וAnti-héroes Literarios•×

Te debo una caída, Detective

Greg no sabía que hacer, no podía bajar de la camilla y auxiliar al detective que súbitamente había caído al suelo agonizando de dolor. Mandó al diablo a su pierna, se quitó las sábanas y se arrastró aguantando las puntadas en sus heridas hasta el banquillo junto a su camilla. Soltó un quejido al caer en el banco y un grito cuando se tiró al suelo, esa posición no era nada favorable para su cuerpo destruido. Con el brazo bueno se arrastró hasta el detective y lo revisó.

-¿Qué te pasa? ¡Holmes! ¿Qué sucede?

-Una herida... Abdomen...

Greg apartó sus manos y le abrió la camisa revelando una herida abierta.

-Describela...- pidió el detective.

-Es larga, um... Fina, delgada, como si fuera de un cuchillo pero, no sé, más grande. ¡Argh! ¡No entiendo nada!

-Vas bien. Por lo que entiendo... es una herida de hoja... Un arma blanca

-S-Sí, eso parece. De echo tienes dos, la otra está cicatrizando

-¿Una igual? Eso no puede ser...

-¡Olvida eso, Holmes! ¿Qué hago para detener el sangrado?

-Haz presión con un trapo, luego...

-¡No te desmayes, sigue!

-Mucha presión, si no le dio a un órgano vital entonces... Entonces...

-¡Holmes! Maldita sea

Agarró las sábanas para cubrir la herida mientras pensaba en todas las películas y series de hospitales que había visto, ¿qué hacían en caso de hemorragia?

-Sutura, ven de donde sale el sangrado y lo cierran, sí... ¿¿Cómo demonios voy a coser un órgano??

Soltó un grito cuando la mano de Hamlet rosó su cabello al caer, eso le dio una idea. Holmes había usado hilo para coser su lengua. Se quedó unos minutos más haciendo presión hasta que sintió disminuir la cantidad de sangre que salía, entonces se impulsó con la camilla del príncipe para ponerse de pie y revisó bajo la almohada de éste encontrado hilo y aguja gruesos.

-Perfecto

Se dejó caer al suelo ignorando su propio dolor, apartó las sábanas e hizo de tripas corazón para coser la piel. Se sorprendió a sí mismo por no vomitar y terminar con una decente costura, recordaba algo de hacer nudos con el hilo así que fueron cuatro puntos en total.

-Nada mal para- ¡Ngh!

Su pie hinchado empezó palpitar del dolor y ya casi ni sentía el otro. Se tiró junto al detective inconsciente y lo miró con una leve sonrisa.

-¿Quién cuidará de nosotros ahora?

Dió un último suspiro y cayó dormido, agotado por el dolor y los nervios.

☕☕☕

John golpeó la puerta varias veces hasta que un chico medio dormido le abrió.

-Anderson...

-¿Watson? ¿Qué haces aquí?

-¿Está Victor?

-No, no volvió. Probablemente se quedó en el cuarto de su amigo

-¿Sherlock?

-Sí, ese. Nadie quiere estar con él así que no tiene compañero de cuarto

-¿Sabes cuál es su piso?

-Su habitación es esta de enfrente

-Gracias

El chico cerró la puerta para regresar a dormir y John fue al otro lado del pasillo para volver a llamar, pero la puerta se abrió con el primer toque.

-¿Sherlock? ¿Victor?

El cuarto estaba vacío, no había rastro de los chicos. En el suelo encontró su chaqueta del equipo. La tomó y un escalofrío lo recorrió, sintió su pecho encogerse de golpe con un mal presentimiento.

En la oficina del decano, Mycroft estaba revisando unos papeles cuando su taza de té se quebró de la nada. La grieta cruzó la superficie limpiamente, ni una gota se derramó, pero por su sorpresa tiró un cuadro pequeño que decoraba su escritorio, era una fotografía de él y Sherlock cuando eran niños. Su hermano se reiría de él si lo viera actuar así, pero Mycroft aprendió a interpretar las señales a pesar de no ser supersticioso. Se levantó tomando su paraguas y se dirigió a la puerta, tomando el pomo justo cuando alguien golpeó desesperadamente del otro lado.

⚔️⚔️⚔️

-¡¡Sherlock!!

El joven Holmes se sostuvo del barandal cuando sus piernas perdieron fuerzas, se ahogó con el mismo aire y tosió escupiendo saliva roja, ¿por qué era roja? Bajó la mirada lentamente encontrando una espada atravesando el lado izquierdo de su abdomen. Si su mente no le fallaba, y rara vez lo hacía, ningún órgano importante fue dañado, podría recuperarse con atención inmediata, pero nunca imaginó que ser apuñalado dolería tanto.

Víctor apretó los dientes, el rey le sonreía victorioso mientras la hoja de su espada se manchaba con la sangre de su mejor amigo. Actuó por instinto, por ira; se lanzó hacia el rey y le hizo un corte limpio en el pecho obligándolo a retroceder y abandonar su arma. Volvió a cortar el aire con la hoja, con movimientos irregulares como si estuviera jugando a los piratas, hasta que lo tuvo acorralado contra el barandal. Acercó el filo al cuello de Richard aplicando presión suficiente para asustarlo y lo desafío con la mirada, por primera vez viendo miedo entre la locura.

-¡Un caballo! ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!- exclamó por piedad, suplicando un medio de escape.

Victor afirmó su agarre en la espada y sonrió.

-Siempre preferí Romeo y Julieta

Con un rápido movimiento alejó el arma y pateó a Richard hacia una muerte segura, si es que caía de cabeza. Para estar seguro se acercó a la orilla, alzó la espada en el aire con la hoja hacia abajo y la lanzó con toda su fuerza logrando clavarla directo en el pecho del rey loco. Ante sus ojos vio como el cuerpo del rey se evaporaba cual polvo junto a su espada y en su lugar solo quedaba un libro con tapa de cuero.
Volvió en sí cuando Sherlock agonizó al desaparecer la espada y cayó de rodillas.

-¡Sherlock!- Se arrodilló junto a él y lo sostuvo para ponerlo de pie. -Vas a estar bien, te llevaré a la enfermería y llamaré a tu hermano

-Tranquilo... No le dio a nada vital...

-Eso no lo sabes. Cállate y mantente vivo. ¿Tienes fuerzas para sostenerte?

Con mucho cuidado bajó las escaleras cargándolo en su espalda y dejaron la biblioteca. Cruzó el campus hasta el edificio principal y llegaron a la oficina del decano, solo pudo llamar una vez antes de que la puerta se abriera de golpe. Mycroft lucía consternado cuando abrió y su expresión empeoró al ver a su hermano. Inmediatamente lo metió en un auto y lo llevó al hospital sin hacer preguntas, Victor solo podía esperar lo mejor, y mientras lo hacía debía dar aviso.