Llegaron al lugar estacionando el auto cerca, Pete no entendía todo el drama de Vegas, era una calle transitada normal, con muchos jóvenes alrededor como cualquier otro lugar que él ha visto desde afuera. Antes de bajar le dio un anillo, con la indicación de usarlo en la mano izquierda y no se lo quitara mientras estaban ahí.
-Ven- lo rodeo por la cintura con uno de sus brazos- No pudiste conseguir una más corta- le reclamo jalando la orilla de su camisa para intentar cubrir lo muy apenas qué se veia del abdomen.
-No exageres, había peores, escogí la que me quedo más decente- caminaron hasta la fila de la entrada, donde había personas esperando.
-Volví..- le dijo con una sonrisa al guardia- Traigo compañía hoy- le dio una mirada a Pete.
Se sintió tímido por un segundo, la voz, la mirada y la actitud de Vegas era completamente diferente a segundos atrás. Se veía relajado, despreocupado, con una sonrisa llena de confianza y coqueteo. Pete recuperó la compostura devolviendole la sonrisa y llevando una mano a su pecho a modo de caricia.
-Enterado señor, la misma zona de siempre- le dijo el guardia para dejarlos pasar después.
-¿Qué fue eso?- le pregunto Pete cuando ingresaron.
-Te dije que tenía qué actuar como ellos aqui- le respondió mientras seguían avanzando.
-Te salio muy natural, lo que bien aprendes no se olvida- dijo algo irritado por pensar con cuantos había usado esas tácticas de conquista cuando salia a divertirse.
-No te enojes, tu quisiste venir- le dijo divertido colocandolo frente a él y sosteniendo ambos lados de su cadera mientras caminaban.
-¿Alguna otra cosa que deba saber?- pregunto.
-Me vas a ver hacer cosas y decir cosas que no te van a gustar- le dijo al oido para que lo escuchara por encima de la música.
-¿Por que?- pregunto subiendo unas escaleras.
-Porque aquí esos tipos solo vienen a hablar de dinero, mujeres, chicos, algunos de prostitución.. otros de armas.. otros de droga... aqui encuentras a toda esa gente reunida- respondió.
-¿Y por que lo haces tu?- se giro hacía él cuando llegaron a una puerta de cristal.
-Porque mi trabajo es mantener la relación en paz con mi familia, a la mayoría les vende papá droga.. ese es el negocio ¿Feliz? Ya te lo dije- lo tomó con fuerza de la cintura llevando su rostro al cuello de Pete- Perdoname, de verdad tengo que hacerlo para mantener su confianza y que no busquen estar en contra, es solo para mantener lo más parecido a amistad con ellos-
-¿Qué es lo que tengo que perdonarte exactamente?- pregunto llevando sus manos a los hombros, sintiéndose tímido ya qué había hombres que claramente podían verlos así.
-Trata de mantener la calma, si no lo soportas más dimelo en secreto y voy a inventar algo para sacarte- bajo una de sus manos a su trasero dando un ligero apretón- Maldita sea tampoco conseguiste uno más ajustado- se quejó del short qué llevaba puesto.
-También fue el que me quedo más decente- respondió intentando calmarse. Se sentía exhibido de alguna forma, pero el mismo se metió en eso al no escucharlo- Esta bien, soy bueno observando, intentaré ir con la corriente- Vegas lo miro un segundo antes de besarlo.
Cuando se separaron, Pete abrió los ojos y volvió a notar la sonrisa, mirada y lenguaje corporal de Vegas como en la entrada del lugar. Lo hacía sentirse intimidado, ese exceso de seguridad y mirada de autosuficiencia mezclada con tanta confianza y.. egocentrismo. Eran la mezcla de un imbecil en toda su extensión, sumando dinero y atractivo fisico, si, un patán completamente.
ESTÁS LEYENDO
Inesperadamente
RandomVegas es finalmente feliz y libre de las ataduras de su padre desde hace algunos años. En cuanto se graduó de la universidad y consiguió un empleo se mudo a un departamento. Lejos de los negocios turbios, eso era lo mejor, estaba harto de los confli...