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La tarde era perfecta, una llovizna tenue y un atardecer de un precioso color naranja oscuro y azul pintaban el horizonte. Lastima que solo pudiera apreciar esas cosas cuando estaba drogado, bueno, casi drogado. Lo cierto es que el efecto estaba desapareciendo poco a poco, por lo que ahora podía pasar a, lo que él creía, la mejor parte. 

Cuando sus extremidades comenzaban a pesar y sentía su cerebro dormido, cuando todo se volvía lento y el tiempo se detenía, cuando literalmente su mente quedaba en blanco, sin ser capaz de procesar un solo pensamiento. Solo estaba él, arrodillado en el suelo y apoyado sobre la base de la gran ventana, apreciado cual niño los colores de ese oscuro atardecer. 

Nada podría interrumpir esos momentos, sabía que nadie iba a llegar, sabía que no querría salir, sabía que su madre podría gritar y patalear todo lo que se le diera la gana, pero nada lo inmutaría, porque ese era su momento. A veces solía ver a su alma despegarse de su cuerpo durante esos momentos, se le cruzaba la idea de que quizás se había excedido esa vez, pero al final siempre volvía a despertar vivo. 

Sus párpados se sintieron pesados, hasta el punto de no poder sostenerlos más, y los dejó caer, como se dejó caer a sí mismo. Ahí arrodillado en el helado suelo, dejando que su frente chocase contra el vidrio de la ventana y se mojara con la condensación que provocaba el choque entre el frío del exterior y la calidez de su habitación. 

Quizás era demasiada la paz que sintió en ese momento, debió haber imaginado que no era normal, que algo andaba mal ¿Acaso no se daba cuenta que no estaba hecho para ser feliz?

Se despertó de un grito al sentir como un objeto se clavaba en su muslo izquierdo. Como pudo intentó enfocar su mirada somnolienta, descubrir que mierda estaba pasando. Se trataba de una cuchilla, una cuchilla de cocina. Tenía casi media cuchilla clavada en el puto muslo.

¿Que caeajos estaba pasando? ¿Acaso estaba alucinando? ¿Se trataba de una pesadilla o finalmente había enloquecido?

—¡Tu tenías que irte en su lugar! ¡Maldito infeliz!

¿Iseul?

—¿Mamá?

Pudo ver a la mujer abalanzándose sobre él una vez más. No sabía qué hacer, cómo reaccionar, cómo moverse. Era su madre, no quería lastimarla a pesar de que sabía que estaba completamente fuera de sí. En ese estado era capaz de matarlo si no hacía algo. 

A pesar de que sabía que era extremadamente peligroso, retiró la cuchilla con rapidez de su muslo y se alejó lo más rápido que pudo de Iseul. Se puso de pie y tomó una camiseta que había arriba de su cama para luego salir de la habitación, no sin antes cerrar la puerta. Con ayuda del arma blanca corto la camiseta y la ató a su muslo por encima de la herida, para que ya no sangrar tanto. 

Pero la mujer no tardó mucho en aparecer nuevamente, a pesar de que ella era mucho más débil que Felix llevaba el control de la pelea y es que al pelirrojo se le hacía imposible lastimarla, no podía, simplemente no era capaz. Si él hubiese querido esa pelea ni siquiera habría existido, con un golpe de su parte todo habría acabado. Pero sus sentidos se bloqueaban cuando veía el rostro de la mujer. 

La misma mujer que cuando estaba sana se desvivía por él y sus hermanos, la misma que lo arropaba cada noche que podía y le contaba un cuento, la misma que contaba sus pequitas y por cada una de ellas le daba un beso y un abrazo. Era la misma. 

¿En qué momento todo se fue tan a la mierda?

En algún momento Iseul vió la cuchilla olvidada en el suelo y la tomó, intentando proporcionarle alguna puñalada a su propio hijo. Felix la empujo y se alejó como pudo, intentó llegar a las escaleras para bajar y llamar a la policía o a Chris, pero la mayor lo alcanzó. Lo empujó logrando que este cayera justo enfrente de los escalones y no tardó en agacharse para terminar lo que había empezado. 

Pero ella tampoco estaba en las mejores condiciones, por lo que se enredó entre sus mismos pies cayendo sobre el pelirrojo y empujándolo hacia las escaleras. Ambos rodaron escaleras abajo, Felix intentó aferrarse a la mujer para que esta no se golpeara tanto, pero fue en vano. 

Su visión era borrosa y la sala estaba en completa oscuridad, lo que dificultaba aún más que pudiera divisar algo. Sentía su cuerpo totalmente adolorido, su cabeza retumbaba, sentía ardores en algunas partes de sus brazos, abdomen y piernas. Con mucha dificultad logró elevar una de sus manos, la cual pudo distinguir de un color oscuro y brillante, era un líquido, caliente... sangre. 

No podía ver a su madre, no sabía cómo estaba ella. Lo intentó, realmente intentó moverse y buscarla, pero sentía su cuerpo entero apagado y su cabeza a punto de estallar, sumado a ese intenso y ensordecedor pitido que no podía dejar de oír. 

Christopher llegó a toda velocidad, casi bajó de la moto de un salto y la dejó tirada

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Christopher llegó a toda velocidad, casi bajó de la moto de un salto y la dejó tirada. Se acercó corriendo entre la multitud de gente, fue cuando vió a los camilleros saliendo de su casa con una persona completamente cubierta con las sábanas blancas. Sentía que el mundo se le venía abajo, estaba paralizado, sin poder reaccionar. 

"Resuélvelo antes de que sea demasiado tarde"

¿Acaso Kim sabía algo? 

—¡Señor, por favor deje de insistir, no puede entrar aquí!

Dirigió su mirada hacia el policía que acaba de gritar tal cosa, creyendo que dirigía a él. Pero se llevó una gran sorpresa cuando vió a quien estaban deteniendo. 

—¡Felix! ¡¿Dónde está?!— insistía Seo. 

¿Que mierda estaba pasando?

Decidió ignorar todo y se adentro a la casa, empujando y esquivando policías y paramédicos. Todo estaba manchado de rojo, había un enorme charco de sangre al pie de las escaleras, los escalones y las paredes salpicados. Todo parecía la escena grotesca de una película de terror.

¿Habría entrado alguien? ¿Iseul seguiría arriba? ¿Minwoo habría descubierto algo?

—Señor, no pude estar aquí dentro. Retírese, por favor— pidió un policía.

—E-esta es mi... mi casa— respondió el rubio— ¿Dónde está mi hermano? ¿Esta bien? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Quién entró?

—No podemos responder esas preguntas aquí, mil disculpas. Acompáñenos a la comisaría.

—Pero yo quiero saber donde esta mi hermano— insistió— ¡Felix! ¡Felix!

A pesar de que luchó, dos efectivos lo tomaron de los brazos y lo metieron a un patrullero, retirandolo del lugar, lleno de incertidumbre, sin saber si su hermano estaba vivo o no, sin saber que había sido de su madre o qué era lo que había pasado. 

¿Por qué no querían decirle nada de Felix a pesar de que suplicara por ello?

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Bienvenida gente bella a un capituño expres😋😋

Les voy a admitir q este es mi capitulo favorito hasta ahora, así q espero qma ustedes tambien led guste mucho, no olviden dejar su bella estrellita si así fue. Lxs tkm💖💖

𓏲ָ 𝑺𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒎𝒐𝒎𝒎𝒚✨//ᶜʰᵃⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora