Pete despertó por el sonido de su alarma. Estiró cada una de sus extremidades y dio un respiro profundo. Había dormido con tanta paz, como no lo hacía en un buen tiempo. Ese había sido un sueño reparador.
Fue a la ducha y se preparo un desayuno más nutritivo qué solo cereal. Ordenó algunas cosas más de sus cajas, ropa principalmente y trato de visualizar donde podría colocar las pequeñas plantas artificiales y otras decoraciones.
Preparo algo de comer, suficiente para llevar en un recipiente para su hora de comida más tarde. Salió con calma de su departamento, cerrando la puerta con su llave.
-Bien, comida primero- escucho una vocesita aguda y giro su vista por inercia, alcanzo solo a ver la espalda del pequeño que daba saltitos con una caja de cartón en una mano mientras la otra era sostenida por un adulto.
-Niños- dijo para si mismo con una sonrisa mientras iba al elevador.
De hecho, el área favorita de Pete, era pediatría, aunque era difícil ver a aquellos que no tenían más opción, por otro lado se sentía bien sostener su mano y darles al menos algún destello de felicidad o calidez dentro de la frialdad del hospital. La mejor parte era ver a los que se recuperaban, ya que aun tenían toda una vida por delante.
Llego a su lugar de trabajo caminando, dejando sus cosas en un locker e incorporandose a sus actividades.
-Vamos- le dijo uno de los practicantes.
-No lo se, no me gustan esos lugares- dijo algo incomodo mientras comían.
-Pero Pete.. te estas perdiendo tu juventud- le dijo el chico.
-Chay.. no lo entiendes. No ha sido fácil para mi, esos lugares no me hacen sentir seguro- dijo bebiendo algo de jugo de manzana.
Pete conoció a Chay el año pasado, el chico lo busco como tutor de algunas clases. Accedió esperando que esa actividad distrajera su mente del desastre qué era después de ser abandonado. Formó alguna especie de amistad con el chico, pero no lo suficiente para contarle lo que le había pasado.
Ahora se lo había encontrado como practicante en este mismo hospital.
-¿Cuantos años tienes? ¿Nunca fuiste a las fiestas de la facultad?- Pete negó con la cabeza- Es por eso... iras conmigo, descuida. Te ayudare a divertirte-
-No quiero, esos lugares no me dan confianza- repitio- Para ti es fácil, apenas tienes 20, no sabes medir el peligro-
-Claro que sí, se tomar precauciones. Te dejare pensarlo, es viernes. Iremos un rato, beberemos algo y te distraeras- el menor movió su hombro intentando motivarlo.
Quizás si debía intentar cosas nuevas, tenia miedo, estaría en un lugar con alcohol, personas no en sus cinco sentidos, donde había mucho contacto, a veces no deseado. Debía admitir que siempre quiso asistir a una fiesta, pero su novio nunca lo dejo, cuando quedo soltero ya era tarde, el miedo siempre lo vencía.
Ahora estaba mejor, pero aun así le preocupaba. Lo pensó toda la tarde, tal vez seria bueno salir un rato. Iría con el otro chico, no iba a buscar nada, solo a distraerse con un amigo, en ese caso debía estar a salvo, solo no permitiría qué nadie se acercara de más y tendría cuidado de no beber mucho, sabia que tenia muy poca resistencia al alcohol.
Termino su día de trabajo y se despidió de todos para volver a casa. Paso a comprar cualquier cosa rápida, aun distraido pensando en la propuesta de su compañero.
-Espera..- detuvo la puerta del elevador sin levantar la vista- Gracias-
-De nada- asintió solo viendo de reojo los zapatos del hombre. Finos, lustrados, elegantes.
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Inesperadamente
RandomVegas es finalmente feliz y libre de las ataduras de su padre desde hace algunos años. En cuanto se graduó de la universidad y consiguió un empleo se mudo a un departamento. Lejos de los negocios turbios, eso era lo mejor, estaba harto de los confli...