Pete termino de lavar los trastes sucios y fue a planchar sus uniformes. Oficialmente llevaba un mes en su trabajo, no podía quejarse, le habían renovado su contrato sin problemas, tenia un trato amable con sus compañeros, Chay lo tenia como su consejero romántico, aunque por dentro Pete sabia que no era el mejor para darle consejos, su rutina era perfecta. Casi podía contar los pasos qué daba para llegar de ida y regreso a casa.
Rechazo un par de invitaciones más a salir, últimamente los chicos lo seguían mucho y no entendía porque. Chay le decía que era lógico ya qué era atractivo y amable, eso los hacia querer intentar algo más.
-Vamonos- se dijo a si mismo tomando su mochila y las llaves del lugar. Un par de veces se encontraba a su vecino "casi algo" de Chay.
Llego al trabajo solo para encontrarlo mordiendo sus uñas nervioso.
-¿Qué te pasa?- le pregunto mientras revisaba los expedientes de los pacientes que le tocaban.
-Quiero tener derechos- le dijo de mal humor.
-¿De que hablas?- pregunto confundido.
-Lo escuche llamando por teléfono- respondió el menor.
-¿Con otro chico?- pregunto Pete triste, al final todos eran iguales y te cambiaban aunque hicieras todo bien con ellos.
-No, peor... la voz era de un niño, le pregunto si volvería tarde- Chay libero un suspiro de frustracion- ¿Y si tiene un hijo escondido?-
-Puede ser su hermano- sugirió intentando ser positivo, viendo la situación así entonces no era lo que él pensaba.
-Macau tiene 20 años, es más probable que sea su hijo. Caí con otro idiota, tiene sentido qué no me haya pedido ser su novio todavia- acaricio su espalda con cuidado.
-Oye tranquilo... pueden ser muchas cosas ¿No tiene hermanos? Quizás es un sobrino- sugirió también.
-Cierto, tiene un hermano mayor- el menor dejo su berrinche a la mitad para pensarlo con más atención.
Con eso se quedo tranquilo el resto del turno. Preguntando algunas cosas sobre tratamientos y tratando de ayudarse mutuamente. Este mes el área de Pete era urgencias otra vez, pero ahora con pediátricos.
-Ya.. no llores bebé, ya paso- puso algo de cinta suave alrededor de la vía con medicamento- te sentirás mejor-
Pete desecho la basura y regreso a su escritorio.
-Tienes talento con los niños- le dijo Chay sentándose a su lado.
-Si, siempre ha sido así. No lo entiendo pero igual me gusta- respondió tranquilo.
-Es porque tu rostro es amable, incluso les hablas en voz suave. Tienes un instinto ¿No quieres uno?- pregunto.
-Chay, me gustan los chicos. No puedo tener uno aunque lo quiera- dijo divertido.
-Solo es una pregunta, puedes intentar adoptar, nunca se sabe- Pete se le quedo viendo un momento.
-Cierto.. pero es mucha responsabilidad un hijo, miralos- señaló los dos padres qué se encontraban a un lado del qué acababan de atender- Están preocupados, estresados, la atencion es cara en este hospital, verlo ahí conectado a algo debe ser difícil, aunque sea solo unas horas-
-Si, debes estar muy comprometido a cuidarlo sin importar nada- le respondió en voz baja su amigo.
-Vamos, ya nos dejaron indicaciones de otro- se puso de pie yendo a otra camilla para realizar sus actividades.
Había sido un día agitado, lo único que quería era irse a dormir, sus pies estaban matándolo.
Mientras tanto Vegas hablaba por teléfono con un repartidor qué al parecer no encontraba el edificio, rodó los ojos fastidiado y termino diciendo que saldría a la calle el mismo a recoger el paquete.
ESTÁS LEYENDO
Inesperadamente
RandomVegas es finalmente feliz y libre de las ataduras de su padre desde hace algunos años. En cuanto se graduó de la universidad y consiguió un empleo se mudo a un departamento. Lejos de los negocios turbios, eso era lo mejor, estaba harto de los confli...