Confusión

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Un día más en la vida de Pete, su adorada rutina qué no se atrevía a alterar ni por un momento.

Durante la semana anterior se encontró un par de veces a su vecino con el pequeño cuando iba al trabajo, al parecer su hora de entrada coincidía con que ellos llegarán de sus actividades, la mayoría de las veces.

Este era su día de descanso, estaba en la lavandería esperando a que su ropa saliera se la secadora para irse. Termino su cometido y regreso a su departamento con una gran bolsa llena de ropa blanca y otra con prendas de colores.

-Amigo Pete- escucho mientras sacaba las llaves de su bolsillo.

-Hola pequeño Venice- el niño llego corriendo hasta él.

-¿Qué es?- señaló las bolsas.

-Es ropa limpia, cielo- acaricio su cabello en lo que abría la puerta.

-Mucho...- dijo el pequeño, mientras Pete metía primero una bolsa.

-Venice, ven aquí- lo llamo Vegas- Esa no es tu casa- se acerco a tomar su mano cuando lo vio acercarse más a la puerta.

-Pero.. papá. Pete.. mira, mucho ropa- el menor señaló la otra bolsa qué era arrastrada dentro del departamento.

-Si, ya vi que es mucha- le respondió.

-¿Vienes de la escuela?- le pregunto Pete a Vegas.

-Llegamos hace unos minutos pero... no tengo ganas de cocinar- dijo Vegas con una sonrisa- Iremos a buscar algo-

-Pollito- dijo Venice dando pequeños saltos- ¿Te gusta?- pregunto jalando la mano de Pete con la suya libre.

-Si, claro. El pollo sabe bien- respondió divertido.

-¡Ven! Papá compra mucho- se balanceo entre sus dos pies.

-Venice, no. Pete esta ocupado- Vegas tomo ambas manos para que lo soltara, aunque por dentro si quería que saliera con ellos. Ya estaba cansado de solo saludar un hola o decir adiós.

-Pero...- el pequeño hizo un puchero- ¿Ocupado?- le pregunto a Pete.

-No hagas eso- lo regañó Vegas- Lo siento, no le hagas caso. No te interrumpimos mas-

-E..esta bien- les dijo antes de que se dieran la vuelta- Creo que tampoco tengo ganas de cocinar- dijo algo nervioso. Solo irían a comer juntos por casualidad, eso estaba bien. No es como que este iniciando citas, solo iran a comer y van con el niño, así que eso no cuenta.

-¡Si!- Venice dio saltos emocionados- amigo Pete, ven- estiró una de sus manitas hacia él.

-¿Quieres que la tome?- pregunto cerrando con llave su puerta y acercándose.

-Si, siempre debo tomar mano- Pete la tomo con suavidad y entraron al elevador.

-No trabajaste hoy- comentó Vegas mientras bajaban.

-No, me dieron descanso- respondió, notando que el elevador bajo hasta el estacionamiento.

-¿Entre semana? Qué horrible, te pierdes la diversion- respondió bajando.

-Ven Pete, al auto- el pequeño jaló su mano para que avanzara- negro, azul, negro, negro... ¡Blanco! Auto es blanco- dijo emocionado- mira.. aqui.. dinosaurio- le enseñó una calcomania en la parte de la ventana.

-Ya veo- fue todo lo que dijo con una sonrisa mas nerviosa. No era un auto del año, pero definitivamente si era reciente, bien cuidado, limpio, costoso. Paso saliva con fuerza.

-Entra- Vegas quito el seguro y abrió la puerta del copiloto.

-Gracias- subió despacio y la puerta fue cerrada, se giro un poco para ver como el menor se subía atrás y era asegurado con el cinturón.

InesperadamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora