La ciudad de Busan era hermosa, nadie podía negarlo, pero ella no estaba ahí para admirar la vista o para pasear, ella estaba ahí para que su carrera no se desmoronara. De entre todas las personas que podría haber contratado eligió alguien que sabía podía mantener un perfil bajo, alguien que iba a ser capaz de infiltrarse en lugares a los que no cualquiera podía llegar. Era cierto, se trataba de un chico joven, pero eso no significaba que fuera malo en lo que hacía.
Había ido con la perfecta excusa de acompañar a los Hwang en un viaje de negocios, pero primero tuvo que deshacerse de Christopher, quién le había insistido en acompañarla. Minwoo no podía permitir que Bang se enterara de las cosas en las que andaba metida, temía que eso lo espantara, le gustaba mucho el rubio. Le pidió por favor que se quedara a cuidar a Seungmin, lo que el menor aceptó a regañadientes, sabía que ellos dos no se llevaban para nada bien, eran como perro y gato.
Llegó al edificio que tanto estaba buscando, para su fortuna se encontraba bien camuflado en una zona de la ciudad en la que no iba a ser sospechoso ser vista. Se adentro y subió las escaleras con suma tranquilidad, hasta llegar al departamento que le había sido indicado y tocó la puerta.
—Señora Kim, pase por favor— un joven muy lindo de brillantes cabellos la recibió— Tomé asiento ¿Desea algo de tomar?
—Un té por favor— pidió la mayor.
El pelinegro le encargó su pedido y el de la mujer a su secretaria, para luego poner su total atención en Minwoo.
—Bueno, dígame ¿Qué es lo que necesita?— cuestionó el menor.
—Quiero que investigues quien está intentando arruinarme y que lo mates.
Los requerimientos de Minwoo eran claros, ella quería muerta a la persona que estaba intentado acabar con su carrera. No quería verla sufrir, no quería venganza, simplemente acabar con todo. Hacía varios meses que estaba notando que las cosas no estaban saliendo como ella quería, notaba que había alguien que estaba saboteando sus planes, por eso mismo quería terminar con todo de una vez.
—Considérelo hecho señora.
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Seungmin despertó al sentir un brazo firme rodeando su cintura, no le dió mucha importancia, creyendo que se trataba de Hyunjin, hasta que recordó que este no estaba en la casa. Se giró topándose de frente con Christopher, plácidamente dormido.
No iba a negarlo, se veía muy bonito, más con ese leve puchero que se había formado en sus labios. Nunca había visto a Bang como una persona tierna, todo lo contrario, le parecía el hombre más ardiente que había visto en su puta vida, pero en ese momento, Christopher se veía como un niñito indefenso.
No sabía qué hacer, si seguir durmiendo, si levantarse y despertarlo o si despertarlo de alguna forma divertida. Seungmin amaba jugar, no era difícil darse cuenta, le gustaba provocar, calentar la comida y no comerla. Pero esta vez dudó, porque la ternura que sentía no le permitía avanzar en sus juegos sucios. Pero nada podía detener a Kim, menos cuando sintió el fuerte brazo del rubio apretando con fuerza su cintura para atraerlo más hacia su cuerpo.
