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Minwoo había vuelto de la nada, diciendo que deseaba ver a su hijo luego de tres largas semanas sin tener ningún tipo de contacto. Pero Seungmin sabía que esa no era la razón por la que se encontraba ahí, él era consciente de que su propósito en Corea era casarlo con Yeji.

Luego de aquel extraño encontrón que tuvo con Christopher nada volvió a pasar entre ellos, lo más raro es que seguían manteniendo su antigua relación. Peleaban constantemente, casi hasta más que antes. Minwoo estaba harta de las miradas llenas de odio que se lanzaban el uno al otro, como si se trataran de dos niños incapaces de controlar sus emociones.

Mantenía su relación con Hyunjin, aunque ahora que su madre estaba en la casa debían tener mucho más cuidado, cosa que les excitaba aún más. Tener que ser silenciosos y la adrenalina de que los atraparan era algo de lo que ambos disfrutaban a más no poder, les encantaba sentir ese miedo crecer en su pecho cuando escuchaban pasos fuera de la habitación o cuando estaban en pleno proceso y alguien llamaba a la puerta. Les resultaba fascinante. 

—Seungmin, tenemos que hablar— anunció Minwoo entrando a su habitación, con Christopher siguiéndola por detrás. 

Lo único que había cambiado es que el rubio no había vuelto a entrar en su habitación desde aquella vez y verlo ahí de nuevo provocó que aquel episodio volviera a su mente reviviendo las emociones que sintió aquel día. Pudo notar que al mayor le pasaba lo mismo, su mirada viajó por la habitación hacía la dichosa pared que había atestiguado su carnal encuentro. 

—¿Que quieres?— cuestionó Seungmin con desinterés. 

—Mañana voy a hablar sobre el compromiso con Misuk, solo quería avisarte para que no hagas estupideces. 

—Pero yo no quiero casarme.

—¿Alguien te lo ha preguntado acaso?— cuestionó la mayor con diversión— No me importa lo que quieras, necesitamos el dinero.

—¿Tiene que estar tu consolador de feria aquí?

—Déjanos hablar solo chris, enseguida bajo— pidió la pelinegra con una sonrisa. 

Christopher llevó su mirada hacia Seungmin, quién mantenía su típica mirada vacía y lúgubre, como si en serio no hubiera nada en su interior. Dejó un muy pequeño beso en los labios de Minwoo y salió de la habitación. 

—¿Que pasa si me niego?— interrogó el menor— Si digo que no quiero casarme en frente de todos. 

—Sabes muy bien lo que te va a pasar— respondió Minwoo con una tétrica sonrisa— Hoy vales más que nunca, eres muy hermoso, con un rostro y cuerpo delicado. Es más, creo que me conviene eso a casarte.

Seungmin sintió su cuerpo temblar cuándo sintió la mano de Minwoo tomándolo por la barbilla para examinar su rostro. No podía huir de ella aunque quisiera, no podía dejarla atrás, siempre estaba un paso más adelante, acorralándolo contra su pasado. La odiaba y ella lo odiaba a él, lo sabía muy bien. 

—Ve haciéndote una idea de cómo cortejar a la joven Hwang, Seungmin— comentó Minwoo apretando su agarre— Nunca vas a librarte de lo que eres, así que aprende a controlarlo o abstente a las consecuencias. 

La mujer dejó un venenoso beso en su frente, antes de retirarse con elegancia del cuarto. Dejando a su hijo atrás, como siempre. Ella nunca había querido tener uno, jamás había deseado a Seungmin, pero fue obligada a conservarlo, por lo que no le quedó de otra más que tenerlo. 

El castaño no se movió de su lugar, sintiéndose abrumado por la horrible energía que le transmitía su madre. Odiaba llamarla así "madre", Minwoo era todo menos una madre, jamás iba a perdonarle todo el daño que le hacía. Aunque el no lo demostrara, o eso creía, las cosas que le decía Minwoo le dolían, no solo porque era su madre, sino también porque era la única familia que tenía. 

𓏲ָ 𝑺𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒎𝒐𝒎𝒎𝒚✨//ᶜʰᵃⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora