La madre de Venice

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-Conocí a la madre de Venice hace 4 años. Yo era un recién salido de la universidad, por primera vez mi padre me daba libertad sin vigilarme... incluso me regalo el departamento donde vivimos- contó con una sonrisa.

Pete sólo se quedo en silencio, dejándolo contar su historia con una mirada algo perdida.

-Necesitaba algo como esto- le dijo a alguno de sus antiguos compañeros de universidad.

-Te perdiste muchas fiestas de la facultad... claro que necesitas salir- le respondio- por allá... es linda-

Hizo contacto con la mirada de esa chica. Pidió otra cerveza y se acercó. Vegas sabía a que se iba a esos clubes, alcohol, cigarros, alguno con drogas por ahí, solo ibas a la perdición. Aun así, era esa sensación de hacer todo eso lo que lo motivaba, necesitaba disfrutar el hecho de salir del radar de su padre finalmente. No era muy responsable de su parte, pero no importaba.

La conoció un poco, ambos sabían realmente lo que se buscaba al iniciar contacto. Terminando rápidamente saliendo del lugar en su auto con dirección a casa de ella. No fue la primera, en algunas salidas anteriores tuvo encuentros así, incluso en las instalaciones de la universidad, pero eso era privado. Consiguió su teléfono, había sido bueno, pensaba en repetirlo, rara vez encuentras una persona que pueda satisfacerte por completo en este aspecto.

Cumplió su palabra, la contacto un par de veces más, antes de empezar con preguntas ligeramente personales. Lo que estudiaba, hermanos, padres, gustos en películas, se conocieron a mayor escala, sin descuidar los encuentros ocasionales, saliendo juntos a los clubes por las noches.

-¿Has tenido alguna relación?- le pregunto un día mientras volvía a vestirse.

-Si, he salido algunas veces ¿Y tu?- le pregunto ella aun desde la comodidad de su cama.

-No ¿Quieres intentarlo conmigo?- pregunto terminando de colocarse su chaqueta.

-¿Qué? Es la peor forma de proponer una relacion- le dijo divertida.

-Creo que.. Quiero intentarlo, nos entendemos bien- se acerco a dejar un beso en sus labios.

-Eso si, demasiado bien-

Empezaron a salir de manera oficial, iba por ella a casa, la llevaba de regreso, salían de compras juntos, al supermercado, las conversaciones se volvieron aun más profundas, podían pasarse el día riendo entre bromas y por las noches pasaba lo mejor entre ambos.

Aunque no duro mucho, algunos meses después empezaron las diferencias.

-Es que no entiendo ¿Por que tienes que hacerlo tu?- le reclamaba mientras ella metía ropa en una maleta.

InesperadamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora