, ¿no es así?

Apartó el libro dejando colgar la cabeza del príncipe una vez más y se dirigió hacia Edgar que estaba apoyado contra la pared jugando con sus pulgares.

-En cuanto a ti, Edgar, fuiste de gran ayuda. Espero contar con tu cooperación a futuro también

El joven alzó la mirada unos momentos, vio a Hamlet de reojo y solo asintió en silencio, sin deseos de terminar como el príncipe.

-Excelente. Pero no será suficiente, y ahora con el principito fuera estamos en desventaja. Watson está juntando muchos aliados

-Pero profesor, el joven John solo tiene tres hombres de su lado y Jim también. No veo la desventaja

-Inspector Turpin, por si no lo recuerda, Edgar llegó con alguien más y ese alguien es muy difícil de controlar. Podría ayudarnos o podría atacarnos, no podemos correr el riesgo. Debemos aumentar nuestro número

-¿Cómo hará eso? Ya no queda nadie

-Ah, será muy sencillo. En especial aprovechando que Jim se quedó en su habitación, así no se meterá en el camino

Moriarty le sonrió y caminó hasta el centro del sótano apartando al inspector. Abrió el libro en la página marcada, pasó los dedos por encima de las letras y comenzó a murmurar cosas inentendibles. El Inspector Turpin se aferró a su cruz y abrazó a Edgar cuando éste se acercó asustado. Las páginas comenzaron a brillar, extraños símbolos se formaron bajo los pies del profesor, su extraño cántico resonó con eco en todo el lugar y un fuerte viento repentino junta a un destello de luz obligó a todos a cerrar los ojos.

Cuando todo pareció calmarse, Moriarty abrió los ojos. El sonido del libro cerrándose sorprendió a los demás que también observaron el centro del sótano. Turpin ahogó una exclamación cuando vio a otro clon de pie frente al profesor. Era igual a ellos físicamente, parecía de su misma época y aparentaba ser un profesional de medicina. Llevaba una bata blanca sobre un traje de la cual sobresalían tijeras, tenía largos guantes negros, el cabello oscuro y despeinado, en su mano derecha sostenía una gran jeringa y su sonrisa generaba incomodidad.

-Caballeros- habló Moriarty dándose la vuelta. -Conozcan al Doctor Addison Bennet

וAnti-héroes Literarios•×Where stories live. Discover now